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Capítulo 9

Los pasos se acercaban con lentitud, cada uno se escuchaba más fuerte que el anterior, poco a poco estaba llegando a nosotros y cuando nos encontrara, seríamos carne muerta.

—¿Hay alguien aquí? —indagó una voz carrasposa. Me lo pude imaginar como un hombre alto y corpulento, que seguramente luciría una doble papada y unos peludos brazos gruesos.

Una exhalación nerviosa escapó de mi, sentía como mi corazón latía a mil por hora, mantener la calma nunca fue una de mis cualidades. El príncipe Xavier apretó con fuerza su mano contra mi boca.

—¡Shh! —susurró a mi oído.

No sé cómo todo esto terminó de esta manera, cerré los ojos con fuerza, esta mañana mi mayor preocupación era no morir asfixiada por el corset y ahora era no terminar enjuiciada.

Vaya destino Jocelyn, quizá no mueras envenenada, pero sí decapitada.

Y la raíz de todo esto, estaba justo a mi lado. Nunca debí asistir a la condenada fiesta del problemático Roûsen.

✧⁠*⁠。

Cinco monedas de oro me costó la discreción del chófer para que cambiara su destino y me dejara frente a la boutique de Marinette. La coartada para salir sería una noche de chicas en la mansión de Ágata; El duque al principio se mostró reacio a dejar ir su hija a un hogar desconocido, pero conforme incrementó la intensidad de mi mirada de perrito, se ablandó su corazón. Dolía traicionar la confianza de padre así, pero si me guiaba por eso, probablemente jamás saldría del nido.

Una mujer de pelo crispado y rostro relleno me recibió, su busto casi salía del pequeño vestido azul que se ceñía a su cuerpo, aparte de eso, usaba una máscara anaranjada que le ocultaba parte del rostro. Me ofreció una de las mismas, pero color negro azabache, con plumas que sobresalían a sus costados.


El olor a tabaco inundaba el lugar, el humo se mantenía sobre las decenas de cabezas que conversaban, bebían o bien, se besaban. No había lugar para las costumbres y eso me encantaba, me sentía de vuelta en mi siglo, dos hombres coqueteaban a mi derecha y a mi izquierda una mujer hablaba con libertad sobre política.

Conforme me fui integrando, pude divisar al príncipe sentado en unos sofás berenjena, era el único que no cubría su rostro; El que nada teme, nada oculta.

Estaba rodeado por un grupo de jóvenes extranjeros que parecían debatir mientras degustaban un par de copas de vino, Xavier les hablaba en su idioma con naturalidad y fluidez, era algo parecido al francés, pero con más rudeza en la pronunciación. Estaba vestido bastante casual, un frac blanco con pantalones beige, pero de alguna manera lo lograba lucir con elegancia, supongo que realmente es parte de la realeza.

Con gusto seré la villanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora