No era sorpresa que Ohm solicitase que fuese Fluke quien lo llevara a casa, lo que agarró desprevenido al pequeño fue la primera parada.
Necesitó ayuda de parte de Mix para poder llegar al lugar, pero era algo que sentía debía hacer por Ohm. Un verdadero último adiós a su mejor amigo.
Sentado al atardecer frente a la lápida, el pelinegro lloró durante dos horas. La mitad del tiempo maldijo a su amigo por abandonarle, y el resto lo ocupó en hacerle promesas sobre la forma en la que viviría su vida.
Luego de sacar toda aquella emoción, Ohm por fin le pidió a Fluke que lo acompañara. Si había alguien que debía conocer a Joss era él.
Fluke se sentó junto al pelinegro y juntos observaron como el sol besaba el frío pedazo de mármol.
Aparte de su edad, que le gritaba al mundo que su vida había sido arrancada demasiado pronto, también dos palabras resonaban en la roca. “Amado hijo”.
-Joss todavía debe culparme por eso,- murmuró Ohm, sentado, abrazando sus piernas contra su pecho. -si alguien debía detenerlo, ese era yo.
-No creo que pudiesen hacer nada,- le animo Fluke, -ni tu ni Mix, el matrimonio igualitario no fue aprobado hasta dos años después de la muerte de tu amigo.
-malditos mentirosos,- masculló Ohm, claramente irritado. -renegaron de su único hijo, por amar a quien lo hacía feliz, y todavía tienen el descaro de colocar esa leyenda en su tumba. Hipócritas.
Fluke acarició el cabello del pelinegro, movido por la costumbre, y esto ayudó a calmarlo. No podía familiarizarse con su odio, su hermano siempre le permitió mostrarse tal cual era sin restricciones, por lo que decidió que convertiría esta visita en un recuerdo agradable.
-¿cuéntame de ustedes?- le pidió Fluke, -detalles felices.
Ohm sonrió casi de inmediato, y plantó ambas manos en la grama para apoyarse sobre esta.
-nos conocimos en las ligas infantiles de béisbol,- comenzó. -éramos un desastre en el equipo, siempre nos estábamos gastando bromas. Todos los años los entrenadores se peleaban para no tener que lidiar con nosotros.
Fluke sonrió, fascinado. Imaginando a un pequeño niño pelinegro aterrorizando el estadio completo con ayuda de su amigo.
-Joss estuvo a mi lado cuando mi mamá murió,- se lamentó luego de un rato, por lo que Fluke tomó su mano. -y cuando mi padre me dijo que algo andaba mal en mí, porque me gustaban los chicos.
-Suena como un gran amigo.- musitó el pequeño con voz suave.
-el mejor,- sonrió Ohm otra vez. -la primera vez que me gustó un muchacho de nuestra clase, yo estaba nervioso, porque jamás había besado a un chico, y el maldito se lanzó sobre mi en el sofá y me plantó un beso, y luego simplemente dijo… “problema resuelto”.
Fluke empezó a reírse, tratando de imaginar a un Ohm adolescente atrapado bajo el cuerpo de su mejor amigo, sin idea de que estaba pasando, mientras este lo besaba.
-no veo fallas en su lógica,- se burló. -si resolvió tu problema.
-Me gusta verte sonreír,- le contestó, un poco más animado. -Se que a Joss le agradarías.
-me gusta que me hagas reír,- musitó Fluke, sintiéndose cómodo a su lado. -se siente bien escuchar tus historias.
-Me pregunto si el otro Ohm te decía lo mismo.- murmuró con suspicacia, tomando a Fluke desprevenido.
-creí que estábamos aquí por tu amigo.- continuó el pequeño, sonrojado. Ohm le miró a los ojos y le regaló una sonrisa brillante.
-lo estamos,- le aseguró, -estamos aquí para que mi mejor amigo conozca a mi novio.
-yo no…- quiso corregirlo otra vez, pero se contuvo. Miró a la lápida de Joss y sonrió, de alguna forma estar ahí, le hacía sentir tímido.
Se quedaron un tiempo en aquel lugar, Ohm contaba historias, y Fluke reía. Visitar a su amigo dejaría de ser algo triste.
Cuando estuvieron listos para irse, el pequeño los llevó de regreso al edificio.
En cuanto Fluke cerró la puerta tras ellos, Ohm recorrió el apartamento, mirando cada punto con atención. El pequeño acomodó las maletas del hospital junto al sillón, y lo vio moverse por el lugar.
-es mi apartamento,- se rio Ohm, -pero al mismo tiempo no lo es.- señaló el candelabro en la sala, -eso es nuevo.
-Tu la colocaste,- comentó Fluke, tratando de sonar casual, -la primera vez que nos vimos.
-por supuesto,- se quejó el pelinegro, -el superhéroe al rescate.
Fluke sonrió por la ironía, no había forma de que Ohm estuviese celoso de sí mismo. El pelinegro caminó hacia la habitación.
Fluke sintió la necesidad de detenerle pero no tenía caso. Se encontraban en su casa después de todo, y no era la primera vez en su cuarto.
El pequeño se apoyó en el marco de la puerta y le observó abrir y cerrar cajones durante un rato, antes de tumbarse en la cama.
-¿tu… vives aquí?- quiso saber, retirándose las pesadas botas. Fluke asintió, -pero no conmigo, ¿es eso?
-así es,- asintió el muchacho otra vez. -yo vivo solo aquí ya hace un par de meses.
-no vivo aquí pero… hay cosas mías por todo el lugar.- Fluke lucía confundido, hasta que vio las camisas de Ohm colgando de su armario.
-bueno…- intentó explicar el pequeño, -antes del incidente, regresábamos de un viaje, y… cuando pasó, tu maleta… tus cosas, no sabía que hacer.
-no sabía que hacer con ellas,- repitió el pelinegro con malicia, -dejar la maleta en un rincón era una opción.
Fluke no dijo nada. Tenía claro que lo que decía Ohm era cierto, pero por una vez quiso saber lo que se sentía, compartir un hogar, aunque solo pretendiera.
Ohm palmeo el colchón junto a él, pero Fluke negó con la cabeza. El pelinegro se rio con sorna y sacó su teléfono de su bolsillo.
El pequeño le miró desconcertado. No había forma que tuviera acceso a ese aparato. El propio Fluke le había perdido la pista luego de la operación, pero simplemente asumió que Ohm podía comprar uno nuevo.
-estos últimos días en el hospital,- inició, mirando la pantalla del aparato, -cuando me encontré a solas, quise mantener la mente ocupada, así que pasé mucho tiempo revisando este aparato.
Fluke pensó de inmediato en las fotos de la boda y se sintió contrariado, pero no sabía si abordar el tema de Kao sería buena idea en aquel momento.
-¿encontraste…?- carraspeó, inseguro de que decir. -¿hubo algo que te interesara?
-se que el otro Ohm estuvo casado, si es lo que te preocupa.- muy típico del pelinegro, el corte al punto. -los detectives hablaron conmigo, sobre la persona que me disparó y su conexión con él.
-¿Cómo…?- se preguntó Fluke, pero recordó de inmediato el día que tuvo que hacer la inspección de la oficina. Ohm había estado dormido cuando salió, y pensó que no le tomaría tanto tiempo, pero estuvo tres horas fuera. -¿Cómo te sientes al respecto?
-Pensé que estaría triste cuando vi las fotos de la boda… pero no fue así. No lo recuerdo, pero su rostro me hace sentir enfermo.- Ohm levantó la vista. -pero eso ya lo sabías, que mi esposo murió y que su amante me disparó.
Fluke lo meditó durante un segundo, no queriendo sentirse ansioso. La conversación podía tornarse en un ataque de pánico en un momento, y no quería que Earth y Mix cuestionaran su capacidad para cuidarle.
