21: limerencia.

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Habían tenido un desastroso fin de semana. Después de la última conversación durante aquella noche no volvieron a tomar palabra, JiMin se sentía muy herido como para hablar normalmente con su esposo cuando este aún le ocultaba cosas.

En cambio YoonGi había intentado de todo; le hablaba seguido aunque no le respondiera, lo seguía a todas partes, pues la idea de dejarlo estar tranquilo se fue a la mierda al darse cuenta que así más lo perdía. Le compró flores y chocolates, le repitió lo precioso que era día y noche. Pero aún así JiMin ni siquiera se dejaba besar.

Extrañaba tanto a su amoroso esposo, las conversaciones que tenían sobre cualquier cosa, las noches acurrucados dándose cariños, que lo llamara amor, que quisiera estar con él.

Sabía que lo que le había hecho posiblemente no tenía perdón, pero el hecho de que JiMin siguiera a su lado lo hacía ilusionarse con que existía la posibilidad de ser personado, aunque demorara años. Él estaría ahí combatiendo contra la indiferencia de su amado, solo para que lo perdone.

—No los quiero. —Esa frase otra vez. JiMin le rechazaba cada chocolate que intentaba darle.

Sabía la razón, quizás no era al cien por ciento, pero era la más obvia. Detestaba ver como JiMin cada día volvía a ser el mismo chico que conoció por primera vez. Lucía muy delgado y demacrado, en tan solo unos días había bajado lo suficiente como para revivir el viejo él.

Lo peor es que no sabía cómo actuar o qué hacer para ayudarlo, no quería sacar el tema y hacer enojar a JiMin, pero se estaba saliendo de control. Su niño bonito estaba volviendo a su punto límite.

Al menos estos días había estado todos los días en casa, no había salido a ningún lugar, ni con TaeHyung. Así pudo observar mejor cómo funcionaba todo, dándose cuenta que JiMin comía solo una vez al día, lo cual ya era demasiado poco, pero a los minutos se iba a regurgitar al baño cuando pensaba que no lo estaba mirando.

No quería perderlo, no de esa forma, así que hizo lo que cualquier hombre enamorado y preocupado haría por su pareja que no está cuidando su salud física producto de mala salud mental.

Buscó un psicólogo y nutricionista, claro, sin decirle a JiMin.

Hasta ahora.

—¡No iré! —el delgado chico caminó hasta el otro lado de la cama, lanzando un almohadón a su esposo.

—Por favor JiMin, hazlo por tí. —se sentía desesperado e iba detrás de él para tratar de entablar una conversación con más calma, pero JiMin no cooperaba.

—¡No! —lanzó lo primero que agarró hacía YoonGi. Un pequeño reloj, el cual YoonGi pudo esquivar notandose sorprendido por la reacción de JiMin—. No puedes obligarme.

—Sé que no puedo —habló bajo acercándose a pasos lentos hacía él—. Pero lo hago por ti, no estás bien JiMin.

—Yo estoy perfectamente bien. —se alejó dando nuevamente vuelta a la cama al ver a su esposo ya cerca de él—. No necesito un psicólogo.

—Sí JiMin, lo necesitas, un psicólogo y nutriólogo. Tienes que mejorarte. —esta vez habló un poco más serio.

Se iba dando cuenta que ya no se trataba de respetar la decisión de JiMin, porque su vida poco a poco iba peligrando.

—¡Yo estoy bien así! ¡No necesito engordar más! —se alejó bruscamente hacia atrás cuando YoonGi dió zancadas rápidas y le agarró firmemente la muñeca—. Suéltame.

—¿Ves esto? —levantó el brazo de JiMin, bajando las mangas de la ancha playera, mostrando un pequeño brazo que tenía mucha semejanza al de un niño. JiMin se soltó bruscamente y bajó su manga—. ¿Qué es lo que esperas? ¿Qué el cabello se te caiga? ¿Qué tú cuerpo se llene de vello? ¿Llegar a los huesos? ¿Eso quieres?

ᴢᴀɪɴᴏ ˗ˋˏYoonmin/Vminˎˊ˗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora