05:45 am — Andorra
Quedarme donde Vegetta era mi última opción, sabía que nunca me dejaría puertas afuera pero era más una molestia, tanto para él como para Silvia. Quedarme con Willy era imposible, ya está muy ocupado con su hija y yo solo llegaría a joderles. Lolito no era tan amigo mío y Robleis vive a mi lado, sería como estar en casa. Esta semana Alex no estaba y me parecía irrespetuoso quedarme solo ahí con Aroya. Así que por ahora me tocaba aguantar y finjir que todo estaba bien con Irina. Ahora estaba despierto pero fingiendo que dormía mientras escuchaba como ella llegaba a casa. Ya era costumbre escucharla llegar a esta hora, según ella sale con amigas a bailar o comer. Obviamente al principio le creía, por imbécil más que nada pero si nos ponemos a pensar Andorra es muy pequeño, hay pocas opciones para divertirse, casi como un pueblo, joder. Qué ganas de salir todas las noches ni que nada, la teoría de Alex me pesaba en la cabeza y no me dejaba dormir. Me sentía como un adolescente sin experiencia, que no sabe como dejar una relación tóxica por dependencia. Si mi madre supiera todo lo que se me pasa por la cabeza me daría un gran golpe.
Irina se sacó los tacones sin cuidado y los tiró por ahí, se acostó en la cama con ropa casi en la orilla y se tapó quitándome gran parte de la colcha. A los minutos su respiración se calmó. El olor en la habitación era una mezcla de cosas; entre alcohol, cigarro, sudor y mucho perfume, su perfume. Prefería ya no preguntar nada a Irina, sus respuestas solo eran insultos y frases excusadoras. Mi corazón se iba destrozando cada vez más, sentía que la linda relación que teníamos hasta hace un par de meses ya no existía más, ya no había cariño, comunicación ni interés. Era como si ninguno de los dos quisiera hacer algo por cambiarlo o mejorarlo, ella por su parte porque no quería y yo porque no sabía cómo. Aveces me pongo a pensar que lo merezco, lo merezco por haber engañado a Jen o por haber sido un gilipollas cuando joven. Que tal vez a mis 32 años se me está devolviendo todo con esta relación, pero luego recuerdo todos estos años con Irina y siento que necesito arreglarlo. ¿De quién me apoyaré si no está ella?
Decidí levantarme de la cama e ir a hacerme un café. Esta sería otra noche sin poder dormir y en verdad ya me daba igual. Luego de prepararme el café bien cargado me fui a la terraza a ver el amanecer, el cual estaba más bonito que mañanas anteriores. Llegó Wilson a mi lado rascándose y bostezando, le acaricié un rato hasta que se fue corriendo a la terraza de Robleis cuando vio aparecer a su gato. Los veía jugar mientras seguía en mis pensamientos. No puedo dejar de pensar que solo quiero que mi relación vuelva a ser la de antes, quiero volver a estar en paz y sin putos dramas, ¿es mucho pedir?
06:27 am — Italia
Hoy era el último día de mi familia en Italia, desgraciadamente eso significaba otro ataque de nervios de mi mamá, la cual quería llegar lo antes posible al aeropuerto porque ya faltaban 3 horas para el vuelo y según ella ya era muy tarde. Me encontraba apoyada en el auto de mi tía con mi primo Dante escuchando el alboroto que había dentro de la casa y tomando café. Estábamos esperando a que mi mamá revisara cada rincón de la casa por si se les quedaba algo y que se despidiera mil veces de mi abuela y mi tía. Mi papá salió de la casa con todas las maletas casi a la rastra, el pobre tenía la vena del cuello hinchada y las cejas fruncidas. Echó las maletas atrás y dio un gran suspiro.
—No creo poder aguantar a tu mamá por 17 horas más— dice subiéndose al copiloto— No pienso sentarme al lado de ella - explica.
Con Dante solo nos miramos divertidos pero prefirimos no opinar mucho. A los minutos después salió mi hermano con mi mamá detrás, la cual seguía despidiendose y dándole las gracias a ellas a los gritos. Mi hermano miró con frustración a mi papá cuando se dio cuenta que le había robado la idea. Este solo se subió sin decir palabra.
