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— ¡Bienvenido a nuestro nuevo hogar!—Shua abre la puerta y respira profundamente—Finalmente tenemos nuestra propia oficina ¿Qué te parece?

Jeonghan finge una sonrisa, pero termina tosiendo a causa de la inmensa cantidad de polvo acumulado en el cuartito que se les asignó.

Son 8 de la mañana de su tercer sábado trabajando en la escuela y Shua lo llamó tempranito para que fueran juntos a adecuar su nueva aula, esta vez exclusiva para el DECE pues los casos especiales abarcan todo el espacio, hacen demasiada bulla y el escándalo molesta a los demás profesores (una explicación que había molestado a Cheol porque sus niños "nunca son una molestia").

En lo que Jeonghan se alistaba, Shua habló del otro lado de la línea como si hubiese ganado la lotería o algo así... Jeonghan ve el aula y siente envidia del conserje.

—Acogedora y tierna... creo... un poco pequeña.

—Era una bodega—dijo Shua, imposiblemente más sonriente que nunca, entrando de una vez y dejando su mochila a la entrada—, pero no hay más espacio. Oh, no tienes idea de lo que hice para poder conseguirla... a partir de mañana tengo que ir todos los domingos a cenar con la familia de mi padre y el miércoles tendré una cita con la hija del conserje ¡Pero vale la pena completamente!

Jeonghan mejor no quiere pensar en cuán lejos llegaría Shua por sus niños, es sorprendentemente irreal cuán comprometido está con su trabajo.

— ¿Y Cheol?—pregunta Jeonghan tomando una mascarilla para ponerse manos a la obra.

—Ah, vendrá como en una hora creo. Chan tenía cita médica ¿Comenzamos ya?

Shua pone música, una playlist 80% música infantil que canta y baila como si estuviera animando una fiesta para niños.

"Es un buen chico" concluye con una sonrisa entre que lo escucha parlotear de todo lo que quiere traer al aula: un piso de espuma, cojines de colores, pizarras de tiza y peluches.

—Hice mi especialidad en Estados Unidos y volví el año pasado—le comenta cuando se toman un descanso bebiendo jugo de manzana que Jeonghan trajo de casa—. Mi padre corrió con los gastos aunque le dije que no era necesario... él quería que yo trabajara aquí.

—Él fundó la escuela ¿Verdad?

—No, fue mi madre.

Jeonghan se tiene que tragar sus preguntas porque Cheol y su niño han llegado.

— ¡Shushu!

Una pequeña pulguita atraviesa la sala y corre a Shua quien lo levanta en el aire y lo hace girar para sacarle unas extrañas y desordenadas carcajadas. Fácilmente Jeonghan lo podía catalogar como el bebé más alegre del mundo.

—Hola—en cambio, Cheol se queda a su lado y aprieta su hombro a modo de saludo, siempre acompañado de una sonrisa sin dientes y su voz tan baja como un murmullo ¿De qué se esconde?—. Lamento la tardanza, han hecho un buen trabajo hasta ahora.

—Está bien, no fue mucho—admite Jeonghan y escucha a Cheol reírse sin razón aparente.

—Tengo la sensación de que este será mi nuevo hogar ¿No crees?

Jeonghan asiente—Es justo lo que dijo Shua.

—Estamos sincronizados—Cheol le sonríe por última vez antes de carraspear y alzar el volumen de su voz—. Quiero presentarte a Chan ¡Dino-nino, ven mira! Este es Jeonghan, salúdalo.

El niño corre hasta él con entusiasmo y brillo en sus ojos y se detiene enfrente, con sus manitos cruzadas por sobre su panza y la sonrisa más inocente que jamás vio en un niño.

The World is Mine [SEVENTEEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora