Capítulo 6

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Para este capítulo les recomiendo leer con tranquilidad porque ya saben que ahora la montaña rusa tiene dos tiempos, idas, vueltas, referencias y mucho detalle e incógnitas que se irán develando poco a poco.  

Espero que les guste el capítulo de hoy!  🧡

Abrió los ojos y acercó la mano hasta el móvil en la mesa de noche. Miró el reloj y sonrió. Por el horario no necesitaba saber que se trataba de un correo de voz de su amiga del alma.

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RAQUEL ¿DÓNDE TE METISTE? Coge la llamada, zorra. Vale, es tarde. Te dejo dormir, pero mañana desayunamos y no acepto un no por respuesta. En el café de siempre. Te espero. Un beso.

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Colgó y puso el móvil en modo avión dejándolo a un lado. Ya había hablado con Salva y Paula y nadie más llamaría a esas horas. Se colocó en diagonal ocupando toda la cama mientras observaba el techo y tan solo suspiró con fuerza. Había logrado calmarse, pero no había podido dormir nada. Hacía horas que lo intentaba, pero solo había dado vueltas como un resorte en llamas. Era cierto que estaba cansada, pero había sido un día atípico en el que había pasado de la nostalgia a la excitación pasando por la tristeza para terminar de una manera absolutamente impensada.

Estiró su cabello hacia atrás extendiéndolo sobre las sábanas como si fuera el de una sirena bajo el agua y sus dedos se enredaron de repente. Sonrió recordando el lápiz rojo que le había obsequiado Sergio aquella noche. Quizás podía aprovechar el tiempo para hacer algunas anotaciones en las escenas que habían leído. Las escenas que ensayamos juntos, pensó. Él juraba que no era actor, pero una vez más, cuando interpretaba como con su mirada, cargaba una pasión imposible de ignorar. Claro que no debía resultarle extraño aquello porque después de todo era su obra y aun cuando fuera el director y no el protagonista, debía querer que todo estuviera perfecto. Sin embargo, lo importante no era la emoción que ponía sino la manera en la que ella se había sentido con él a quien apenas conocía.

Creía que la palabra era cómoda, pero ahora se daba cuenta de que aquella no era la palabra justa. Cada vez que la observaba, la hacía sentirse en cierto modo desnuda.

Sí, desnuda.

Ella lo había observado con la misma pasión y al parecer su intensidad también había sido efectiva porque a él le había encantado el resultado. Sonrió, todavía viendo el techo como si se estuviera llenando de estrellas y bajó la mirada entre las sombras como si alguien más la estuviera viendo. A ella también le había encantado sentirse tan libre. Hacer algo para ella y por ella sin que nadie más lo supiera lo volvía excitante. Mañana se lo contaría a Alicia y ni bien fuera posible, a Salva y a Paula, pero ahora quería ser egoísta y disfrutar sola aquel momento. Había esperado tanto por una oportunidad que la hiciera sentirse viva porque así se había sentido después de aquella lectura.

Claro que todo eso podía suceder en los planes de cualquiera que quisiera hacer algo nuevo, pero nunca podría haber imaginado que después de aquel ensayo pasaría algo tan inesperado como lo que había sucedido. Algo que ella había querido evitar desde que había pisado el teatro aquella mañana y que había vuelto al final de la noche como si fuera magia queriendo acelerar algo que en breve sería inevitable.

Sergio cerró el guión y la observó en silencio.

— ¿Qué pasa? Estuve fatal ¿verdad? Yo te dije que nunca había hecho esto. Joder, lo siento. Me dejé llevar, pero claramente esto no es lo mío. No debería haber hecho esta locura ni hacerte perder el tiempo. Es que yo no, yo no —

Behind The Summer WineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora