Reborn se paseaba de un lado a otro de la sala de su cabaña. La construcción había sido herencia del antiguo Alfa. Era una hermosa casona estilo rustica, una mezcla entre piedra y madera, vidrio y cemento, que le daba un aire solido sin dejar de ser acogedor; mirando el reloj por enésima vez, no pudo dejar de preguntarse el porqué del retraso, sus lobos tenían órdenes precisas, ir por el mocoso y traerlo. La instrucción del Sagrado Consejo era tan clara que hasta unos gatos melindrosos tendrían que entenderlo. El sonido de los dos vehículos que se acercaban por el camino le advirtieron que su segundo regresaba con su encargo. Respirando profundo retuvo el aire en sus pulmones unos segundos y luego lo dejo salir lentamente, tratando de centrarse. Era un malvado y gran macho alfa, como para ponerse nervioso por la llegada de un proyecto de gato. El chico no llegaba ni al metro setenta de altura, para ser un cambia forma era una pinta de hombre. Según recordaba entre la neblina de recuerdos de esa noche de luna llena, el cachorro era tan joven que apenas si debía haber atravesado su primer cambio hacía unos meses. En la sociedad de las manadas los veinticinco años de su pareja apenas hacía de su emparejamiento algo legal. Todo porque el maldito gato le había dado por pasear en su territorio de caza con la cola al viento, tentando a su lobo hasta llevarlo a la locura. La voz de su madre de cría, Mara, se escuchaba en la puerta de entrada de la casona. Gracias a su oído animal pudo escuchar la manera rígida en que recibió a los invitados. La mujer odiaba a muerte a Redereck, su segundo, y al parecer la idea de un felino en la casa era la otra mala noticia para ella. Solo esperaba que la loba cascarrabias no despellejara ni a uno ni a otro. Reborn podía escuchar los pasos de los tres hombres, pesados con sus botas estilo militar que caminaban con pasos largos, luego escucho el sonido de las faldas de Mara, pero nada más; empezaba a inquietarse, cuando los vio llegar, su madre de cría, una mujer hermosa, alta, de cuerpo esbelto y mirada escrutadora, entro seguida por los lobos, tras estos, su pareja. El chico era más bonito de lo que podía recordar, más aún que las fotos que el Consejo le había enviado para su reconocimiento, era simplemente una cosita linda. Su lobo gruño en su interior, el animal estaba listo para comenzar los juegos de cortejo y el consiguiente apareamiento.—Empezaba a pensar que habían perdido el camino de regreso— se dirigió el alfa a los lobos, ignorando adrede al felino—Es que no deje claro que lo quería sin pérdidas de tiempo.
El segundo, un hombre alto, con la apariencia de un hombre de cuarenta y cinco años, aunque ya contaba con más de cuatrocientos años, no pareció muy preocupado con el reclamo de su alfa —Su familia insistió en darle algunas instrucciones antes de dejarlo partir con nosotros— casi escupió las palabras, Rodereck fue uno de los que más trabas puso para que el Alfa se emparejara con un felino— Ese cachorro no es más que un mocoso mimando, no sobrevivirá ni una semana en nuestra manada— se quejo Rodereck arrugando el ceño.
— ¡Es mi problema!—le aclaro Reborn, mirando directo a los ojos de su segundo, este desvió la mirada reconociendo la posición de su Alfa—Ahora vallase, hasta aquí llega su trabajo yo me encargaré personalmente de mi pareja de aquí en adelante.
Los dos lobos más jóvenes sonrieron cómplices, ellos entendía perfectamente los apuros de su jefe por quedarse solo con el minino. El chico era sexy, tenía la piel lampiña y morena, los ojos que siempre mantenía bajos en actitud sumisa, eran de un vivo ámbar, su cabello castaño con mechas rubias lo llevaba trenzado en cientos de pequeñas trenzas las cuales caían por su espalda, ya que las había acomodado juntas con una liga para que no cayeran por su cara. El cuerpo del hombre joven, se podía describir como un fino bocadito, con su metro setenta, sus músculos flexibles de gato, era algo difícil de ignorar. Con cuidado de que el Alfa no notara la fragante admiración, ambos lobos salieron tras el segundo al mando, que se notaba furioso con todo este asunto del emparejamiento. Reborn vio a los lobos salir de la sala de estar de su casa. Dando un rápido vistazo trato de asegurarse que todo estuviera de modo aceptable para su pareja. Las cortinas estaban corridas, los ventanales abiertos, la brisa de la tarde refrescaba el recinto, los pesados sillones de cuero color crema estaban acomodados a la perfección, las flores había sido colocadas frescas en los jarrones, las habitaciones se sacudieron a conciencia, todo listo para recibir al compañero del alfa.
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𝐏𝐨𝐫 𝐔𝐧𝐚 𝐍𝐨𝐜𝐡𝐞 𝐃𝐞 𝐋𝐮𝐧𝐚
Fanfiction||𝕊𝕙𝕚𝕡 ℝ𝕖𝕓𝕠𝕣𝕟𝕡𝕝𝕒𝕪|| 𝐔𝐧𝐚 𝐩𝐚𝐧𝐭𝐞𝐫𝐚 𝐣𝐨𝐯𝐞𝐧, 𝐲 𝐮𝐧 𝐥𝐨𝐛𝐨 𝐜𝐨𝐧 𝐞𝐱𝐩𝐞𝐫𝐢𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚. 𝐀𝐦𝐛𝐨𝐬 𝐬𝐞 𝐞𝐦𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐫𝐚𝐧𝐛𝐚𝐣𝐨 𝐞𝐥 𝐢𝐧𝐟𝐥𝐮𝐣𝐨 𝐝𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐦𝐨𝐜𝐡𝐞 𝐝𝐞 𝐥𝐮𝐧𝐚. 𝐋𝐨𝐬 𝐢𝐧𝐬𝐢𝐬𝐭𝐨𝐬 𝐭𝐨𝐦�...