-Entenderás porque no podemos decirlo todo al mismo tiempo,- intentó, -pero si hay algo que quieras saber, puedo tratar de responder.
-¿Cómo nos conocimos?- quiso saber Ohm.
-En el elevador,- se sinceró Fluke, inseguro de que tanto debía decirle, -viniste a visitar a Mix y te ofreciste a instalar mi lámpara.
-¿por qué vives en mi antiguo domicilio? – el pelinegro se acercó al hacer aquella pregunta y lo tomó de la muñeca. -si nos conocimos en el elevador, ¿Cómo terminaste viviendo aquí sin yo saberlo?
-yo…- tartamudeó. No quería decirlo, pero prometió no mentirle, -…yo también salía con él, por eso viniste al apartamento, para enfrentarme.
-pero en su lugar, te invité a salir.- Fluke le miró a los ojos, cauteloso. Inseguro de sí podía recordarlo o no, pero no había nada que dijera que fue así. -encontré fotos tuyas en el restaurante, no creo ni siquiera que supieras que lo hacía.
-la discreción es tu fuerte.- murmuró el chico, preguntándose que tanto había visto Ohm en aquel aparato.
-no fue la única vez que salimos, ¿cierto?- Fluke negó con la cabeza, -e hicimos el amor aquí, en este cuarto.
Fluke sintió la sangre agolparse en sus mejillas y bajó la mirada de inmediato. No sabía como había llegado a esa conclusión, ni porque lo traía a colación.
Ohm llevó su otra mano a la cintura del muchacho, provocando que su cuerpo reaccionará a su toque. Fluke intentó apartarse, pero lo mantuvo fijo en aquella posición.
-Se siente… raro,- murmuró Ohm, ante su silencio, -competir conmigo mismo. Saber que si te estremeces al escuchar esas palabras es porque lo recuerdas a él.
-¿podemos hablar de algo más?- preguntó el pequeño, tratando de soltarse de su agarre en la muñeca, sin éxito. -no creo que sea apropiado seguir.
-porque tu también nos ves como dos personas,- concluyó el pelinegro, bajando ambas manos, -me ves como alguien frágil. Nada parecido al hombre que te sedujo, ¿cierto?
Fluke quiso negarlo, pero una parte de él estaba de acuerdo con Ohm. Sería aprovecharse de sus sentimientos por el, no podía hacer eso.
-será mejor que empiece con la cena.- musitó, dándose la vuelta.
Por un momento pensó que quizás Ohm se rendiría, pero cuando sus manos volaron a su cintura, y lo atrajeron de vuelta a su cuerpo, recordó lo obstinado que podía ser.
-si no recupero nunca la memoria,- murmuró en su oído, -¿me dejaras?
Fluke se giró casi de inmediato, y colocó ambas manos en sus mejillas.
-por supuesto que no,- se apresuró a decir, estudiando la expresión triste del pelinegro, -yo jamás…
Fluke no pudo terminar la frase, porque la sonrisa de autosuficiencia del pelinegro le hizo entender lo que estaba pasando.
-supongo que ser frágil, tiene sus ventajas,- murmuró cerrando sus brazos detrás de su espalda, presionándolo contra su cuerpo casi al instante.
-Me estas manipulando,- aceptó el pequeño, bajando las manos y colocándolas sobre su pecho. -y ni siquiera te molestas en ocultarlo.
-Soy una persona horrible,- expresó con descaro, recorriendo su espalda con sus manos, -nunca he pretendido ser otra cosa. No voy a mentirte, no te lastimare a propósito, pero no voy a detenerme a menos que sea lo que quieres.
-te dije que..—
-que no es apropiado,- le interrumpió el pelinegro, -no necesito que lo sea.
-Ohm…- suspiró cansado. -…no se si…- Ohm colocó el pulgar sobre sus labios.
