TFM | Scott Mccall debe volver al pueblo que lo vio crecer después de varios años por algunas incógnitas, pero esta vez no vuelve solo, sino que con Lissa Mccall, su hija
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Despedidas
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Lissa vio con asombro como las flechas clavadas en el pecho de su padre se quemaban cerrando su herida, los tres se pararon haciendo que Scott ponga detrás de él a su hija.
—Zorro de fuego... —murmuro el void.
El kitsune de fuego se desprende de Scott para irse al cuerpo de Hikari.
Una flecha se clavó en el cráneo del nogitsune, haciendo que este grite y suelte a Eli, el void se sacó la flecha de la cabeza cuando la barrera de serbal fue rota, dejando entrar a la otra parte del grupo, el disparo de plata lleno el lugar.
—¿Qué es eso? —pregunto el void.
—Plata —respondió Chris—. Hijo de puta.
El nogitsune desapareció alertando a Lissa, pero se acercó a Eli mientras que extendía una mano para que una de sus dagas llegue a ella, apenas la tomo se acercó a Hikari para ayudarla y a Liam, mientras que los Hales desataban a Stilinski y Mason.
La guerra contra los onis termino cuando el nogitsune volvió a aparecer, Lissa se acercó rápidamente a su padre.
—¿Recuerdas el regalo que me diste, Scott...? —la pregunta apenas se pudo terminar, porque el void fue arroyado por un jeep reconocido por todos.
—Ups, ¿corte su discurso? —la voz de Stiles lleno el lugar emocionando a su sobrina—. Que lastima. —el humano bajo de su vehículo y camino hacia la manada con total tranquilidad.
El nogitsune se paró con dificultad viéndolos.
—La mordida de un alfa —siguió el void—. El poder de un hombre lobo.
El nogitsune comenzó a sacarse sus vendas entre gritos, Stiles fue sostenido por su sobrina cuando casi se desmaya, mientras que Lissa hacía arcadas al ver el verdadero rostro del void.
Un rugido fuerte resonó en todo el bosque, haciendo que la mayoría baje su cabeza por el dolor auditivo que les dio.
Los Hale junto a Scott y Liam gruñeron a la vez y corrieron hacia él, desapareciendo, apenas llegaron.
El bosque se quedó en silencio, Stiles abrazo a Lissa al ver que su respiración se desestabilizó y lágrimas amenazaban por salir.
—Tranquila —susurro el adulto abrazándola—. Ya volverán y estarán bien.
—No lo puedo perder, tío. —murmuro Lissa entre los brazos de Stiles.
Stiles acaricio la espalda de la menor mientras que esta suspiraba.
Melissa se acercó rápidamente a su nieta, sin antes saludar y abrazar al Stilinski que estaba a su lado.
—Estás bien, mi linda. —suspiro Melissa tomando el rostro de su nieta.
