Patrón
Lo que sucedió sigue siendo un misterio para mí. Dentro de mi cabeza, cada vez que intentaba abrir los ojos, flashes de luces me obligaban a mantenerme rígida y esperar por alguna solución. No era muy paciente, quería gritar, pero no podía. Había un peso en mi pecho que me inutilizaba la entrada de aire.
Intenté moverme. Oí un cuchicheo por encima de mí.
—No la despierten.
Era lejana, pero sin duda era la voz de Opragen. Lo que quería decir que me encontraba en la enfermería.
Otras voces aparecieron.
—¿Ya lo sabías?
Enfurruñado y de voz grave; Valectus sonaba como si detestara la idea de encontrarse allí.
Le respondió una voz indiferente:
—Claro que no. Ni ella lo sabía.
Era la primera vez que oía a Cilinus hablar con alguien que no fuera yo.
—Sigue siendo sospechosa —soltó Valectus, escéptico—. Décadas de no ver a uno, y ahora aparece en su aniversario... Dime que no ves lo sospechoso.
No hubo respuesta por parte del rubio.
Desearía entender de qué estaban hablando, podría al menos tener una respuesta planeada y no verme como Valectus creía. El silencio de Cilinus me hirió, ni siquiera lo negó o me defendió. Claro que no era su deber; sin embargo, éramos amigos, ¿no? Pasé más tiempo con él que con el resto de los patrocinados. Creí que nos habíamos acercado bastante para poder apoyarnos mutuamente.
«¿Habrías hecho lo mismo?» —la pregunta me hizo mantener el mismo silencio que los chicos.
Empezaba a impacientarme ante lo que desconocía del tema, de estar quieta y sin poder hablar, quería que supieran que estaba consciente. Quería ir donde tía Amelia y Naomi, encontrarlas antes que fuera tarde. Debía salir de allí...
Me removí en la cama, sintiéndome ahogada. Me ahogué y tosí, sin que saliera nada de mi boca.
—M-Maldición... —me mareé levemente—. ¿Qué...? ¿Qué pasó?
Desde la punta de mis pies, Valectus se encontraba cruzado de brazos sin ninguna pizca de preguntar cómo me sentía, en más, no tenía indicios de responder a mi pregunta. Llevaba el uniforme de su patrón, como el vino oscuro, sin apartar su crítica mirada de la confundida mía.
—Te desmayaste —me volteé a Cilinus con alivio, pero se me borró la expresión cuando noté que no me miraba de la misma forma; ni siquiera se enfocaba en mi estado—. Es normal, teniendo en cuenta tu...
—Mi..., ¿qué?
Un rayo oscuro surcó mi pregunta. El colibrí de Opragen me inspeccionó rápidamente y depositó un vaso de agua en el velador. Revoleteó en mi rostro y se apartó hacia el hombro de la mujer, quien me sonreía con un aspecto enfermizo y cansado.
—Hola, Novadok, ¿cómo te encuentras?
Intenté responder con normalidad, no era la gran cosa, pero oír aquel nombre fue sentir una palmada en la frente. Novadok, era yo a quien le hablaba. Era extraño oír a alguien referirse de aquella manera hacia mí, en la mañana simplemente era Sophia Sawyer, ahora tenía una vida nueva, que demoré en asimilarlo.
—Bien..., creo.
—¿Qué es lo último que recuerdas?
—Mmh... ¿desmayarme?
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La Liberación de Morven
AdventureEl día de su cumpleaños Sophia Sawyer oyó a sus padres hablar sobre haber deseado nunca tenerla. Entonces ¿qué hizo? Aparentar cómo si nada hubiese pasado; agradeció a su madre por la cena de cumpleaños y se fue a dormir. Tal y como un lema familiar...