-¿Sabes que la primera vez que Joss miró a Mix, tartamudeó?- murmuró, acariciando sus labios, una costumbre con la que Fluke estaba muy familiarizado. -nunca lo entendí, y luego me obsesione con poder darle sentido.
Fluke sintió como el pulgar de Ohm pasó de sus labios a su barbilla, y luego, a su mandíbula. Podía sentirlo, por la forma tan personal con la que recorría su piel, como si le perteneciera.
-cuando me besaste en el hospital, lo entendí,- susurró, colocando su mano sobre su cuello, acariciando su mandíbula, -es como la gravedad…
Fluke entreabrió sus labios, hipnotizado por la voz del pelinegro. Era casi vergonzoso, la facilidad con la que le controlaba. Cerró la puerta de la habitación y lo presionó contra esta.
-¿Tengo que competir conmigo mismo?- susurró. -¿Cuándo me miras, lo ves a él? Más calmado, más maduro… ¿dudarías en permitirme sentirte si fuese el quien te lo pidiera?
Estaba tratando de enloquecerlo, concluyó Fluke. No había otra explicación. Estar en el hospital tantos días le había hecho perder la razón y estaba intentando de que a él le pasara lo mismo.
-te gustaría más si pretendo ser paciente,- susurró en su oído, antes de morder el lóbulo de su oreja. , -cuando lo que deseo en realidad es—
Un golpeteo en la puerta llamó la atención de ambos. Ohm tensó la mandíbula en cuanto Fluke lo alejó con sutileza, para salir de la habitación.
Le escuchó intercambiar palabras con una persona y luego los pasos de alguien acercarse. Salió de la habitación para encontrarse de frente con Mix.
Lo miraba con reprobación, brazos cruzados sobre su pecho. Ohm esbozó una sonrisa inocente.
-y yo que por un minuto me preocupé, cuando Fluke mencionó que irías a ver a Joss.
-¿”Amado hijo”?- se quejó Ohm en voz alta.
-¿Qué esperabas que hiciera?- musitó Mix irritado, -perdí al amor de mi vida, mis ganas de existir se fueron con él. A sus padres se les hizo muy fácil fingir que yo no existía.
-lo lamento. Todo es muy nuevo para mí, el termostato emocional no está bien ajustado.
Mix asintió, antes de sonreír con sorna.
-tus emociones están por todos lados, pero eso no te impidió acorralar al pequeño.- murmuró en un tono sugestivo, -no deberías presionarlo, no está acostumbrado a tus malos hábitos.
Ohm encogió los hombros de forma casual, detestaba que Mix lo sermoneara.
-no hace ninguna diferencia, si esperamos o no. Pasará en algún momento, lo sabes.
-el no te dejará,- le aseguró Mix.
-que tiene que ver con—
-Te conozco, ¿lo olvidas?- le interrumpió, -y te aseguro que te acuestes con el o no—
-lo sé, se que no me dejará,- sonrió de manera triste, -eso nunca me preocupó.
Mix le miró confundido, antes de que la realización del problema lo golpeara. Suavizó su postura e intentó acercarse, pero Ohm dio un paso hacia atrás.
-cariño,- intentó, -Fluke no está contigo por lástima, el realmente te ama.
-el no me ama a mi,- masculló Ohm en respuesta, - el ama una versión de mi que no se si regresara. Yo quiero que me ame.
-Ohm…
-No interfieras.
Fluke y Earth aparecieron en la puerta, cargando las bolsas del domicilio. Ohm se aproximó y tomó la bolsa de las manos del pequeño, antes de robarle un beso, cosa que le sacó una sonrisa.
Mix miró la escena, lamentándose. Esto era un problema que se hacía cada vez más grande.
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Cómplices
FanfictionOhm y Kao son el estándar de amor de muchas personas, y luego de 5 años de una relación casi perfecta, una llamada en medio de la noche lo cambia absolutamente todo. Su esposo, quien decía amarle por sobre todas las cosas tiene un amante, y no solo...