I'ᒪᒪ ᑕᗩᒪᒪ YOᑌ ᗰIᑎE

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Cυԃԃʅιɳɠ & Sɳυɠɠʅιɳɠ

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 ❝Y cuando te enamoras, lo normal es abandonarte a ese amor.❞

—Tokyo Blues (Norwegian Wood).

—Soi Fong, acabas de llegar a casa ¿Qué persona en su sano juicio trae el papeleo a casa? —dijo Yoruichi anonadada.
—Lo siento Yoruichi. Pero me retrasé un montón en mi trabajo y tengo que entregar estos reportes al comandante en cuatro días.

Yoruichi hizo una mueca entre burlona y algo irritada: —¿En verdad crees que Shunsui presta atención a que los demás capitanes le entreguen su trabajo o no?

Soi Fong alzó la mirada de la hoja que leía, parecía pensativa. Por un momento Yoruichi temió haber sonado demasiado desagradable o haberla ofendido con su último comentario, hasta que la chica de piel más blanca volvió a hablar.

—Buen punto... Pero el que el comandante Kyoraku descuide sus responsabilidades no significa que yo tenga que hacerlo —dicho esto Soi Fong volvió a hundirse en el sillón rosado de rayas, concentrándose de nuevo en los papeles.

La mujer de cabello violeta suspiró y se sentó de brazos cruzados en el asiento de la ventana, apoyando la espalda en los suaves cojines a esperar a que Soi Fong terminara su trabajo. Como si fuese una niña deseando atención o un gatito mimado exigiendo mimos. Mientras que lo único que se oía en la habitación eran las respiraciones de ambas mujeres y la pluma de Soi Fong por el papel los minutos pasaron casi eternos. La capitana tan centrada en su trabajo ni siquiera le daba al menos una segunda mirada a la morena y naturalmente esto llegó a irritarla.

Con un bufido frustrado Yoruichi se levantó y caminó en silencio hacia su novia, que seguía leyendo y firmando hojas, se inclinó en el espaldar del sillón y rodeó con sus brazos los hombros de Soi Fong. La capitana se sobresaltó por el repentino contacto e incluso soltó su pluma que cayó rodando por la madera clara del escritorio.

—¡Yoru-Yoruichi! ¡¿Qué estás haciendo?! —exclamó Soi Fong, roja de las orejas hasta casi la frente.
—Pasas demasiado tiempo trabajando, aparte ya casi terminas —se quejó la morena en voz baja.
—Yoruichi, no puedo...
—Por favor... —la mayor apoyó la barbilla en el cabello de la otra muchacha— Sólo un ratito más y luego vuelves a trabajar.

Lo había dicho con un tono de súplica tan convincente que ni siquiera Soi Fong era capaz de decirle que no. La joven de ojos grises suspiró pesadamente y su cuerpo se destensó por completo. De repente comenzó a sentirse mal por haber estado todo ese rato ignorando a su chica por trabajar cuando se suponía que el tiempo en casa era tiempo sólo para ellas. Miró la pequeña pila de papeles y se dio cuenta de que había adelantado mucho más de lo que esperaba y que, a lo mucho le llevaría la mañana del día siguiente terminarlo.

No era en lo absoluto el tipo de persona que deja las cosas a medias. Pero tal vez esta vez, sólo esta vez, podría tomarse este pequeño lujo.

Soi Fong volvió a suspirar y miró a Yoruichi.

—De acuerdo, dejaré esto para después ¡Pero sólo por esta vez! ¿Está claro?

Una gran sonrisa casi divide el rostro de Yoruichi: —¡Sí!

Yoruichi arrastró a la muchacha fuera del escritorio y prácticamente se negó a soltarla el resto de la tarde. Ambas mujeres pasaron un buen rato recostadas en el sofá de la casa, la cabeza de Soi Fong estaba recostada sobre el pecho turgente de la morena y el resto de su cuerpo tendido sobre el de la contraria. Mientras que Yoruichi acariciaba con una de sus manos el corto cabello de su chica y la otra le acariciaba la cintura por debajo de la blusa blanca que usaba, las manos de Soi Fong estaban centradas en el abdomen y en el muslo de Yoruichi. Tan sólo disfrutando del calor de la otra.

—¿Cuánto tiempo te he estado descuidando? —preguntó de la nada la capitana. A lo que Yoruichi sólo hizo una mueca.
—Pues... Cuatro días —confesó la morena, Soi Fong alzó la cabeza para mirarla a los ojos—. Prácticamente viviste en el segundo escuadrón estos cuatro días y no quería decirte nada porque sé lo ocupada que estás siempre.

Soi Fong suspiró y frunció el ceño, sintiéndose culpable.

—Lo siento, Yoruichi —dijo sinceramente—. Me retrasé muchísimo desde que sufrí... Ese ataque —Yoruichi también puso una expresión de tristeza, recordando el ataque de pánico que su novia había padecido la semana pasada, que le había costado tener que tomar una medicación que la mantenía dormida un buen rato—. De hecho hoy traje el trabajo a casa sólo porque ya estaba cansada de estar todos los días en la oficina. Porque no podía estar más tiempo allí.

Yoruichi suspiró y le acarició la frente a la menor, apartándole el flequillo de la frente.

—Descuida. No fue culpa tuya —murmuró—. Pero sí me sentí sola esos días en los que casi tenías la nariz pegada al papeleo.
—Perdón —volvió a disculparse Soi Fong, se enderezó un poco apoyándose en sus codos—. Pero el lado positivo es que ya casi termino el trabajo que me falta. Una mañana ocupada y después volveré a ser toda tuya.

Yoruichi sonrió ampliamente y cambió la posición en la que estaban. Soi Fong quedó recostada ahora en el sofá y Yoruichi estaba de lado junto a ella, con el brazo de la morena debajo de Soi Fong como si la estuviese acunando. La miró desde arriba aún con su sonrisa.

—Entonces tengo que aprovecharte lo más posible antes de que el trabajo te consuma otra vez —bromeó a lo que Soi Fong se rió.
—¿Cómo piensas hacer eso? —la menor alzó la mano para tocar con su dedo índice la nariz de la morena.
—Ya lo sabrás pronto —dicho esto la besó sin más.

Sí, Soi Fong no sabía cuánto había extrañado estas tardes libres de pura calidez.

♡◦◦≫ᑭEᗩᑕᕼ≪◦◦♡ YOᖇᑌᔕOIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora