Por primera vez desde que trabajé en un restaurante me sentía realmente a gusto en mi trabajo, no es que no disfrutara trabajar en la agencia, sin embargo llegaba a ser agotador tratar día con día con los clientes, lo más interesante era organizar los eventos y eso no se daba muy seguido.
Si bien ser una dona era bastante cansado y acababa en modo líquido por el sudor, sin contar los intentos de tacleo por parte de niños malvados, podía considerarlo como de los mejores lugares donde había trabajado.
Todo estaba acomodándose de la mejor manera, empecé a sentirme como hace tiempo no lo hacía, solo había un detalle que empezaba a inquietarme, pronto comenzaría de nuevo el maratón de cumpleaños en mi familia, el problema era que se inauguraba con el de mi madre.
No sabía de donde me había salido el valor para presentarme en la casa el año pasado a sabiendas de nuestra situación, la experiencia no había sido para nada agradable y no era algo que quisiera repetir, no me creía con la fuerza suficiente como para ser rechazado de nuevo, sin embargo mis hermanos tenían otra perspectiva.
Mantenían la fe de que esta vez sería distinto, que hiciera un nuevo intento, su ultimo argumento que logró convencerme fue el hecho de que esta vez no estaría Mariana, no sabía cuánto le afectaría su ausencia, era la primera vez que estaba lejos en un día festivo ,por lo que tuve que ceder y evitarle un mal rato con otra ausencia de sus hijos.
Esa compasión por mi madre me hizo recordar las palabras de mi padre que muchas veces olvidaba y me entró la intención de hacerle algo especial por lo que me organicé con Gus y Leo para poder cocinarle.
El plan era que después de ir a despertarla, se la llevarían a comprar zapatos, por lo que tenia el tiempo justo y necesario para tener la comida lista.
Conforme se acercaba la fecha comencé a sentirme nervioso, no había estado en casa con toda mi familia desde hacía mucho tiempo, también temía arruinar el día y volverlo peor que el no estar todos , me estaba causando mucha incertidumbre mi decisión.
La noche antes del cumpleaños de mi madre deje preparado un pequeño pastel para irla a despertar, apenas comenzó a amanecer nosotros nos dirigimos a la casa después de que llegó Joaquín, nos reunimos mascullando en la casa con mi padre y Andrés que ya nos esperaban junto con Mariana en el celular vía remota, subimos a la habitación de mis padres, y una vez ahí fueron entrando cantando las mañanitas tal como lo hicieron conmigo, yo me mantuve un poco reservado sintiéndome que no debería estar ahí.
Hasta Pato estuvo más involucrado en la celebración, aunque pude notar que mi madre me miraba de vez en cuando con una muy ligera sonrisa.
Mi padre se acercó hacia mí con una gran sonrisa
—Me da gusto que estés aquí hijo—exclamó estrechando mi hombro.
—Seria extraño si yo tampoco estuviera— soltó un largo suspiro.
—Sabíamos que tarde o temprano esto pasaría, pero deseo que si se ausentan sea por una buena razón, Al—observó.
—La vez anterior lo intenté—dije sin poder sacar el resentimiento que aun sentía.
—Eso ya esta en el pasado ¿No recuerdas lo que te dije?
—Lo sé, solo es un comentario.
—Deja eso atrás todos cometemos errores, lo importante es el hoy—señaló a los que teníamos enfrente, Leo estaba casi encima de mamá como niño pequeño de un lado mientras Gus estaba de la misma manera del otro, Andrés trataba de apartarlos un poco dado que la estaban aplastando y por el lado de Joaquín sonreía mientras le enseñaba la situación a Mariana.
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Ahora, nosotros
RomantizmSiendo quien organizaba su boda lo peor que pude hacer fue enamorarme de él, tenia tantas razones para irme, las mismas que hicieron que me quedara aun sabiendo como acabaría eso. Toqué fondo, pero fue una oportunidad para reconciliarme conmigo y mi...