Un colectivero del 47 aburrido de su trabajo pasa por Liniers todos los dias a las siete de la mañana, hasta que un joven universitario que se toma su colectivo todos los dias viene a alegrar sus mañanas convidandole mates y facturas.
Historia insp...
Un somnoliento Leandro se levantaba temprano para ir a su trabajo, no tenía ganas de ir la verdad, prefería quedarse en su cama calentito hasta las 10 y olvidarse de todas sus responsabilidades, pero no podía hacer eso porque aparte de que lo despidan le iba a arruinar el día de laburo o estudio a un montón de personas así que no tuvo otra que hacer su rutina de todos los días. Se lavó la cara y los dientes, se vistió con una camisa celeste y un jean, toda la facha de colectivero. Fue al comedor a tomar su "desayuno", si es que podía llamar desayuno a un matecocido tibio con unas galletitas con agua, tenía más hambre pero no podía llegar tarde así que fue a las piezas de su mamá y hermana y les dió un beso a cada una antes de irse. Tomó una campera medio abrigada, su mochila, agarró su bicicleta y fue a la terminal del 47.
Ya iba a ser un año que era colectivero y ya tenía ganas de jubilarse, a lo primero era emocionante conduciendo ese gran transporte, llendo por las calles viendo el amanecer pero de apoco se fue hartando de tener que ir todos los días. Era una constante rutina de saludar a sus compañeros, subir al colectivo, ir por las mismas calles todos los días, crusarcer a los mismos pasajeros, tener pasajeros que le caían mal pero tenía que aguantarse porque no podía darle una piña a algún pasajero o lo despedian. No podia darse el lujo que lo despidan, porque se aguantaba eso por su familia, su mamá y hermana eran el motor que lo levantaba todos los días para ir a su cansador trabajo. Desde que su papá se había ido él tenía que ayudar y tomar la riendas de la casa junto a su mamá, ambos trabajaban para mantener la casa y llevar el pan de cada día. Su mamá atendía un kiosko cerca de su casa y su hermana iba al colegio a 3º, mientras él no volvía hasta las 19, venía cansado pero un abrazo de su hermanita cada vez que el cruzaba la puerta le devolvía la energía.
Mientras pensaba en muchas cosas con los auriculares puestos escuchando "Wos" ya había llegado a su trabajo. Saludó a sus compañeros, agarro las llaves del colectivo y se subió. Al menos corrió con la suerte de que pudo decorar el colectivo, que ya consideraba suyo, con cosas de su equipo de fútbol "Boca". Era muy fanático y se puso contento cuando pudo decorarlo como quiso, llegando a un acuerdo con la empresa y sus compañeros que eran de boca como él.
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