Capitulo 9

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Muriel Montalvo.

Ya es alrededor del medio día ya tenemos las cosas para la fiesta, llame a un decorador por qué obvio no va hacer nada simple, pero obvio no fue nada barato pero digamos que lo pago mi abue.

Yo quería bastante ruido en la casa así que buscamos Galia y yo por internet algo de música hasta que dimos con una banda estilo sinaloense, que por cierto igual salió algo cariñosa, pero no me importa. Paramos a comer algo en un restaurante dentro de una plaza ya que igual compramos la ropa que nos pondríamos, una hora después emprendimos viaje directo a casa.

(...)

Llegamos a casa, nos ayudaron a bajar las cosas para la comida, al igual que las maletas de Galia. Ambas entramos a la casa y ahí estaba mi padre, quien no se había dado cuenta que tenía yo compañía.

—Muriel, que bueno que llegas.-Dice aún leyendo unos papeles.

—Hola papá, mira te presento a mi amiga Galia.-Mi papá levanto el rostro para mirarnos y por un momento se le quedó observando a Galia cómo embobado, creo que tengo una idea mejor.

—Mucho gusto señor, Galia Bustamante.-Dice mi amiga, extendiendo su mano mirandolo algo coqueta y que mi papá torpemente la toma.

—El gusto es mío  señorita Antonio Montalvo pero llámame Antonio.-Dice algo nervioso? Ay papá, que idea me acabas de dar.

—Bueno querías hablar algo conmigo?-Intervengo entre su conversación.

—Si podemos ir al despacho?.-Me pregunta.

—Claro pa, vamos.-Le contestó, alguien del servicio le encargó que lleven a Galia a mi habitación no quiero que la bruja la vea.

Ambos caminamos hasta su despacho, mi papá podrá ser un hombre grandulon y que provoca miedo, pero yo sé que en el fondo es un hombre muy atento, un padre amoroso y que esto que vivimos es solo una etapa.
Entramos al despacho y el volteo hacia mi dirección.

—Hija antes que nada, quiero pedirte una disculpa por el altercado de anoche.-Me dice algo apenado, se podía observar en su rostro.

—Disculpa aceptada, aunque te pido que no me des la espalda a mi, muy en el fondo sabes que está mal lo que hizo Miriam y menos con Matilde que incluso tiene más derecho sobre esta casa que ella.-Le digo amenazante.

—Pues si se que estuvo mal, no volverá a suceder tomaré cartas en el asunto.-Dice obsevandome.

—Mas te vale, por qué creeme mi abuela me podrá a ver educado con muchos modales y eso, pero no dudaré ningún minuto es cachetearla si me vuelve a sacar de mis casillas.-Ambos nos reímos de mi comentario.

—Ya verás que no llegarás a eso, ahora quiero desearte un feliz cumpleaños, creo soy el peor padre del mundo pero creeme no es fácil el ahora tenerte aquí después de que me perdí más de la mayor parte de tu vida.-Habla algo nostálgico, dándome un abrazo.

—Gracias papá, no eres eso te amo infinitamente y lo que dije ayer en verdad no quise decirlo por qué se que te lastimo.-Confieso aún abrazada a él.

—No cielo, tienes toda la razón yo tenía que estar para ti también por qué no solo yo había perdido a mi esposa, si no que tú a tu madre y eras apenas una niña, eso no puedo perdonarme lo aunque tú me digas que no son así las cosas.

Seguimos hablando del tema, al igual que de mi fiesta, le advertí que no quería ver ahi a Miriam así que le advirtiera que se mantuviera encerrada en su habitación o de plano se fuera a Guadalajara, llegamos a un acuerdo, revise mi reloj y ya era tarde tenía que ir arreglarme así que lo deje solo, corri hasta mi habitación y Galia ya había salido de bañarse.

Una vida contigo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora