Capítulo 9-La verdadera historia

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—¿El diario de Hinata? —Preguntó Hiashi confundido, no tenía idea de que su hija mayor tenía algo así en su habitación, quizás ahí podía descubrir cuál era la percepción que tenía de él y sobre sus entrenamientos.

—Así es. — Asintió Hanabi preocupada. —Naruto, no creo que sea buena que lo leas...los diarios son privados y estoy segura de que a mi hermana no le gustaría que alguien lo lea.

—Lo entiendo, tranquila. —Se aclaró la voz el rubio. —No pensaba leerlo.

—Estoy de acuerdo, si es algo importante para Hinata...debe permanecer en la mansión Hyuuga. —Carraspeó Hiashi. —Hanabi, entrégame ese cuaderno. Yo lo cuidaré.

—Lo siento, padre. Pero tampoco creo que tu debas tenerlo, son cosas privadas de mi hermana.

—¿Qué quieres decir? —Gruñó.

—Disculpen que me entrometa...—Habló nervioso el rubio, viendo como ambos volteaban a verlo. —Pero me parece mejor idea que Hina-chan lo conserve, quizás de ese modo puede recordar su pasado.

—¿Eh? ¿A qué te refieres con recordar? Naruto-kun. —Preguntó la pequeña confusa.

—Jeje no es nada, Hina-chan. —Le respondió nervioso.

—No entiendo porqué dijiste "Recordar"

—Eso es porque...

—Naruto quería decir que leíste esa historia hace mucho tiempo, pero no la recuerdas en este momento porque eras muy pequeña. —Interrumpió Hanabi. —Pero algún día lo harás ¿Verdad, Naruto?

— Sí, eso es.

—Está bien...—Susurró confusa, entonces miró a su hermana. —Entonces ¿Puedo conservar el cuaderno mágico?

—Pues...no lo sé. Quizás deberíamos consultárselo a Tsunade-sama. —Miró al rubio preocupada. —Pero...mientras, podrías tenerlo. —Le respondió a Hinata con una sonrisa.

—¿De verdad? ¡Gracias! —Le sonrió la pequeña.

Después de que Hinata se despidiera de los presentes, Hiashi tuvo que aceptar a regañadientes que su hija se marchara con el rubio de ojos celestes, porque en esos momentos era el único que podía hacerse responsable de ella sin recibir un berrinche de su parte. Así que, aceptó que se fuera, esperando que encontraran pronto la cura a dicho Jutsu rejuvenecedor que había recibido su hija.

En otra parte de Konoha, se encontraban reunidos Tsunade, Shizune, Shikamaru, Kakashi, Baki, Gaara y Kankuro en una cámara subterránea que sólo algunos anbu conocían, ya que se utilizaba para reuniones secretas por los Kages de cada aldea.

—No puede ser...Temari ¿No es mi hermana? —Preguntó Kankuro confuso, recordando todos los momentos que había pasado con ella. —No puedo creerlo...crecimos juntos.

—Es verdad, Kankuro. —Suspiró Baki con seriedad. —Pocos conocen esta historia, porque sólo los altos mandos de Suna conocen los detalles. Pero puedo comprobar que los hechos son verídicos, porque yo mismo estuve ahí cuando ocurrieron los acontecimientos.

—¿A qué te refieres? ¿Lo sabías todo este tiempo? —Preguntó Gaara con serenidad.

—Sí, lo siento. —Les dijo a ambos hermanos. —Le juré a sus padres que no hablaría con nadie de esto, salvo que fuera estrictamente necesario. Y creo que ha llegado el momento.

—Eso explicaría porque no hay fotografías de cuando era bebé. —Susurró Kankuro triste.

—Y porque no nos reconoció. —Completó Gaara.

Hina y Temi-ChanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora