ᔕᕼᑌTᗪOᗯᑎ

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Dσɱҽʂƚιƈ ϝʅυϝϝ

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❝No importa lo que creas, siempre y cuando seas sincero.❞

—Charlie Brown.

El invierno se estaba acercando, eso podía notarse en el aroma que mantenía el aire, en la frialdad en el ambiente que estaba lentamente cubriendo de escarcha las hojas caídas por el otoño, y en la manera de vestir de las personas, cubiertas de abrigos largos de lana y bufandas de diferentes colores. La verdad es que el otoño le profería un encanto bastante peculiar a la ciudad de Karakura, al punto de que sería imposible pensar que alguna vez fue el escenario de una guerra, dos en realidad,

Imposible de pensar para quienes no lo habían vivido, claro está.

Con la débil luz del sol, casi blanca, entrando por la ventana de su cuarto hace rato que Yoruichi estaba despierta, pero seguía de costado, apoyando la cabeza en su mano y su codo en la almohada y observando a la muchacha que dormía a su lado, la miraba con una gran sonrisa pegada en su rostro, una bastante diferente a la típica sonrisa juguetona que solía mostrarle a Ichigo o a Byakuya, o la sonrisa que le enseñaba a sus amigos de la infancia. Esta era una sonrisa más dulce, con cierto toque soñador, relajada.

La sonrisa de quien contempla al amor de su vida.

Era raro que fuese la Shihoin la que se despertaba primero, pues la mayoría de las veces Soi Fong solía madrugar para su sesión breve de ejercicio matutino antes de atender sus ocupaciones. Pero esta vez su pequeña abeja había decidido aprovechar un tiempo libre que había recibido por órdenes de la capitana Kotetsu debido a ciertas complicaciones provocadas por el estrés excesivo. La sanadora le había dicho que tenía que alejarse un tiempo de su escuadrón y del Omnitsukido si no quería morir por sobrecarga de trabajo, y si bien Soi Fong había tratado de renegar, como siempre, sólo había bastado una mirada "amable" por parte de la mujer de cabello blanco para que Soi Fong se sometiese a su voluntad.

O eso había sido lo que había asimilado Yoruichi, porque lo que ella había entendido era que ahora tendría a su chica sólo para ella una semana entera. Puede que no fuese mucho para cualquier otra persona pero para Yoruichi, cada mínimo momento junto a Soi Fong valía oro.

En consecuencia, Yoruichi estaba saboreando lo mejor posible esa rara ocasión en la que tenía oportunidad de observar la expresión de la capitana al dormir, tan transparente y serena, casi similar a estar viendo descansar al más tierno bebé, por muy extraño que pudiese sonar eso.

Al cabo de un buen rato la muchacha de piel más clara empezó a removerse en el sueño, los párpados se apretaron y comenzaron a abrirse con lentitud, Soi Fong se quejó, probablemente por el brillo de la habitación, y se tapó vagamente con su mano. La sombra de Yoruichi se cernió un poco más sobre ella, y unos dedos morenos se entrelazaron con los suyos propios.

♡◦◦≫ᑭEᗩᑕᕼ≪◦◦♡ YOᖇᑌᔕOIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora