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-la puta madre.
abrí mis ojos y estaba con la cabeza sobre la panza de santiago. me levanté de golpe, busqué mi celular y fui al baño. pensé que tal vez había sido un error traerlo para acá porque capaz el flasheaba algo, mientras yo solo había querido coger.
me lavé la cara y los dientes y salí del baño, para encontrarlo exactamente igual que como había quedado cuando me fui.
me recosté tomando un poco de distancia y lo observé. con el pelo ligeramente revuelto, la sábana cubirendole un poco más arriba de la cadera, su cara en mi dirección con los labios hinchados, desnudo y con la espalda hacia arriba, no voy a negar que me gustó y me calentó lo que veía.
luego de unos segundos usando el celular, noté que la respiración de santiago había cambiado, por eso lo miré. tenía un ojo abierto pero cuando yo lo miré lo cerró rápidamente.
-que me miras, ya te vi- le dije sonriendo y el imitó mi acción.
-nada.
-bue- dije y volví a usar mi celular. noté que dirigía una mano a una teta mía, que a pesar de haber estado cubierta con el pijama, se notaba que no había nada debajo- que hacemo?
-yo nada, vos?- habló haciendose el boludo y acomodándose boca arriba, cerrando los ojos de nuevo y sin soltar mi teta.
-ah no, yo tampoco- dije y me escabulli en la sábana, hasta llegar a su miembro para agarrarlo con mi mano y comenzar a masajearlo.
-hija de puta- habló soltando un suspiro.
comencé a lamerlo por su longitud, hasta llegar a la punta, donde santiago, no muy amablemente, quitó la sábana de encima mío y nuestros ojos se encontraron al instante. no tardó en tomar mi pelo entre sus manos.
metí la punta en mi boca y luego fui descendiendo de apoco, mientras mi mano tomaba lo que mi boca no soportaba.
nunca corté el contacto visual, y eso había hecho que entre mis piernas tenga el mismísimo río de la plata. verlo estremecerse, cerrar los ojos y suspirar o gemir por lo que yo estaba haciendo, me excitó como nada.
llegué hasta un poco más de la mitad y santiago, perdiendo el autocontrol que le quedaba, me empujó la cabeza hacia abajo y después de haberlo metido todo, las ahorcadas fueron inevitables.
lo saque de mi boca y los hilos de baba mezclados con sus líquidos no fueron ausentes. comencé a pajearlo con mi mano y después lo mentí todo otra vez y el soltó un gemido y lo miré con la cara más de trola posible.
no tardó en acabar dentro de mí boca. subí y le di un beso, mientras él apretaba mi culo con su mano.
-menos mal que hacías malos petes- dijo con la respiración entrecortada.
-o sea que hago buenos petes?
-sí, haces buenos petes- dijo y sentí el efecto entre mis piernas.
bajó un poco su cabeza y me hizo un chupon en el cuello mientras yo suspiraba y tiraba apenas de su pelo.
