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Doha, Qatar, 18/12/22
























Leo abrazó con todas las emociones a flor de piel a su hija, conteniendo las lágrimas.

— Esta es toda tuya pa… ya se escribió — prometió Aurora con la voz completamente emocionada.

Estaban por jugar la final del mundo, y si bien estaban confiados, el mejor del mundo tenia miedo, como todos, el miedo a decepcionar lo había mantenido despierto toda la noche.

Y como siempre desde que había empezado a jugar para la selección Argentina, Aurora se quedó a su lado siempre.

Iban a jugar el partido de su vida, eso era seguro, la hambre de gloria se sentía en el aire y la tensión se podía cortar con tijeras. Leo Messi tenía hambre de gloria, quería darle gloria a su país, a sus compañeros, a su bandera, y a su familia, que había sufrido todo con él.

— Te prometo dar todo de mi hoy, hija, va a ser por vos, nuestra familia y por todos los argentinos… te amo.

Limpió las lágrimas que caían de los ojos de la castaña, sonriendo.

— No llores todavía, Lola — se rió aunque a él tampoco le faltaba mucho — Que así no me vas a resistir el partido.

(...)

— ¿Estás bien boluda? — preguntó el Kun.

Ella había bajado con el ex jugador. Necesitaba estar lo más cerca posible de la cancha y saltar a abrazar a su papá cuando ganarán la copa. Eso y que sabía que iba a soltar demasiadas malas palabras que sus hermanos no podían oír.

— ¿Te soy sincera? Siento que me voy a morir.

Un poco asustado, el mayor asintió.

Los jugadores entraron a la cancha, Lali comenzó a cantar el himno, la hinchada argentina se puso de pie, y junto con sus jugadores en el campo, gritaron con voces de guerra el hermoso himno de su patria, porque en esos momentos, estaban más ilusionados que nunca.

"Que venga a casa, que venga a casa" era todo lo que Aurora podría pensar.

Aurora tenía la mano entrelazada a Benjamín, mientras la camiseta con el número diez relucía junto con la bandera, la bicha, y todo el maquillaje de Argentina que se ponía.

Love Story | Pedri GonzalezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora