❝Porque quien para ellos era la despiadada capitana de la segunda división, para Yoruichi era la doncella tan dulce como un durazno.❞
Treinta días enteros en los que el alma de la diosa del trueno se endulza con la mera presencia de quien solía ser...
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❝Quiero cocinarte una buena comida en casa. La vida cotidiana ordinaria es lo que más significa para nosotros.❞
—Eve's Scandal.
Para Yoruichi se había vuelto una costumbre encontrar a Soi Fong bailando sola en una zona apartada de su escuadrón.
Desde que la guerra había acabado y su antigua pupila se había obsesionado con el baile había sido cada vez más común verla en un sitio aislado en general o en sus aposentos practicando sus movimientos, que variaban desde un ballet amateur hasta danzas más... Apasionadas. Yoruichi no mentía cuando decía que un anochecer fue a visitarla en sus aposentos y la encontró a ella, a la capitana con más fama de mojigata en la Sociedad de almas, bailando sensualmente con una silla frente a su gran espejo, y no ayudaba el hecho de que la chica ya estaba en pijama por alguna razón y sus expresiones... Eso era todo lo que recordaba porque cuando despertó se encontró con Soi Fong angustiada y también roja como fresa madura, diciéndole que la había encontrado inconsciente en un charco de sangre cuando se hallaba ensayando una rutina "vergonzosa" según ella, y tampoco la morena había querido hablar cuando Soi Fong le preguntó qué o quién la había hecho desmayarse de esa manera.
Aún a día de hoy Yoruichi se negaba a darle explicaciones a Soi Fong de lo que había ocurrido aquella noche y, la verdad es que seguía teniendo algunas pesadillas al respecto. Pero eso no venía al caso.
La verdad es que a Yoruichi no dejaba de sorprenderle la dedicación de Soi Fong al baile, se le había metido de tal manera que parecía que, durante sus entrenamientos lo había incorporado a su rutina de lucha: En la manera en la que se arrojaba al suelo para esquivar sus ataques, en la forma en la que se giraba o movía la cintura para alejarse. Se lo había comentado y Soi Fong le había dicho en tono de broma «¿Qué puedo decir, Yoruichi-sama? El baile se ha vuelto parte de mí».
Si le preguntaban a Yoruichi; también encontraba adorable el hecho de que su pequeña abeja se mostrase tan dedicada a las cosas en las que se lanzaba. Ella era así y por eso era buena en todo lo que intentaba, porque no descansaba hasta dominarlo por completo, porque se metía de cabeza si algo le gustaba. Era una chica dedicada como pocas y eso era sólo una de las cosas que a Yoruichi más le gustaban de ella.
—Te juro por lo que más quieras, Soi Fong, que jamás habría imaginado que te gustara tanto bailar —había bromeado la morena en una ocasión observando a su novia, que simplemente se entretenía haciendo pasos de baile por la sala. La aludida sonrió suavemente. —Hay muchas cosas que no sabes de mí, Yoruichi-sama —contestó ignorando el «No es cierto» que había dicho Yoruichi—. Y la verdad yo tampoco me lo habría esperado nunca... Pero le dije antes, se ha vuelto parte de mí —como para acentuar su punto la capitana apoyó sus manos en una pared cercana e hizo un movimiento de izquierda a derecha con su pierna, un tipo de movimiento de tango. —Aunque... Cada vez que lo pienso tiene más sentido —murmuró la morena, muy entretenida viendo como la de cabello negro azulado se movía por la sala de la tienda, bailando—. Eres una chica activa, te gusta moverte.
