La Rueda de la Fortuna era un lugar especial en la ciudad. A 120 metros de altura, guardaba las memorias de muchas parejas de todas las edades.
Para Ohm también tenía un significado especial, pero no a causa de algún amorío.
Se sentaron en la cabina y el conductor aseguró la puerta, para luego hacerlos subir y tener acceso a la siguiente cabina.
Fluke miraba todo con nerviosismo, en especial cuando la cabina empezó a mecerse.
-esto… esto es seguro, ¿cierto?- le preguntó a su acompañante.
Ohm tomó su mano y entrelazó sus dedos con los del pequeño.
-es la más segura de todas a las que has subido hoy,- comentó con una sonrisa.
A medida que la rueda subía, el muchacho se veía más nervioso, y se aferraba al hombro de Ohm con todas sus fuerzas.
-¿le tienes miedo a las alturas?- preguntó el pelinegro, sorprendido. La montaña rusa era tan solo un par de metros más baja y con varias vueltas de por medio.
-no, le tengo miedo a caer de 100 metros de altura y morir.- las palabras se amontonaban para salir de su boca, claramente aterrorizado.
Ohm reprimió una carcajada y le acarició el cabello con su mano libre.
-¿Como puedes tener miedo de esto? Tiene la mejor vista de la ciudad.- musitó con una sonrisa, deteniendo su mano sobre el rostro del chico.
-creo que esto es algo que nunca podré comprobar.
Ohm elevó su barbilla y vio como los ojos del muchacho se mantenían firmemente cerrados.
-Cariño, te prometo que no hay nada de que temer,- susurró con dulzura.
-No puedo abrir los ojos,- le explicó Fluke, -estoy demasiado asustado.
Ohm colocó su mano, de forma de que bloqueara su campo de visión, y volvió a intentarlo.
-abre los ojos y concéntrate en mí,- continuó, -te prometo que todo estará bien.
Fluke empezó a hiperventilar, pero lentamente levantó la mirada, encontrándose de frente con los ojos de su acompañante.
El pelinegro tenía una mirada cándida y agradable, pese a todo el dolor grabado en sus ojos café.
Lo notó ese primer día en el elevador. Justo antes de que las puertas volvieran a abrirse, el enorme vacío que trataba de ocultar.
Quizás fue eso lo que le incitó a hablar con él. Quizás porque había visto en él la misma soledad que había experimentado desde que se fue de casa.
La rueda se había detenido, y la cabina no se balanceaba.
Fluke aflojó su agarre en el brazo de Ohm y retiró la mano que este había puesto en su rostro.
En su lugar, tomó a Artie de la butaca frente a ellos y le abrazó con todas sus fuerzas, asomándose por la ventanilla.
No quería aceptarlo, pero la seguridad que sentía con Ohm le hacía sentir culpable. No lo merecía, no después de todo lo que había pasado.
-no pareces del tipo que viene a estos sitios,- murmuró mirando las luces de la feria a sus pies, en un intento de desviar la atención del contrario.
-mi madre me traía aquí cuando era niño.- le explicó Ohm, con voz suave. -a su lugar favorito.
-¿subías con ella a la rueda?- sonrió Fluke, imaginando a un pequeño niño pelinegro sentado junto a su madre en la cabina.
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Cómplices
FanfictionOhm y Kao son el estándar de amor de muchas personas, y luego de 5 años de una relación casi perfecta, una llamada en medio de la noche lo cambia absolutamente todo. Su esposo, quien decía amarle por sobre todas las cosas tiene un amante, y no solo...