★[dos de azúcar]

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Entonces se hallaban ahí; Un Harry envuelto en un suéter abrigados y un Louis que fácilmente podría confundirse con un mashmello gigante. No había rastro de piel expuesta y después de una exhaustiva investigación sobre el tiempo en el teléfono de Harry se había decidido que era hora de arreglar la electricidad pues el lobo aún tenía trabajo pendiente.

—Sigo pensando que es mala idea que salgas— El mayor miraba como el conejo jugaba con la linterna que no había soltado desde que la encontró entre los cajones de la cocina —prometí que te ayudaría, además, fui yo quien causó todo esto.

Cierto.

Harry soltó un suspiró mientras acomodaba sus botas de nieve y se dirigía a la puerta. No podría hacerlo cambiar de opinión, lo había intentado mientras preparaban la cena, mientras comían e incluso fue lo último que hablaron antes de caer dormidos. Harry no quería un conejo resfriado, su lobo se negaba a cuidar de alguien enfermo a demás de no saber que tan fuertes eran las defensas del menor y quizá, solo quizá, se negaba a permitir que algo le pasara al chiquillo de ojos cielo, aún si ese algo era una gripe común.

La perilla de la puerta de sentía más dura de lo habitual pero luego de un movimiento ágil la imagen del exterior permitió que ambos salieran.

A louis le gustaba la nieve, la mayoría de sus buenos recuerdos se basan en él y su madre jugando en ella. Claro que también escondía unos cuando recuerdos no tan agradables pero por lo demás Louis amaba la nieve. Y ahí se encontraba, envolviendo todo lo que sus ojos pudieran ver, cubriendo el suelo, los árboles y el cuerpo envuelto de Harry. —Louis tienes que moverte si no nos hundiremos en la nieve.

A pasos lentos pero seguros Louis abandonó el marcó de la puerta. La nieve que cubría el suelo se encontraba el suelo entonces en casa pasó dado podía sentir como la nieve le cubría un poco más arriba de los zapatos que se le habían dado.

El objetivo se halla a no más de cuatro metro de distancia, era un poste de manera con una cajita metálica la cual resguardaba el tablero eléctrico.

Iban dos metros y Louis se sentía realmente pequeño cuando la nieve comenzaba a rozarle las rodillas. — Harry, creo que necesito ayuda.

El mayor desvío la vista del objetivo para fijarse en Louis. Traía la nieve hasta las rodillas y unos cuantos copos se abrazaban a su ropaje y sus pestañas. Una imagen deleitable.

El mayor estiro el brazo y de manera delicada la acercó al conejo.—toma mi mano y no la sueltes, aún no llegamos, necesito que no te separes.

Y así fué: Louis tomó su mano los dos metros restantes. Una vez frente a la caja metálica Harry extrajo una llavecita de su bolsillo y Louis inicio con su ardua labor de alumbrar.

◇◇◇

Tomó exactamente una hora. Louis se había cansado a los quince minutos pero decidió no hacer queja alguna. Por otra perspectiva había un Harry que veía preocupado como en efecto se había quemado un fusible pero estaba preparado. Las pequeñas muecas que Louis había cuando creía que el mayor no lo veía dejaban en claro que se había agotado haciendo que Harry culminara su labor más rápido de lo planeado.

—quiero Café — El conejo había detectado aquella mañana que en uno de los cajones de la cocina se encontraba una lata de café instantáneo y pudo comparar aquel momento con el ganar un campeonato de fútbol contra el mejor equipo de la liga. Entonces ahí se encontraba, soltando lo más ligero que pudo el comentario. — Creo que tengo Café en alguna parte de la cocina.

Harry seguía tomando la mano de Louis mientras hacían su camino de regresó a la cabaña. Su cuerpo podía estar expuesto a Dios sabría cuantos grados bajo cero pero en aquel instante el calor de la mano contrario parecía otorgarle la calidez necesaria para no sentir frío.

La ropa por el contrario se empezaba a pegar al cuerpo por la humedad que dejaba la nieve. —¿Te gusta el café? — intentó continuar con la platica mientras daba pasos largos.

— Si, un poco.— Louis figio ligereza. Louis no sabía mentir. Mientras los pasos de Harry eran grande Louis intentaba con todas sus fuerzas seguirle el paso, aún cuando no era tanta la diferencia de estatura se podría decir que el conejo tenía las piernas más cortas al igual que su ritmo al caminar. Pasos cortos pero ágiles.

— ¿Te gusta el café con azúcar? —Pregunta simple pero con un peso gigante. Louis tomaba su café sin azúcar, prefería el amargo sabor de un café bien tostado de un marrón digno de observar. Entonces la respuesta que brindará el lobo era importante.

— ¿Sería malo si la respuesta fuera sí? — "Sería catastrófico". El pensamiento fue veloz pero para fortuna del conejo no llegó a cruzar sus labios aún así era terrible.

— un buen café se disfruta sin azúcar, Harry.

— Un buen café simplemente se disfruta y yo lo disfruto con dos de azúcar.— el camino de regreso había terminado y Louis había aprendido algo nuevo de Harry. Tenía un pésimo gusto para el café.

—Lou no te muevas. —cara a cara y justo en el umbral de la puerta Louis tenía una perfecta vista del rostro de Harry. Ojos verdes, no verde olivo ni verde selva, verdes como la hierba fresca con gotas de rocío. Labios rosas tan suaves a la vista y oyuelos, huequitos que acompañaban y le daban un toque adorable a aquel rostro jovial. Una mano envuelta en en un guante de algodón pasó por su rostro y luego:— tienes una pestaña.

Una sonrisa adorable, él tenía una sonrisa demasiado adorable, pero no diría eso en su lugar solo pudo decir: — y tú un pésimo gusto para el café.

Había sonidos agradables al oído, quizá el sonido de las olas del mar, quizá el canto de las aves en primavera o tal vez la risa de un niño pequeño. A esa lista Louis podía agregarle un sonido a un más agradable: la risa de Harry.


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Jajajaja este también es un capítulo de relleno y siento que era necesarios. Créditos a la taza de café que inspiró esto y el debate sobre el café con y sin azúcar. ¿A ustedes les gusta el café? Si la respuesta es afirmativa ¿con o sin azúcar?

Love, Izza

Snow (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora