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Doha, Qatar, 2022
























— Lola… — llamó Ciro desde la puerta de la habitación de hotel de su hermana mayor — ¿Estás bien?

España había perdido  y eso era noticia mundial, así también como las críticas que la castaña estaba recibiendo por, según la gente "distraer a las estrellas del  fútbol". Los mensajes ofensivos no paraban de llegarle de todas partes, instagram, Twitter, incluso en Facebook se mino de mensajes de aficionados enojados porqué según ellos Pedri y Gavi jugaron mal por su culpa.

¿No había sido su culpa, o si? Ella no creía que por ser amiga de los chicos ellos jueguen mal, no tenía mucho sentido, pero cuando la gente te repite algo tantas veces, terminas creyendoles.

Pedri se había borrado del mapa, tan rápido como se fue se había ido, y ni siquiera fue capaz de decirle chau.
Ella podía hacer a un lado su corazón roto al ver que al español poco le importó la relación que crearon, pero no podía hacer a un lado que sus hermanos menores lo esperaron fuera del predio junto con ella para mostrarle su apoyo y el simplemente huyó y los ignoró. Ciro había llorado media hora seguida pensando que el español ya no los quería.

"Al final, todos son iguales".

— Si, tito, solo cansada — respondió, abriendo sus brazos para que el menor se acueste con ella, cosa que hizo — ¿Hoy dormis conmigo?

Su hermano de cuatro años asintió, abrazándola con más fuerza cuando la escuchó suspirar.

— ¿Estás triste porque  Pedri no nos saludó?

Como si de repente compartiera edad con Ciro, asintió.

— No estés triste — negó el más chico, con inocencia — Por ahí estaba cansado como papá cuando vuelve de los partidos, ya va a venir a estar con nosotros.

— Pedri volvió a España, Tito… el ya se fue.

Ciro hizo puchero. De los tres Messi, él fue quien más se había encariñado con el español, y en su inocencia no entendía mucho lo que pasaba.

— ¡Bueno pero cuando viajemos a Barcelona lo vamos a ir a ver!

Los ojos de Aurora se mojaron mientras abrazaba a Ciro para que no la viera. No entendía porqué estaba tan triste, pero lo estaba y su hermanito no tenía la culpa así que no le iba a amargar la noche a él.

Ruidos de pisadas se escucharon y de repente tenía a Thiago, Mateo, Ciro, a su papá y a su mamá ahí en la habitación.

— ¡Pijamada familiar!

El varón del medio se tiró sin pensarlo arriba de sus hermanos, y Thiago al ver que sus padres se reían y no lo retaban, le siguió el juego.

— ¡Vamo' a festejar que estamo' en cuartos! — gritaba el mayor.

Love Story | Pedri GonzalezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora