21:18 pm — España
Con Orslok nos pasamos todo el día fuera de casa recorriendo y conociendo Madrid. Yo estaba emocionadísima con cada cosa nueva que veía y más con los lugares emblemáticos que me tenían sacando fotos como desquiciada. Luego de recorrer por un par de horas fuimos a comer y beber algo. Orslok quería que salieramos de fiesta esta noche, al principio no me entusiasmaba la idea porque no sé cómo se pone él cuando se emborracha y en verdad me daba un poco de fastidio lidiar con borrachos, pero después de muchas súplicas pudo convencerme. Así que aquí me encontraba arreglándome para irnos. Me estaba retocando el maquillaje por última vez cuando Orslok me llama por segunda vez.
—¡Valu, ya tenemos que irnos!— grita desde el salón.
Guardé el maquillaje, me eché un poco de perfume, agarré mi bolso y bajé las escaleras.
—Hostia, por fin, tía— dice con fastidio agarrando su chaqueta— Julián ya está abajo, vámonos.
Julián era un amigo de Germán, iría con nosotros y un par de amigos más, según Orson era muy majo y guapo. Se había dedicado toda la tarde en molestarme con él, ya que al parecer era segudor mío. Yo le seguía el juego en broma pero en verdad no tenía ningpun interés en coquetear con él. Fuera del edificio estaba estacionado un auto blanco muy lindo, Orslok se adelantó y abrió la puerta de atrás.
—Hey, tío, ¿cómo estás?— saluda mientras se sube.
—Hey, muy bien, ¿y tú?— responde él.
—Bien, bien. Esta es Valu, te la presento— dice riéndo. Yo me subo al auto cerrando la puerta.
—Hola, soy Valu, un gusto— me presento.
Él se da la vuelta para saludarme de dos besos. El chico era muy guapo, me sorprendió en verdad. Tenía el cabello por arriba del hombro y rubio. Sus ojos eran de un azul muy lindo con pestañas larguísimas que los hacían destacar más. Un par de tatuajes se asomaban por su cuello y manos, Orslok tenía razón.
El resto del viaje la pasamos escuchando música y conversando. Julián era muy hablador y chistoso, además que— no es por ser egocéntrica— se notaba que estaba coqueteando conmigo. Con Orslok nos mirabamos divertidos sin decir nada, yo solo lo ignoraba. Cuando llegamos fuimos directamente a pedir bebidas, el lugar era muy grande y había mucha gente. La música no era mi favorita pero no estaba mal, la mayoría ya estaban bastante borrachos bailando. Con Orslok pedimos unos tragos y nos dirigimos a unos asientos donde estaban sus demás amigos. Todos eran simpáticos y graciosos, gradecía que se esforzaran en incluirme y hacerme sentir cómoda. No costó mucho para que yo entrara en confianza y les siguiera la charla con naturalidad. Estaba tan a gusto con ellos que no me di ni cuenta cuando ya empezaba a sentirme mareada, ya era mi quinta cerveza y para mi eso es demasiado. Mi habilidad de emborracharme fácilmente no era un problema ahora mismo, al contrario, estaba más feliz que nunca. Estaba hablando con Daniel, otro del grupo, cuando Julián me toma del brazo.
—Oye, ¿quieres ir a bailar?— propone con una sonrisa. Ay weón, no me hagas esto.
—Sí, obvio— nos dirigimos a la pista mientras cantábamos Punto 40.
Julián me tomó de la mano mientras me acercaba a él de la cintura. A pesar de que estaba borracha, intuía lo que tenía en mente. También sabía que dejarme llevar por el hermoso chico que tengo al frente era mala idea. "Hay mucha gente", pensaba mientras movía mis caderas. Y sí, es probable que al menos una persona de aquí sepa quien soy y eso podría jugarme en contra. Finalmente decidí disfrutar el momento y seguir bailando, a lo lejos veía a Orslok ligar con una chica y eso me dio a entender de que tal vez debería hacer lo mismo. Agarrar con un español no se da todos los días, ¿cierto?
