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•Capítulo 6•
—¿Está lista, señorita?
En el redondo marco del espejo del tocador mi rostro parecía enmarcado, aquella cara que en algún momento me parecía tan ajena, hoy la sentía como propia. La mitad del pelo castaño lo tenía trenzado y tomado, el otro caía encima de mis hombros con rizos traviesos hasta terminar en mi cintura. Dos diamantes colgaban de mis orejas y uno más grande color azulino decoraba mi cuello. El vestido que hoy usaba era un celeste cielo de hombros descubiertos y encaje en el pecho, parecía una muñeca. Joselyn no necesitaba maquillaje, pero usándolo realmente parecía fuera de este mundo, mi boca pigmentada de un rojo intenso le daba un aspecto distinto a mi rostro, pasé mis dedos con suavidad sobre mis labios y la pigmentación se adhirió a ellos. Un escalofrío pasó por mi cuerpo, sangre.
—Lista.
—Se ve bellísima —comentó Tiana con una gran sonrisa, mirándome de arriba a abajo con ternura —Su padre la espera ¿Lo hago pasar?
Dos días atrás volví a la mansión, el duque estaba confuso por no haber recibido respuesta a su carta, pero asumió de inmediato que aquello era porque yo quería manifestarle mi jubilo en persona. Al recibirme lucía una amplia sonrisa que por desgracia, yo no pude compartir. La discusión aún seguía latente en nuestra relación. Aquel hombre que en algún momento me pareció tan adelantado a su época, había traslúcido otros colores cuando, en esta misma habitación, toqué el tema del compromiso. La escena se repitió en mi mente y nuevamente sentí el enojo.
—¡No menciones a mamá! ¡Sabes muy bien que no es por ella! —grité conteniendo el aliento —No... Todo esto es por ti y tu avaricia.
El duque rió,
—¿Qué podría un duque ambiciar de un marqués? No hables de lo que no sabes, Joselyn.
—¿Que no hable? —cerré los puños con fuerza —¡Se trata de mi vida! ¡Hablaré y hablaré, incluso si me muero por ello! ¡No me casaré con ese hombre! Tus expectativas son asfixiantes, ¿qué no te das cuenta?
—El tema ya está discutido, compórtate por una vez.
Tenía un nudo en el pecho, sentía la impotencia en el corazón de Joselyn. Las palabras brotaron de mi boca con más sentimiento del que creí posible, porque después de todo, aquello era cierto:
—Mamá jamás hubiera querido eso.
Cerré los ojos con fuerza. Luego de eso no habíamos hablado, lo evitaba y apenas salía de la habitación.
—Hazlo pasar —contesté.
Las puertas se abrieron y del otro lado, el duque apareció, esta noche se veía más viejo que nunca. Sus ojos transmitían cansancio, y las pocas arrugas que surcaban su rostro parecían haber ganado profundidad. Su cabeza estaba ligeramente inclinada, parecía incómodo, quizá arrepentido. Al entrar sujetó mis manos, y con aire profundo pronunció;
—Comprendí por las malas que heredaste el carácter de Agustina —sonrió con pesar —Si tu matrimonio conlleva perder a mi única hija, no te casaría nunca. Pero soy tu padre y comprendo que este es un mundo cruel, ¿que será de ti sin un hombre que te respalde?
—No me casaré —contesté con sequedad.
Por dentro, entendía la preocupación del duque, pero no podía ignorar lo peligroso que sería para mí aquella unión. Si supiera que el hombre que me propone será mi verdugo, dudo que muestre tanto entusiasmo.
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Con gusto seré la villana
RomansaVera es una chica del siglo 21 que se ve absorbida por el mundo de un libro cliché. Ahora deberá vivir como Joselyn, la villana de la historia con un desenlace injusto y trágico. Lujo, belleza, celos y muchos más, «Claro, muestra un poco de intelige...