⠀⠀⠀⠀✩✩✩ | CHAPTER SEVEN

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Ambos llegaron a la línea de árboles en los lindes de la propiedad, la suave brisa que movía las ramas de los robles ahogaba el ruido del torneo y los invitados. Unos pasos más y el viejo lugar, bloquearía la visión del campo de golf.

El corazón de Dick latía a toda velocidad y no sabía si era por el deseo de salir corriendo o por el deseo de no hacerlo.

Estaba a punto de hacer lo primero cuando Jason tomó su mano.

—Vamos, dame algún nombre. Dime quiénes son esos hombres tan malos en la cama que te han hecho renegar del sexo.

—Yo nunca he dicho —empezó Dick a negar pero Jason lo interrumpió en seguida.

—¿Y si alguno de ellos estuviera saliendo con mi hermana, por ejemplo?

Dick intentó recuperar su mano, pero él no lo dejó y no tenía corazón para apartarse bruscamente.

—Seguro que ni siquiera tienes una hermana.

—Ésa no es la cuestión —mientras hablaba, Jason lo llevaba hacia la casa—. Podría ser una amiga mía, alguien a quien aprecio. A menos que me des esos nombres, no sabré en quién confiar. ¿Y si fuera mi mejor amigo?

Dick soltó una carcajada. Y el alfa de Jason reacciono de inmediato ante el sonido.

—Dudo mucho que tu mejor amigo sea el chico con el que fui al baile de graduación.

Jason se detuvo en seco.

—¿El baile de graduación? ¿Estamos hablando del instituto? ¿Hemos pasado de legiones de alfas que te habían decepcionado a la persona con la que fuiste al baile del instituto, un adolescente?

Si fuese otro hombre, el sarcasmo lo habría ofendido, pero Dick se encontró riendo.

—Nunca he dicho que hubiera sido una legión de chicos, eso te lo has inventado tú.

—Pero entonces estamos hablando de un adolescente. ¿Crees que puedes saber cómo soy en la cama basándote en tu experiencia con un chico del instituto?

—No fue sólo un chico.

Jason inclinó a un lado la cabeza.

—Veo que pones el énfasis en «uno» en lugar de «chico», de modo que seguimos hablando de chicos, no de hombres.

Dick se dio cuenta de que había caído en la trampa y, por fin, encontró fuerzas para soltar su mano.

—¿A dónde quieres llegar?

—No estás siendo justo y tampoco lógico. Basas tus argumentos en relaciones adolescentes.

—¿Y qué?

Dando un paso adelante. Jason lo tuvo contra la pared de la casa. A la luz del sol que se colaba entre los árboles, su expresión le pareció la de un lobo hambriento.

—Los adolescentes no tienen control ni experiencia. Y eso significa que no saben lo que hacen.

Sus palabras no dejaban lugar a dudas: él sí sabría lo que debía hacer. Con Jason no habría caricias torpes, ni disculpas, sólo placer. Dick sintió un escalofrío y tuvo que morderse los labios para disimular.

—Si fueras justo, tendrías que poner a prueba tus teorías. No con un chico, con un hombre.

Dick sabía lo que estaba pensando. Lo veía tan claramente como si sus pensamientos se proyectarán en una pantalla.

—¿Y qué sugieres entonces, que me acueste contigo para demostrar que tienes razón? —intentaba ser irónico pero por alguna razón sonaba como si estuviera sin aliento.

Jason lo estudió, en silencio, y Dick tuvo la impresión de que estaba intentando averiguar si era la clase de persona que se echaba atrás después de lanzar un reto.

—Puede que hoy te salgas con la tuya y puede que yo te deje hacerlo. O tal vez tengas razón y me aburriré pronto de perseguirte, pero si eso ocurriera, lo único que habrás conseguido demostrar es que eres más aferrado que yo, no que tengas razón.

—Pero sigues sugiriendo que me acueste contigo sólo para demostrar que tú tienes razón.

Jason pasó una mano por su brazo.

—No, lo que sugiero es que me des una oportunidad. Un beso, eso es todo lo que te pido. Puedes pararme cuando quieras. Si estoy equivocado, el beso no te afectará en absoluto.

Dick intentaba respirar con normalidad, pero le costaba trabajo llevar aire a sus pulmones. Incluso podía sentir como su omega soltaba sus olores de excitación.

¿Se habría dado cuenta Jason? ¿Sabría lo excitado que estaba con el simple roce de su mano?

—¿Y si tuvieras razón?

—Sólo te pido que lo intentemos. Un beso... ¿Qué puede haber de malo en un beso?

Dick inclinó a un lado la cabeza, como si estuviera pensándolo.

—¿Por qué es tan importante para ti?

—¿Por qué te esfuerzas tanto para negarme un simple beso? ¿Qué temes que pueda pasar?

Dick no podía ser sincero con él. «Temo perder el control por completo».

—¿Sólo un beso? —murmuró.

—Pararé cuando tú me lo pidas.

—¿Me lo prometes?

—Te lo prometo.

ACCIDENTAL FIANCÉ ── JAYDICKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora