Muriel Montalvo.
Una punzada horrible estaba en mi cabeza, abrí lentamente los ojos para acostumbrarme a la luz que se colaba por las ventanas, aún estaba algo cegada por qué estaba dormida, a mi lado observaba un bulto, comenzaba entrar en razón alce la sabana y estaba totalmente desnuda, dios mío que hice! Comencé a asustarme, observé mejor a quien estaba a mi lado en un movimiento que hizo por voltearse, ay no Muriel que hiciste ahora.
En mi cabeza rápidamente venían todos los recuerdos anoche...
Mi acompañante se siguió moviendo y yo me quedé estática, que le diría, buenos días? Ay no, no, no! Lentamente abría sus ojos.—Buenos días.-Pronuncio el, con una sonrisa en su rostro.
—Amm, buenos días.-Dije muy apenada.
Quedó un silencio que para mí era algo incómodo, aunque tampoco voy a negar que es bastante guapo, justo como me gustan. Piel clara, cejas pobladas, ojos color miel y una pestañas muy bonitas a decir verdad. Que estás diciendo Muriel, concéntrate en salir de aquí, rápido busque con la mirada mi teléfono y por ningún lado veía mi teléfono.
—Emm, no recuerdas nada?-Pregunta el.
—No como crees, eh Octavio?-Dije extrañada por qué no me acordaba realmente de su nombre, al escucharlo su rostro se torno un poco incómodo.
—Mmm no, es Andrés.-Dice algo avergonzado.
—Oh claro, lo siento.-Dije algo avergonzada, mirando hacia un punto fijo sin saber que hacer ahora.—Bueno creo debo irme mis amigas deberán estar buscándome preocupadas.
Rápido me levanté de la cama jalando la sabana para envolver mi cuerpo acción totalmente incorrecta por qué el que ahora quedó desnudo es el.
—Ay lo siento, lo siento.-Con una de mis manos tapaba mi rostro para no ver, pero como no iba a ver si me gustaba la vista que tenía, vaya si que estaba bueno este hombre.
Su cara se torno algo roja y busco algo con que taparse, rápido en ese lapso busque mi ropa y corrí a encerrarme cómo la cobarde que soy en el baño, diablos Muriel por qué haces cosas tan torpes.
Rápido me puse mi ropa de la noche anterior, acomode un poco mi cabello, lave mi cara por qué parecía un mapache con el Rimmel corrido que vergüenza!! Por suerte encontré un cepillo de dientes nuevo y una pasta, lave mis dientes.
Una vez que estaba lista y que agarre valor para enfrentarlo salí de mi escondite, buscando mis zapatos.—Bueno fue un gusto conocerte, no recuerdo lo que hicimos pero debiste a ver estado genial.-Dije agarrándolo del hombro y dejando un beso en su mejilla, el me miraba con cara extrañado.
—Puedes darme tu número, al menos preciosa?.-Me dice algo sonrojado, mirando cada uno de mis movimientos.
—Oh claro espera.-Busque un papel y lo anoté, junto con mi nombre.—Toma, guardalo muy bien amore, me voy que tengas un lindo día.-El estaba sentado y me puse a su altura, dándole un beso de pico en los labios, a lo cual lo deje algo anonadado ante la acción, salí casi casi corriendo de la habitación, llamando a Galia, mi mejor amiga.