ᴢᴀɪɴᴏ ˗ˋˏYoonmin/Vminˎˊ˗

18: Epifanía.

Creyó que al volver a su casa ya casi preparado para recuperar a su esposo haría lo posible por ello. Pero lo único que acabó haciendo fue no comer, o vomitar y mantenerse lo más alejado posible.

Pensó en actuar más alegre, más hablador y quizás tierno, pero nada salió como lo planeó. Porque ahora ver a YoonGi era una tortura para él, mirarlo a los ojos casi imposible, formar una conversación se sentía como si le apretaran el estómago, pero lo peor de todo es que no podía tolerar su tacto sintiéndose muy sucio de ser tocado.

Cuando lo volvió a ver después de ese fatídico día, pensó en abrazarlo fuertemente, besarlo hasta que se olvide de Seok Jin y que le hiciera el amor todo el tiempo que quisiera para que deje de compararlo. Sin embargo, esos deseos quedaron en su garganta y después de saludarlo pasó por su lado con pasos pesados.

Se encontró con su suegra llenandolo de preguntas, seguido de YoonGi.

—Dios JiMin, ¿Dónde estabas? —la mujer estaba alterada—. No sabes lo asustados que estábamos ¡Llamamos a la policía incluso! Pero nos dijeron tontas excusas y entonces esperamos aquí pero aún no llegabas.

—Lo siento. —dijo bajito, sentía la mirada profunda de YoonGi en él esperando una respuesta coherente, pero por alguna razón no podía levantar la vista a mirarlo.

—Mamá, yo hablaré con él. Ve a casa, ya haz estado mucho tiempo aquí.

—¡Pero quiero saber! No puede asustarnos y luego volver así como así.

—Mamá por favor —sonó frío—. Yo te avisaré luego qué sucedió, pero ahora necesito hablar con mi esposo.

Esposo. ¿Aún quería ser su esposo? Porque según los audios, para YoonGi era otro el que ocupaba ese lugar.

Apretó su boca ante el recuerdo doloroso, tragandose el nudo en su garganta. No, no lloraría, menos ahora con ellos dos presentes.

—Está bien —Su suegra los miró a ambos y luego tomó su bolso—. Espero JiMinie que haya una buena explicación para este susto.

Luego se marchó cerrando con un portazo. Estaba molesta.

Un silencio incómodo estaba presente en el ambiente, el cual no pensaba romper, porque no podía hablar, no a YoonGi.

Dolía, dolía tenerlo en frente.

—¿Y bien? —el mayor se cruzó de brazos, debido a que no lo estaba mirando JiMin solo veía desde sus pies hasta sus brazos—. ¿Quién es el chico con el que llegaste? ¿Por qué se abrazaban? ¿Por qué tienes los ojos rojos e chinchados?—no obtuvo respuesta, así que suspiró pesado colmando su paciencia—. Joder, Dime dónde estabas, por qué no contestabas mis mensajes ni llamadas, por qué no me avisaste nada y desapareciste así como así. ¡Por qué lloraste!

JiMin sabía que YoonGi estaba muy enojado y que él no respondiera era peor para ello.

—¡Mierda JiMin! —Se exaltó en su lugar dando un pequeño brinco del susto, cerró sus ojos con fuerza porque nunca le había gritado ni mucho menos poniendo una grosería junto a su nombre—. ¡Llego a casa y no estás, te llamo, escribo y no me respondiste por horas! ¿Qué sucede contigo?

Se hizo más pequeño en su lugar queriendo que la conversación ya terminé para alejarse. Susurró —. Lo siento.

—Lo siento nada, ¡Lo que quiero es una explicación! ¡No sé de ti en casi toda la tarde, noche y madrugada y luego apareces con un chico abrazado, luciendo como si hubieras llorado todo un día!