3. Me Gusta

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-¿Qué estamos haciendo?- murmuró Fluke, luego de unos minutos.

-caminar,- respondió Ohm con una sonrisa burlona.

-sabes a lo que me refiero,- insistió el pequeño, tratando de descifrar la expresión de su acompañante.

-ya te lo dije, no quiero que te sientas triste si no es necesario.

Las palabras se asentaron en la mente de Fluke, recordándole lo que había hecho, y quien era el en la vida de ambos hombres. Una pequeña lágrima se deslizó por su mejilla.

-Adly’s era mi restaurante favorito cuando vivía en el edificio.- comentó Ohm en un tono casual.

-¿lo era?

-si,- continuó, - solía ir con mis amigos al menos dos veces al mes para pasar el rato.

-¿Qué fue lo que cambió?

-luego de que nos casamos, Kao quería una casa en la zona exclusiva de la ciudad, que está a  una hora de aquí.

-oh…

-eso y que todos mis amigos odiaban a Kao, y cuando me casé con el, el único que siguió siendo mi amigo fue Mix.

Fluke analizó cada una de sus palabras y de cierta forma sintió pena por el pelinegro.

Conocía a Kao desde hace solo un par de meses, y no lo veía como una persona desagradable.

Claro que muchas cosas empezaron a encajar en esta nueva versión de aquel hombre.

Pensó en como la relación con su hermano era tema de discusión constante y como venir a vivir a una ciudad distinta había sido idea de él…

Si lo miraba desde esa perspectiva, él y Ohm no eran tan diferentes.

Llegaron al edificio, subieron al ascensor, y estuvieron frente a la puerta del pequeño en poco tiempo.

Ambos se miraron sin saber que decir. Si está fuese una cita convencional, Fluke le hubiese agradecido por el momento que compartieron, y Ohm le hubiese agradecido por aceptar su invitación, pero no lo era.

Lo cierto, es que eran dos extraños, que si bien no se habían conocido al azar, compartían una historia en común que debía hacerlos enemigos.

-¿aceptarás mi propuesta?- preguntó Fluke como último recurso. Le agradaba Ohm, quería poder hacer algo por él.

-¿esta bien si lo pienso?- contestó Ohm de vuelta.

-Puedes darme tu número, y… puedo llamarte en un par de días.

El corazón de Fluke latía desbocado. Si quisiera su ayuda, sabía dónde encontrarle… ¿por qué insistir en pedir su número?

Ohm extendió el teléfono en su dirección, y Fluke se encargó de llamar de inmediato para que el número del pelinegro quedase grabado.

Le devolvió el teléfono con una sonrisa, e hizo ademanes de sacar las llaves de su apartamento, del bolsillo en su abrigo.

¿Volveré a verte? Era la pregunta que quería hacer, pero no se atrevía a hacerlo en voz alta.

Miró la bolsa del restaurante que Ohm llevaba y eligió interrogarlo un poco más.

-¿Dejaras eso conmigo?- quiso saber, pero Ohm negó con la cabeza, antes de sonreír.

Fluke no tenía muchas oportunidades para verlo sonreír.

-es para Mix,- le respondió a su pregunta no hecha, -me matará si no le llevo nada.

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