ᗩT TᕼE Eᑎᗪ

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Wαƚƈԋιɳɠ ƚԋҽ ʂυɳɾιʂҽ

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❝¿Alguna vez has conocido a alguien que fuera feliz y que todavía esté en su sano juicio?❞

—Snoopy.

Yoruichi no era en lo absoluto una persona madrugadora, por lo menos ya no lo era.

Cuando era capitana del segundo escuadrón y líder de las fuerzas especiales madrugar se había vuelto una costumbre, una obligación autoimpuesta que odiaba, pero de la que sabía que no podía escapar a no ser que dejase su puesto. Cosa que no era en lo absoluto una opción puesto que su familia nunca lo permitiría, esto contribuía a que la morena se sintiese aún más asfixiada de lo normal y si de ella dependiese, hace tiempo que habría mandado todo a la basura, sin embargo su orgullo no se lo permitía. Dicho esto, lo único que conseguía evitar que acabase perdiendo la cordura o cuando menos sacudiendo compulsivamente a todo el que se le cruzara era su amigo Kisuke.

Eso hasta que apareció Soi Fong....

Era incluso redundante decir que aquella chiquilla de cabello negro azulado había colocado su vida patas para arriba, en más de un sentido. Desde que pasó a formar parte de su más cerrado círculo de guardaespaldas rápidamente la Shihouin había notado que aquella jovencita era una verdadera... Entrometida, tocando su puerta hasta obligarla a abandonar sus cálidas cobijas, prácticamente arrastrándola fuera de su habitación y a menudo quedándose como niñera en su oficina sólo para asegurarse de que hiciese el papeleo.

Aunque cualquiera podría interpretar esto como unas interacciones caóticas en la que Yoruichi escapaba como una niña pequeña de su excesivamente responsable y menor guardaespaldas y ambas discutían sin descanso. Pero en contra de todo pronóstico, a Yoruichi le gustaba todo eso, que fuese Soi Fong a despertarla, que le reprochase que no debía descuidar por nada del mundo sus deberes e incluso que la sacase de la habitación a rastras, tanto que apenas se quejaba cuando pasaba.

Y no se trataba de que la hubiese domado o algo parecido —al menos no en ese sentido—. La cosa radicaba en que, otorgaba algo de vida a su rutina tan aburrida, de alguna extraña manera, cada vez que Soi Fong irrumpía en sus aposentos riñéndole por dormir hasta tan tarde —esa niña estaba loca ¿Cómo las siete de la mañana podía ser tarde para ella?— Yoruichi sentía después de mucho tiempo, que los rayos de sol que se colaban por sus amplias ventanas llegaban a su piel.

Hacía que la idea de madrugar fuese... Un poco menos detestable.

Lo más encantador de todo eran unas ocasiones que Yoruichi guardaba como algunos de sus recuerdos más tiernos a los que recurría cada vez que se sentía mal, hubo momentos en los que su pequeña guardaespaldas no la despertaba solamente para exigirle —a su humilde y penosa manera— que cumpliese con sus deberes, sino que Soi Fong llegó a tomarle la suficiente confianza como para interrumpir su sueño tan sólo para mirar el amanecer. Recordaba la primera vez que lo hizo de una manera tan vívida que podría llegar a verse obsesiva.

♡◦◦≫ᑭEᗩᑕᕼ≪◦◦♡ YOᖇᑌᔕOIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora