Love Story | Pedri Gonzalez

prólogo

Agárrense todos, la época mundialista había empezado, y los argentinos estaban más místicos que nunca.

Si nadie bancaba el ego argentino antes, nadie lo estaría soportando mucho cuando se acercaba la máxima competición del fútbol.

Aurora era una más. Ella no podía no amar al fútbol, ella respiró fútbol desde que nació, había pisado los pastos de Camp Nou desde que tenía meses de nacida y se había criado en la Ciudad Deportiva de Joan Gamper, básicamente, así que la castaña estaba más que emocionada por el mundial.

¿Qué a quién le iba?

La pregunta ofendía.

Siempre iba a ser la albiceleste, y en caso de que no se diera con ella, iba a apoyar a su segunda casa, España.

Madre española y padre argentino. Ella era una combinación de eso, del Barca y de Newells por su papá, aunque no había vuelto a ver partidos del club después de lo ocurrido el cinco de agosto del veinte veintiuno. Simplemente era mucho dolor.

— Titi ¿Me puedo sentar con vos en el avión?

La castaña sonrió mientras intentaba cerrar su valija. Thiago había entrado a la pieza con mucha emoción.

— ¡No, yo ya había dicho que me quería sentar con ella! — gritó Mateo llegando.

A los pocos segundos llegó Ciro, para ponerse al lado de su hermana y agarrarla del brazo para sacarle la lengua a los otros.

— Che, che, che no se peleen — retó la mayor, aunque le causaba gracia — Me siento un rato con cada uno y listo, ahora subanse arriba de la valija para que la pueda cerrar.

Y así terminó la discusión, con Thiago, Mateo, y Ciro sentados arriba de la valija, saltando y haciendo fuerzas para que la castaña pudiera cerrarla. Con mucha suerte, se logró.

— ¡A bañarse!

En cuanto los tres menores escucharon eso, salieron corriendo del cuarto de su hermana.

Puede que no compartan el cien por ciento de la sangre, pero nadie podía negar el hecho de que eran un cuarteto imparable aquellos, y de que Aurora era la mejor hermana. El hecho de que los tres menores se morían por estar con ella todo el tiempo hablaba por si solo.

(...)

— Me estoy derritiendo…

Y habían llegado a Qatar, a un día de empezar el mundial.

— Si, no pensé que iba a hacer tanto calor — coincidió Antonela, acomodando el gorro de Ciro para que lo cubriera bien del sol — Se supone que es invierno.

— No me quiero imaginar el verano, entonces…

Se subieron rápido a la camioneta que los iba a llevar hasta el predio universitario que la selección estaba usando como hotel. No todas las familias se podían quedar, se suponía que es solo para el staff, cuerpo técnico y jugadores, pero para bien y para mal, eran la familia Messi.

— Bueno, ya saben que no pueden molestar a nadie… — aclaró Antonela a los tres niños, para después mirar a la mayor — Y vos tenes prohibido seguirle mucho el carro al Kun.

Aurora rió. Antonela era su figura materna desde siempre, eso era sabido, y tenía como Padrino al Kun Agüero. A la pobre mujer, cuando la menor se le ocurría por seguir las locuras del hombre, le agarraban siete infartos.

— Tranqui Anto, el Kun ahora ya no puede andar de loco dijo el cardiólogo — defendió la castaña.

Se acomodaron en las habitaciones. Antonela iba a dormir con Mateo y con Ciro, y Thiago había pedido dormir con su hermana.

Eso había desatado otra guerra entre los varones de la casa. A Mateo no le costaba nada calentarse, y era sin duda, el más celoso de los tres.

— ¡No se vale vos siempre estas con Aurora!

— ¡SI porque ella me quiere más a mi!

— ¡NO MIENTAS ME QUIERE A MI!

— ¡No, a vos no te quiere!

— ¡Yo quiero dormir con Titi, ma!

Un par de gritos más, y solo bastó una mirada de Anto para que se callaran. Mateo a ese punto lloraba porque decía que Aurora no lo quería, Ciro era el más calmado, y Thiago trataba de pedirle perdón a su hermano.

— Hagamos así — propuso la matriarca de la casa — Una noche cada uno, va primero el que hoy no haga berrinche.

Los menores fueron tres señores ingleses todo lo que transcurrió del día, y al final, Mateo les ganó el puesto.

Fueron a cenar, ya que, por temas de acomodó y demás, Leo había mandado mensaje a las mujeres de la familia avisando que tenían que resolver unos temas sobre un error con el tema de hospedaje y de otra selección ellos no iban a poder juntarse para comer.

La verdad que la castaña no había entendido mucho, lo único que había entendido es que la cena familiar iba a pasar a ser un desayuno familiar en todo caso, al otro día.

Aprovechando aquel problema, salieron a cenar y pasear un poco, aprovechando que refrescaba bastante una vez que el sol bajaba. Aurora miraba todo con mucha curiosidad mientras que los menores iban directo a los juegos, y así pasaron la noche, para después cenar en el patio de comida de aquel shopping al que habían ido.

(...)

Aurora trataba de dormirse aunque le costaba por el cambio de horario cuando sintió un cuerpo bastante más chico subir a su cama.

— ¿Qué pasa Matu?

— ¿Es verdad que no me queres? — preguntó el menor con los ojos llorosos y haciendo puchero.

La mayor se levantó, quedando sentada en la cama mientras lo agarraba para hacerle upa, porque a su hermanito poco le faltaba para llorar.

— ¿Quién te dijo eso? Si yo te amo.

— Thiago me dijo que pasa más tiempo el con vos porque no me queres — confesó el menor, abrazándose al pecho de su hermana — Y yo a vos te quiero más que a todos y quiero que me quieras.

— Ay Matu, Thiago te mintió porque estaban peleando — consoló la castaña, acariciando la espalda y meciéndose a ella misma junto con su hermano, para calmar un poco su llanto — Yo los amo a los tres, a vos, a Thiago y a Ciro.

— ¿Y a mamá y papá?

— Y a mamá y papá también los amo.

No era sorpresa para nadie que pese a no ser su madre biológica, ella así la llamaba a Antonela.

— ¿Puedo dormir con vos?

— Obvio que si Pipi — respondió la castaña, acomodándose en la cama para dormir abrazada al menor — Vamos a dormir porque mañana hay que ir a ver a papá.

Nota de autor:

Confirmo desde ahora que la relación de Aurora y sus hermanos es perfecta por donde la miren.