⠀⠀⠀⠀✩✩✩ | CHAPTER SIXTEEN

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—Yo soy fútbol y tú eres golf —hablo por fin Jason.

—¿No te gusta el golf? —Dick arrugó el ceño, desconcertado—. Si no te gusta, no tienes que venir a los partidos.

—No, no es eso. Pero yo no crecí viendo partidos de golf. Probablemente tenía veinte años cuando descubrí que era un deporte y no sólo un pasatiempo para los ricos.

—Ah, ya —Dick asintió con la cabeza—. Bueno, mira, la jugadora que esta por tirar es Cassandra Cain y lo que hace...

—No, entiendo el deporte, entiendo lo que hacen.

—¿Entonces cuál es el problema?

—Que pertenecemos a mundos diferentes y eso no debería ser un problema, pero... —Jason movió lo hombros, intentando librarse de la tensión que se acumulaba allí—. Mira, entiendo que tengas dudas, pero la gente empezará a dudar si no me presentas a tu padre.

—¿Conocer a mi...? —Dick no entendía— ¿Eso es lo que te preocupa?

—Es un poco raro que no me lo hayas presentado. Nuestro compromiso apareció en los periódicos.

Dick lo miró, pensativo.

—¿Crees que me avergüenzo de ti?

Jason miró hacia el campo.

—Yo no he dicho eso.

—Yo soy fútbol, tú eres golf —repitió Dick, imitando su voz—. Yo no hablo de sentimientos, así que uso analogías deportivas.

Jason querría enfadarse con el, pero le resultaba imposible. ¿Acaso este omega bonito era capaz de leer sus pensamientos?

—Por cierto, tampoco tú me has presentado a tu familia —le recordó Dick.

—En eso tienes razón —tuvo que reconocer él—. Pero cuando quieras ir a Gotham para que mi madre organice una parrillada y te presente a mis hermanos, tíos, cuñados, primos y vecinos, sólo tienes que decírmelo.

Dick lo miró, sorprendido.

—Pero...

—Era una broma, ya he llamado a mi madre para contarle la verdad. Le he pedido que lo guardara en secreto y se cortaría las venas antes de traicionar a uno de sus hijos.

—No estoy preocupado.

—No quería que se emocionase, ya sabes —Jason alzo las cejas e hizo un gesto con su boca—. Mi madre no suele leer revistas de chismes, pero está loca por tener nietos.

—Ah —Dick asintió con la cabeza aun embelesado ante sus gestos—. No hace falta que me los presentes, pero seguro que son encantadores.

—¿Encantadores? Volverían loco a cualquiera, te lo aseguro. ¿Qué ha dicho tu padre, por cierto?

—Lo que se podía esperar, que está deseando darte la bienvenida a la familia. Cree que eres el ejemplo perfecto de que la educación y el trabajo ayudan a la gente ambiciosa a superar sus orígenes humildes —Dick sonrió—. ¿No viste la conferencia de prensa?

—Sí, la vi. Mi secretaria me envió el link de internet. Pero has hablado con él personalmente, imagino.

—No, está muy ocupado —dijo Dick, sin mirarlo.

—Pero acabas de comprometerte. ¿No te ha llamado por teléfono? ¿No quiere saber nada sobre mí, el alfa que supuestamente va a casarse con su único hijo?

—He hablado con su ayudante varias veces. Ella me ha enviado tu informe.

—¿Qué informe? —Jason lo miro desconcertado.

Dick hizo una mueca. Mierda.

—Será mejor que no sepas nada más. Yo no le he preguntado de dónde sacan la información, ya sabes cómo son los políticos. Pero si así te sientes mejor, había un post-it con una nota que decía: Parece una elección sensata.

—Sí, eso es mucho mejor —replicó Jason, irónico.

—Siento lo del informe —dijo Dick sincero—. Seguramente no debería haberte dicho nada.

—Olvídalo —murmuró él.

¿Por qué se disculpaba? ¿Su padre era un imbécil y Dick pedía disculpas?

Debería ser el senador quien pidiera disculpas por no encontrar tiempo para llamar a su hijo por teléfono.

Jason apretó su mano.

—¿Tu padre no sabe que tiene un hijo estupendo?

—Soy un valor seguro para su equipo político, me dicen eso todo el tiempo.

¿Pero se lo decía su padre o los ayudantes de su padre? Ser un valor seguro no era lo mismo que ser querido. Iba a decirlo cuando Dick cambió de tema.

—¿Vas a alojarte en mi casa o no? Sé que el dinero no es un problema para ti, pero me sentiría mejor sabiendo que no estás en un hotel —soltó Dick sincero—. Además, yo vivo en la casita de invitados y la casa principal está vacía. Estarías más cómodo allí y...

Dick vacilo en seguir hablando y Jason pudo jurar que era una de las pocas veces que lo había visto nervioso.

—¿Y qué?

—Zoe, la ayudante de mi padre, me dijo que quería organizar una fiesta para celebrar nuestro compromiso a final de la temporada. Pero no te preocupes, la convenceré para que no lo haga.

—No, que haga lo que quiera. Y me alojaré en tu casa si así te sientes más tranquilo.

—La verdad es que no quiero ser un inconveniente para ti.

Lo había dicho como si no tuviera importancia, mirando el partido, pero esas palabras quedaron grabadas en la mente de Jason.

Debido a las circunstancias de su nacimiento, Dick se había sentido como un inconveniente toda la vida. En lugar de ver a su hijo por lo que era, un chico inteligente y maravilloso, el senador lo veía como una carga.

Mientras Dick buscaba su aprobación a toda costa. Era un hijo modelo y todas sus decisiones, personales y profesionales, tenían como objetivo beneficiar la carrera política de su padre. Y él no era capaz de agradecerlo.

En ese momento, Jason deseó no conocer nunca al senador Wayne porque podría darle un puñetazo.

Él nunca había sido una persona violenta, pero estaba dispuesto a pegarle a cualquiera que le hiciera daño a Dick. Primero había estado a punto de lanzarse contra Talia, luego pegarle a un reportero y ahora a su padre...

¿De dónde salía esa vena protectora? ¿Y por qué sólo Dick la despertaba?

ACCIDENTAL FIANCÉ ── JAYDICKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora