Capitulo 06

203 22 1
                                    


El lobo paso de divertido a preocupado en lo que dura el latido de un corazón, los ojos oscuros se estrecharon al llegar hasta su nariz el olor de su gatito, el olor a miedo era ácido y tan penetrante que hacía que su nariz picara. Sin atreverse a cambiar, se acerco hasta el felino que estaba tirado de panza en el suelo con la cabeza bajo sus patas delanteras mientras gemía. Un animal herido y asustado podía ser muy peligroso, prefería enfrentarlo en su forma de animal; un humano, por grande que fuera, contra una pantera enloquecida no era lo que pudiera llamarse una buena idea. Reborn hizo lo que sus instintos le dictaban, después de todo el gato era su pareja. Lamiendo la mejilla hasta llegar a las orejas comenzó a acicalar al animal más pequeño arrancándole suaves gemidos. Sacando la cabeza de entre las patas, Auron trato de entender que era lo que pasaba, el enorme lobo no estaba tratando de arrancarle la garganta ni el humano de joderlo contra el suelo del bosque, ese gesto de lamerlo era como lo que hacen las hembras con sus cachorros para tranquilizarlos; sin poder detenerse, el felino se encontró ronroneando mientras se dejaba mimar. Ambas naturalezas se pusieron de acuerdo en que las lamidas del lobo no eran tan malas, cerrando los ojos cayó dormido sin ninguna dificultad. Las hojas de los árboles se mecían con la suave brisa nocturna y las estrellas se asomaban entre las ramas. Auron por primera vez desde que había salido de la casa paterna, se sintió cómodo, y por muy poco, feliz. Un suave empujón contra su cara de gato lo hizo abrir los ojos no muy convencido, mostrándole loscolmillos al imprudente lobo quiso externar su desacuerdo a ser despertado en medio de la noche cuando estaba durmiendo tan relajado. El lobo empujo algo hasta que esto quedo a centímetros de su nariz. Asustado se levanto en sus cuatro patas mirando extrañado al enorme animal que lo miraba orgulloso de sí mismo. Deteniéndose a estudiar lo que el lobo había empujado, descubrió que era un delicioso conejo.

Auron jamás había comido en su forma de pantera. Era un chico de ciudad después de todo, la pizza era más cómoda de agarrar con manos, que metiendo una gran cabeza felina dentro de la caja. El lobo volvió a empujar al conejo muerto, el felino hambriento dejo de escuchar las protestas de su naturaleza humana.

Los grandes ojos ámbar de Auron miraban a su proveedor con adoración; sin pensárselo dos veces, dio cuenta en unos pocos vocados del conejo, acostarse sin cenar no había sido una de sus ideas más inteligentes. Reborn observaba complacido, el gatito de ciudad sabía tomar los retos con valentía. Un nuevo respeto comenzó a formarse en el lobo al ver a su pareja con la cabeza erguida mirándolo de frente. Con un movimiento de cabeza el lobo llamo al felino para que se acercara, este en unos cuantos pasos quedo con la cabeza negra sobre la base del cuello del enorme animal. Luego comenzó a restregar la mejilla felina tratando de dejarle su olor al macho dominante, queriendo marcarlo como suyo; aún al animal, la mujer que vivía en la casa no le inspiraba los más nobles sentimientos, tenía que dejar claro que el lobo le pertenecía solo a él. Un poco avergonzado Auron se dio cuenta de que tenía todo el hocico manchado con su primera presa cruda, dando unos pasos atrás se separo del animal más grande, humedeciendo las patas delanteras con saliva, se las paso después sobre su hocico. El lobo observaba con evidente interés como el cachorro se aseaba, con una sonrisa canina se acerco con la única intensión de ayudar, Auron estaba demasiado concentrado en su acicalamiento como para darse cuenta, en un principio, de la lengua que se unió a la limpieza. Tomado por sorpresa trato de alejarse, pero la insistencia del lobo acabo por convencerlo de que el gesto era lindo. En su papel de alfa Reborn sabía que el lamer el hocico de otro era ser sumiso, pero la pantera era algo digno de probar; Auron quiso participar, y comenzó a lamer a su vez el hocico del lobo mientras ronroneaba moviendo la larga cola negra. De pronto ya no fueron dos hocicos, sino dos bocas las que se devoraban una a la otra. Auron se encontró desnudo bajo el peso de un hombre, su piel morena contrastaba con el palido de Reborn. En busca de aire las bocas se separaron lo suficiente para lograr respirar.

𝐏𝐨𝐫 𝐔𝐧𝐚 𝐍𝐨𝐜𝐡𝐞 𝐃𝐞 𝐋𝐮𝐧𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora