Capítulo 3

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✍🏻

Solo puedo decir que AMÉ escribir este capítulo y que espero que a ustedes les guste mucho  🙏🏻

Qué alegría saber que les está gustando el camino que está tomando esta fic.

Este capítulo es 100% SERQUEL así que disfruten imaginar este romance que va tomando forma aunque los protagonistas todavía no lo sepan, ajaja 

Espero que se enamoren un poco más de esta historia! 🤗🧡

Tanto tiempo que no nos vemos tú y yo, dijo en voz alta poniendo su atención en la enorme Biblioteca Nacional. Siento haberme perdido, exclamó sonriendo. Caminó hasta la entrada y comenzó a ver gente entrando y saliendo sin parar como si estuviera ante una especie de marea humana. Era uno de los lugares más concurridos de Madrid principalmente por los estudiantes y por los turistas curiosos porque no solo era un lugar para instruirse y buscar información, sino que además era un lugar hermoso y tenía una estética sublime que merecía las visitas de quien tuviera buen gusto.

— Bienvenido a la Biblioteca Nacional, Señor — dijo una suave voz femenina con una inmensa sonrisa del otro lado de la recepción.

Eh... sí. Buenos días — hizo una pausa y revoleó los ojos, buscándola. No quería molestarla en su trabajo. De repente creía que lo mejor era hacerse pasar por un visitante más.

— ¿Puedo ayudarlo?

— Eh... sí. Quería saber si, si... debo dejar algo para ingresar. Es tan solo una visita. Hace años que no vengo y no sé si estaré registrado.

— Entonces, tan solo permítame su documento nacional de identidad y lo ingreso enseguida.

— Muy bien — dijo sonriendo mientras cogía su cartera.

Hacía quince minutos que estaba intentando encontrarla, pero el lugar era tan grande que no estaba siendo un trabajo fácil y la realidad era que él seguía teniendo poco tiempo para todo que no fuera poner en marcha su obra. También hacía tiempo que no pisaba aquel lugar, pero era bonito que siguiera sintiéndose como una especie de hogar acogedor después de tantos años. Un hogar que ahora recordaba que tenía un bonito jardín algo escondido donde tantas veces siendo joven había podido ver el cielo mientras leía con tranquilidad.

Caminó hasta el lugar apelando a su memoria esperando que siguiera en el mismo rincón, pero no fue hasta que sintió aquel dulce perfume que ya conocía y que el día anterior se había hecho más evidente con el olor a lluvia que supo que estaba en el lugar correcto.

La observó sentada con un ordenador portátil sobre una de las pequeñas y bonitas mesas de aquel rincón entre flores blancas y lianas de pequeñas hojas verdes y burdeos bajo un techo transparente adornado con cálidas luces como las que se utilizan para decorar los árboles de navidad. Estaba completamente concentrada en lo que fuera que estaba leyendo como si su mirada fuera la nariz atrapada entre dos páginas de un interesante libro. Sonrió de inmediato. Ver esa escena le estaba dando una paz inexplicable y en un punto le daba un poco de pena molestarla.

Parecía que ella también elegía ese lugar especial como él lo había hecho tantas veces en el pasado y eso le resultaba una coincidencia un tanto extraña. Finalmente, aclaró la garganta buscando su atención y ella levantó la vista abriendo los ojos, sorprendida.

— ¿Sergio? ¿Qué haces aquí?

— ¿Raquel? Mira qué casualidad — dijo con una sonrisa — ¿Trabajas aquí? Lo digo por... — señaló el nombre en la chaqueta burdeos que estaba vistiendo.

Behind The Summer WineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora