Tu familia es lo que más te importa en este mundo, pero luego de la muerte de tu padre entran en una terrible crisis económica y las cosas se vuelven complicadas.
Un hombre llega a interesarse en ti y te ofrece un trato que podría acabar con ese suf...
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— Creo que esto... Fue una mala idea —
Pensaste, mirando con un poco de miedo todo el lugar, te encontrabas en el aeropuerto de la cuidad para poder viajar a dónde Michikatsu debía ir, a Francia.
Los días que habías dicho que no tendrías clases llegaron pronto y por eso desde un día antes estaban arreglando las maletas con todo lo que necesitarían para irse. Dejaron todo en manos de la señora Kami y Yuki, algunos hombres que trabajaban para Michikatsu también mantendrían todo en orden ahí, Kaigaku no los acompañaría por órdenes mismas del azabache.
Era de noche y el avión salía dentro poco tiempo a lo que te dijo Michikatsu, él había comprado los boletos para esa hora. Para evitar problemas y ataques imprevistos prefirió que lo mejor sería viajar por noche, si sus pensamientos eran escuchados no sucedería nada malo.
Pero aún así estaba prevenido, alguno de sus otros hombres que trabajaban para él lo acompañaban e irían en el mismo viaje de avión que ustedes y en diferentes asientos para no hacer sospechar de nada. Tú no los reconocías ya que iban vestidos como civiles normales, pero sentías cerca o lejos la seguridad para ustedes.
Pero había un pequeño problema y de la cual en toda tu vida no te habías dado cuenta por la razón de que nunca habías viajado, y ese problema era el miedo a las alturas en los aviones.
Si bien todavía no sabías al avión, te había tocado presenciar algunos que ya habían despegado y se observar un poco por la misma noche por las grandes ventanas del aeropuerto.
Tragaste saliva por el miedo y tu manos tomaban con un poco de fuerza el brazo de tu pareja, quien estuvo a tu lado en todo este momento, ya que no tenías maletas para sujetarlas ya que las habían mandado a revisión para subirlas al avión, éste un poco extrañado por tu semblante te miró.
— ¿Te sientes bien? — preguntó logrando interrumpir tus pensamientos.
— No mucho... — suspiraste tratando de tranquilizarte un poco, te miró confundido esperando que siguieras — Es solo que yo nunca me he subido a un avión... —
— ¿Tienes miedo? —
— Ah puede que sí... Es la primera vez que me subo a uno, no pensaba que se elevaran tan al cielo hasta el punto de estar más arriba de las nubes... — murmuraste encogiéndote en hombros un poco avergonzada, no negabas que habías sentido un poco tonto decir que le tenía miedo a ese tipo de cosas. Escondiste tu nariz y boca en la bufanda que llevabas, al ser de noche se encontraba un poco frío el aeropuerto y habías vestido de una manera que te sintiera calientita, el azabache a tu lado iba de igual manera.
— Puedes dormirte en el vuelo, así no sentirás lo mucho que tardamos en llegar — recomendó acomodando sus lentes negros que cubrían sus ojos con la mano libre que tenía, sería muy extraño que los llevaba con normalidad si era de noche, pero te había dicho que era por seguridad y que no llegaran a reconocerlo.
