⠀⠀⠀⠀✩✩✩ | CHAPTER NINE

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No supo quien soltó el gemido fuerte, probablemente ambos. Y es que Dick podía no ser virgen pero estaba apretado y Jason se estaba controlando demasiado para no lastimarlo.

Sentirlo alrededor de él era todo un paraíso y cuando Dick subió ambas piernas a las caderas de Jason para dejarlo entrar mejor, Jason pudo jurar escuchar a los ángeles cantando.

Lo tomo por su trasero y lo moldeo a su gusto, mientras se enterraba en el fuerte y rápido. Dick se mordía el labio para no soltar gritos y gemidos.

Jason noto como sus ojos cambiaban a un azul más oscuro pero aún tenían ese brillo encantador. Con una mano le libero el labio y lo beso duro, apasionado, mientras seguía moviendo sus caderas.

Dick soltó un gemido en su boca y arqueo la espalda al sentir a Jason tocando su punto de placer. El cuello de Dick quedo al descubierto y los colmillos de Jason empezaron a doler.

Jason jamás había sentido la necesidad de marcar a un omega, siempre se había enorgullecido de su autocontrol pero en ese momento empezaba a dudar de su existencia.

Sin pensarlo se acerco a su cuello oliendo su aroma, lo chupo y beso tratando de quitarse las ganas de marcarlo ahí mismo.

Dick arqueo la espalda al sentir los colmillos raspar su cuello, movió sus caderas al ritmo de Jason y cuando termino de besar su cuello lo atrajo hacia sus labios.

Unos minutos después, jadeando, llegaban al orgasmo al mismo tiempo. Dick soltó un gemido mientras se derramaba en el abdomen de ambos.

El nudo de Jason creciendo en el interior de Dick, ambos respirando dificultosamente. Cuando termino, Jason salió de Dick y este bajo sus piernas para apoyarse en el suelo.

No debería haber sido así.

Jason lo tenía todo planeado: se acostaría con Dick y lo olvidaría.

No debería haber perdido el control y saber que los dos lo habían perdido no era un gran consuelo.

Dick seguía temblando cuando se apartó un poco para tomar su ropa del suelo, algo tan desconcertante como quitárselo. Nada en Dick Grayson era lo que había esperado.

Dick parpadeó como desconcertado, sus mejillas ardiendo, los labios hinchados. Cualquiera que lo viese en aquel momento sabría que acababa de hacer el amor. Todo en él era tentador, erótico.

Tanto que mirándolo volvió a excitarse. Si no hubiera tenido el orgasmo más fantástico de su vida y si no estuviera intentando controlar el pánico.

—Ha sido asombroso —Dick se llevó las manos al pecho, como si así pudiera controlar los latidos de su corazón—. ¿Siempre es así? Bueno, ya sé que... en fin, no tenía ni idea.

Jason intentó abrocharle la camisa, pero era como si no supiera cómo hacerlo.

—Tenemos que irnos de aquí. ¿Conoces algún atajo para ir al aparcamiento? —hablo Jason.

—¿Quieres que nos vayamos? —preguntó Dick desconcertado.

—Desde luego.

—¿No vamos a hacerlo otra vez? —Dick soltó una carcajada al ver su expresión—. Sí, ya lo sé, parezco un tonto, ¿no?

—Vamos, tenemos...

—¿Por qué quieres salir corriendo?

—No es eso —Jason no salía de su asombro—. Intento llevarte a casa. Tú mismo has dicho que no querías rumores y si alguien te viera así, los habría.

—Ah, ya lo entiendo. Tú eres ese tipo de alfa —dijo Dick entonces—. Lo sabía desde el principio, claro. Y, sin embargo, he caído en la trampa de todas formas.

«Déjalo ir», pensaba Jason. «Deja que crea eso, será lo más fácil para todos».

—Pero yo he ganado este punto. Aunque el sexo sea estupendo, no merece la pena.

Y, después de decir eso, Dick se dio la vuelta.

Jason quería dejarlo ir, quería fingir que no lo había herido, que no estaba actuando como un idiota.

Pero sabía que era así.

—¡Espera un momento! —lo llamó—. Ni siquiera me has dado una oportunidad.

—¿Una oportunidad para qué? ¿Para qué me dejes plantado?

Había tal vulnerabilidad en su mirada que, sin pensar, Jason tomó su cara entre las manos.

—Tengo que ver a un cliente esta tarde, pero podemos vernos mañana.

—No quieres verme, lo que pasa es que te sientes culpable.

—Sí, es verdad —admitió él—. Prométeme que nos veremos mañana.

¿Ahora estaba suplicando verlo? ¿Cómo había ocurrido eso?

—Te invito a cenar —insistió.

Dick negó con la cabeza.

—No, gracias. Mañana se celebra la gala de Trabor Lights para las escuelas locales y yo estoy en el comité. Si me pierdo el evento, la gente se dará cuenta.

—Muy bien, entonces nos veremos allí.

—Déjalo, Jason. Yo sabía lo que estaba haciendo, no he dicho que te hayas aprovechado de mí ni nada parecido.

Allí estaba otra vez, esa sinceridad sangrante.

—Dick... —pero Jason no sabía cómo terminar la frase.

Le estaba dando la oportunidad de marcharse y debería aceptarla.

Pero antes de que pudiera pararse a pensar, lo tomó entre sus brazos. Sólo quería darle un abrazo de despedida, pero no pudo evitar robarle un último beso.

Y puso en ese beso todo lo que no podía decir, todas las emociones para las que aún no tenía nombre: el remordimiento, la disculpa, la sorpresa ante su asombrosa mezcla de ingenuidad, sinceridad y sensualidad, incluso el miedo.

Dick le devolvió el beso con una pasión que lo dejó temblando y tuvo que echar mano de toda su fuerza de voluntad para apartarse.

Pero cuando se apartó vio que el brillo de recelo en sus ojos había desaparecido.

Mientras Dick subía al coche. Jason estaba dándose de bofetadas mentalmente. Había empeorado la situación.

Debería salir corriendo y, sin embargo, había prometido verlo otra vez.

Se lo había suplicado.

¿Qué tenía aquel omega que lo convertía en un alfa idiota sin voluntad?

ACCIDENTAL FIANCÉ ── JAYDICKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora