[𝕰𝖓𝖙𝖗𝖔𝖕𝖎́𝖆] ● fred weasley fanfic

[03]

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"✒️Play Whit Fire✒️"
"Clarisse Clearwater"

[Ahora Taylor Swift existe en esa época ¿okay? okay]

— Clarisse tienes que salir — la voz de Tony se escuchaba desde detrás de la puerta— Llevas una hora ahí, las canciones de Taylor Swift no van a cambiar nada

— Crees que no lo sé — dijo en un rugido furioso mientras aumentaba el ritmo de sus manos para tratar de lavar el suéter. Cardigan sonaba de fondo —. Ahora si no vas a darme un metodo para limpiar el sueter puedes irte

— Qué más quisiera yo que lo salvaras, pero no lo salvarás es moco de troll — un sollozo salió de la garganta de Clarisse —. Clarisse abre — Tony estaba casi suplicando

El día anterior había sufrido, la que para ella era, la peor de las bromas que los Weasley le habían jugado. Y después de dejar el suéter en remojo todo el día, ir a clases roja e hinchada cómo nunca antes había estado frente a la multitud de Hogwarts, que para ponerlo peor ahora rumoreaba más sobre ella y su sexualidad, al regresar al dormitorio trato de arreglarlo tallandolo con vigor, ver que no funcionaba y decidir no darse por vencida, dejarlo otro día más en remojo. Ahora se encontraba llorando por un suéter que tenía que tirar por más que le doliera. 

Tomó el suéter entre sus brazos y lo abrazó cómo si este fuera a escapar. Los recuerdos de su madre con él puesto en navidad, cuando llegó con los mellizos en brazos hace casi una década. Se recordó a ella misma escondida tras la puerta de la cocina, por haberse levantado para una merienda de media noche y detenerse al ver a sus padres bailando a la luz de una vela, ambos riendo cómo dos tontos enamorados. Sólo por ellos dos, y los libros, seguía creyendo en el amor, ella miraba a su padre ver a su madre con el brillo que una vez ella le dedicó a Alice, con el brillo que espera, algún día, dedicar a alguien más con mayor intensidad. Eso representaba el suéter, no solo a su madre, sino también su propia perspectiva y expectativa del amor.

— Clare tienes que salir, linda — la voz de Mary la sacó de sus recuerdos

Miró el suéter entre sus brazos y con mucho cuidado lo exprimió, lo dobló y lo colocó en la basura. Se levantó del suelo junto a la bañera y quitó el tapón. Abrió la puerta a paso lento y los brazos de Dorian la recibieron. Se dejó llorar, cómo hace unas semanas, en los brazos de su mejor amigo nunca había llorado tan seguido en su vida, primero una semana por su madre, después unos minutos de nuevo por su madre y esta vez, casi dos días con intervalos de horas, por el suéter que representaba la perspectiva de un amor duradero.

— Lo sé, cariño. Lo sé —las palabras de Dorian la hicieron sollozar de nuevo. No había nadie, después de sus hermanos, que supiera cómo se sentía en ese momento tanto cómo Dorian

— Ten esta ropa, cambiate si no quieres llegar tarde a la cena y que te regañen por no cumplir con las reglas — dijo Mary sacando una pequeña risa de la peliazul

— Iré enseguida— dijo separándose de Dorian y tomando la ropa que le extendía Mary. Las brazos de Tony le rodearon la cintura

— Lo siento —su voz sonaba apenas en un murmullo sobre su pecho

— Ya te había dicho que no era tu culpa, era la decisión de ella — dijo devolviendole el abrazo con dificultad por las cosas que llevaba en las manos

— Debí haber insistido más en que debías regresar

— Hiciste lo que pudiste y no es tu culpa ni de nadie — sacudió el cabello de su hermano en un gesto fraternal