El lobo la estaba pasando realmente mal. La corriente de aire que le soplaba en la nuca no estaba colaborando con sus nervios Y que el conejito no despegara sus ojos de aquel polvoriento libro entre sus dedos lo estaba irritado un poco.
Louis por el contrario estaba disfrutando de aquella situación más de lo normal, quizá porque había encontrado con que distraerse al fin o tal vez porque Harry al fin compartía su presencia con él.
Louis quería apostar por lo primero.
Harry se sentía un poco incómodo, el silencio pesado y el ligero tarareo de Louis llenaban la sala mientras Harry encontraba donde posar su mirada por fin.
—¿Quieres cenar? — Louis levantó la mirada de su libro para ahora prestar su entera atención al lobo. Harry se veía perdido, aún cuando se hallaba en su casa se sentía fuera de lugar —Si, por qué no—.
Se levantó de la alfombra para dirigirse a la cocina al compás de la luz de la linterna de su teléfono.
—¿Que se te antoja?— Aquella pregunta venía con limitaciones. Tal como había visto en la mañana y recordaba ahora el conejo, en la alacena del lobo no había más que avena y café, en el refrigerador unas cuantas verduras y quizá un poco de arroz. —¿Qué tenemos?.
Harry revisó las gavetas y en efecto, la comida era un poco escasa, la avena seguía ahí para sacarlo de apuros pero Harry había descubierto que este no era uno de los alimentos favoritos del conejo.
Paso su mirada, interrumpida por la oscuridad, por la refrigeradora y la imagen de una verdura en particular llamó su atención.
—¿Qué te parece un par de ricas zanahoria?— Louis se rió, una risa mezclada entre la burla y la incredulidad. Irónicamente la imagen del conejo de caricaturas llegó a su mente. –No me gustan las Zanahorias, Harry—.
Todo pensamiento de la mente de Harry se borró —¿No te gustan las Zanahorias? — La voz amortiguada por las paredes se hizo más clara cuando la imagen de Louis, oscurecida por su alrededor, se hizo presente en la habitación y la luz de la linterna del Lobo dejó ver su rostro.
—No.
—¿Que clase de conejo eres tú?
—Uno que no quiere morir tan Joven.— Para Louis era gracioso porque sabía lo que pasaba en la mente de Harry, le había pasado antes cuando le habían hecho esa misma pregunta pero el rostro del rizado era más que un poema. —No soy bugs Bunny.—
—¿Que clase de mundo es éste?— La pregunta fue lanzada al aire con dramatismo, para Louis seguía siendo graciosa la incredulidad en las palabras del ojiverde. —No pienso opinar por los demás pero, en realidad las zanahorias son demasiado dulces.
—He Sido engañado por la televisión.— Una suave sonrisa se apoderó de su rostro.
—Triste pero cierto.— Louis se paró cerca a Harry para, ahora, ser él quien observe el refrigerador. —Bueno entonces me has dejado sin ideas para la cena.— Harry toma su celular y lo deja sobre el mesón para luego poner un vaso justo sobre la linterna. Un pequeño foco provisional.
—¿Qué tal un poco de arroz con verduras? — Louis no era bueno cocinando pero al ver todo lo que el lobo tenía en el refrigerador podría lograr algo más digerible que avena o unas simples zanahorias.
Aquella noche Louis se encargó de la cena y claro que Harry ayudo un poco; quizá mas que solo un poco. La situación se sintió tan familiar, cotidiano y armonioso. Louis olvidó por un momento todo lo que tenía en su mente, alejando pensamiento, recuerdos y heridas. Harry por su parte se olvidó por un segundo de la oscuridad que lo envolvía de tantas maneras.
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De aquí no he editado mucho porque es mi capitulo favorito. Créditos a esa cena de verduras, una mínima investigación sobre las zanahorias y en memoria de mi pequeña coneja quién inspiró esta historia🤍
Love, Izza
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Snow (En Edición)
Fiksi PenggemarHarry es un híbrido de lobo que está en busca de alimento antes de que una fuerte tormenta de nieve cubra el bosque donde vive. Louis es un pequeño conejo testarudo que terminó siendo salvado de una avalancha por un extraño lobo. . . . [ Larry Styl...