Como habían esperado, la noticia de su noviazgo rápidamente ensombreció los rumores sobre la fotografía. El compromiso salió en portada y desapareció de las revistas casi antes de que su padre supiera lo que había pasado.
Hubo varias comunicaciones a través de su equipo, pero ni siquiera le envió un mensaje personal. Y Dick estaba decidido a ver su falta de preocupación como fe en su capacidad de hacer las cosas bien.
Después de todo, el interés de su padre en su vida amorosa había empezado y terminado con Barbara. La relación se rompió dos años antes, pero su padre seguía jugando al golf con ella todos los sábados.
Como la relación entre ellos era más bien distante, se alegró de que ya no fuera al Royalty. Dick se alojaba en Blüdhaven porque podía trabajar desde allí y, aunque tenía toda la casa para él solo, decidió instalarse en la casita de invitados, frente a la piscina, donde había convertido uno de los dormitorios en su oficina personal.
Normalmente conseguía trabajar mucho y bien, pero aquel verano su calendario social estaba lleno.
Jason iba al Saint Annes todos los viernes y durante los dos primeros fines de semana se alojó en un hotel, pero Dick insistió en que usara uno de los dormitorios de la mansión principal.
—Es una casa de diez mil metros cuadrados, es absurdo que te alojes en un hotel. Mi padre ya no viene por aquí, así que no hay razón para que no vengas —le dijo el segundo domingo, mientras veían un partido de golf.
—Puedo pagar el hotel, no te preocupes.
—Ya sé que puedes pagar el hotel, pero no es eso —insistió Dick, sorprendido por su tono.
No era desagradable, pero tampoco el tono burlón y despreocupado al que lo tenía acostumbrado.
Le gustaría preguntar qué le pasaba, pero eso era algo que haría un novio de verdad. Podría ser el trabajo, pensó. Invertir millones de dólares que no eran suyos debía de ser muy estresante.
O algún problema familiar. Jason tenía varios hermanos. Al contrario de Dick, que sólo tenía a su abuelo y a su padre. Aunque a veces complacerlos a los dos era imposible.
Claro que también podría ser otra persona, pensó entonces. Después de todo, ¿Qué sabía Dick de su vida personal?
—¿Hay otra persona, Jason? —preguntó Dick.
—¿Qué?
—Pareces disgustado y he pensado que tal vez... —Dick no terminó la frase, incómodo.
—¿Qué has pensado?
—No lo sé, que tal vez alguien en Gotham no está contento con la situación.
—¿Alguien como una pareja?
—Sí —admitió Dick.
—¿Crees que tengo una pareja en Gotham de la que no te he hablado?
—No creo que fuese tan raro.
Otros alfas lo habían hecho, Barbara, por ejemplo.
—¿No crees que te lo hubiese contado?
—Bueno, no es que nuestro compromiso sea algo que tuviéramos tiempo de planear.
—No habría sugerido que fingiéramos estar comprometidos si tuviese a alguien más — Jason sacudió la cabeza—. Si la tuviera, no habría hecho el amor contigo, para empezar. ¿Qué clase de persona crees que soy?
Dick pudo oler el enfado y sorpresa de Jason, claramente lo había ofendido suponiendo cosas como esa.
—Lo siento. Te he ofendido y no era eso lo que pretendía-
—Desde luego que me has ofendido.
—No serías el primer alfa que engaña a su pareja.
—No, ya lo sé. Pero yo no soy así.
—Lo siento, discúlpame. Parece que no conozco a muchos alfas sinceros.
—Deja de compararme con otros alfas, Dick.
Sí, debería dejar de hacerlo porque los otros alfas no podían compararse con Jason Todd. Y tenía la sensación de que sería siempre así. Que durante el resto de su vida ningún otro alfa podría estar a su altura.
Un verano con Jason Todd le había hecho ver claro que nunca conocería a nadie como él.
—¿Por qué me has preguntado eso? —inquirió Jason más relajado unos minutos después.
—Porque pareces tenso, casi enfadado. Pensé que te molestaba tener que mantener la farsa durante tanto tiempo.
—Sabía en lo que me metía cuando acepté.
Dick era muy perceptivo, lo cual no era una sorpresa dada su experiencia en el mundo de la política.
—Si no quieres contarme lo que te ocurre, no importa —Dick le restó importancia.
Aunque muy dentro de él, su omega se retorcía por hacer algo para que Jason no sonara tan disgustado.
Jason no era la clase de hombre que le abría su corazón a los demás. Tal vez debido a que era un alfa y a su educación también. En su opinión, si no podías decir las cosas con una analogía deportiva o automovilística, era mejor no decir nada.
Jason miró a los jugadores de golf por los diferentes hoyos, sus trajes caros y el equipo probablemente exclusivo para ellos, sus movimientos planeados y precisos casi como los de un ballet de agresiva belleza, dinero y privilegios.
El golf era de esos deportes etiquetados como muy elegantes y exclusivos para gente rica. Jason debido a su esfuerzo era rico y pertenecía a este, pero no era el mundo que él conocía. Y lo había recordado a menudo durante esas semanas con Dick.
Su pasado de clase trabajadora no lo acomplejaba en absoluto pero, aparentemente, sí acomplejaba a Dick porque no le había presentado a su padre, el senador.
Y eso sí lo molestaba. Le daba igual lo que todo el mundo pensara de él, pero lo que pensara Dick le importaba de verdad.
¿Pero cómo podía poner eso en palabras?
¿Cómo podía decirle al omega lo que provocaba en él? ¿Cómo podía explicarle lo que sentía?
Jason miro de reojo a Dick, perdido en seguir la bola de golf con una pequeña "o" en su boca y el ceño levemente profundo. Esos labios rosas lo provocaban demasiado.
No tenia una explicación ante lo que Dick lo hacia sentir con una simple mirada directa a sus ojos. Se toco la barbilla para tratar de encontrar las palabras correctas, sin tener éxito.
Por primera vez el alfa Jason Todd no tenia las palabras correctas y todo por un bonito omega de ojos azules.
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ACCIDENTAL FIANCÉ ── JAYDICK
Fanfiction𝐀𝐂𝐂𝐈𝐃𝐄𝐍𝐓𝐀𝐋 𝐅𝐈𝐀𝐍𝐂𝐄┊❝ Donde todo comienza a ordenarse en su camino. ❞ ➛ Jason Todd es un alfa «playboy» corredor de bolsas y Dick Grayson es un omega «puritano» hijo de un famoso senador. Ellos se conocen en un bar una noche, después d...