Capítulo 12
El aire invernal rozaba alegremente las calles adoquinadas mientras que los niños corrían de extremo a extremo, fingiendo volar con cada brisa del viento. A pesar de lo temprano del día, el corazón de la ciudad ya estaba en su apogeo; los artesanos ofrecían sus delicados tallados, los feriantes sus exóticas y cítricas frutas, mientras que entre tanto murmullo más de un músico luchaba por hacerse oír.
Estábamos de pie frente al espectáculo de una pareja de nómadas del sur, la ágil mujer danzaba entre aros metálicos cada vez más pequeños, mientras que su compañero, un hombre robusto de pantalones holgados, los hacía prender en un flamenate fuego.
—¿Fresas con chocolate? —ofreció Gustavo, rompiendo el hipnótico hechizo que la función ofrecía.
Ágata y yo recibimos una brocha con gusto ¡Chocolate! Acaban de asegurar mi buen humor por las siguientes dos horas.
—¿Y para mí? —se quejó Carlos. Una mano en su pecho dejó en claro su dramática ofensa.
—Oh, ¿la señorita también quería? —se burló el hijo del marqués—¡Hombre, ve tu mismo!
—Antes de ti, él no era así —me reprochó Carlos con una mirada aguda, momentos antes de voltear para ir a comprar el suyo.
¿Por qué me siento como si le estuviera quitando el marido? Lancé una mirada juguetona al castaño.
—Parece que estamos en un aprieto —susurré, posicionándome a su derecha.
—Esperaría que una dama me celara, en vez de eso, tengo a Carlos —bufó, con el mismo buen humor.
—Damas celosas no te deben faltar.
—¿Lo dices por...?
—Te he visto merodeando con Aylin estas últimas tardes, tus admiradoras no han de estar muy felices—mi comentario lo hizo enarcar una ceja que rápidamente desapareció en reemplazo de una suave risa.
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Con gusto seré la villana
RomansaVera es una chica del siglo 21 que se ve absorbida por el mundo de un libro cliché. Ahora deberá vivir como Joselyn, la villana de la historia con un desenlace injusto y trágico. Lujo, belleza, celos y muchos más, «Claro, muestra un poco de intelige...