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Ni-ki prácticamente le confesó sus sentimientos a Sunoo al "redactarle" lo que debía escribir en la carta pero como siempre, el otro no se percató de ello.

Se dejaron caer al lado del otro solo mirando el techo en silencio, bueno, solo Ni-ki mientras escuchaba el tono de la melodiosa voz suave del mayor a su lado. Estaban desde hace un largo rato extremadamente cerca del otro y sus cabellos se juntaban, luego Ni-ki se recordó de algo y se puso de pie para buscar entre el desastre que tenía en su guardarropa lo que quería darle al pelirosa, quien se quedó desde su lugar observando sus acciones.

Luego regresó con algo escondido tras su espalda, Sunoo se sentó para fisgonear que era lo que su menor traía consigo pero el chico se apresuraba en ocultarlo lo mejor que podía.

— ¡Ni-ki! Déjame ver.

— Era una sorpresa, pero será mejor que te lo entregue ahora.

Se puso delante del otro y le entregó algo envuelto en papel plástico que fue lo suficiente como para que abriera sus zorrunos ojos y boca a la par mientras guiaba una mano encima de su boca con sorpresa.

— Por Dios... Ni-ki..— lo miró sin saber que decir.

¡Era el nuevo álbum de Twice!

— Pensaba dártelo en navidad pero faltan nueve meses para eso.— atinó a decir con una sonrisa ladina a causa del rostro del pelirosa.

— Ni-ki, ¡Gracias, gracias, gracias!— se lanzó encima de él para tomar sus hombros y dejar sonoros besos por todo su rostro, dejando una que otra manchita del bálsamo labial que llevaba ese día— ¡Te amo! Pero no tenías que hacerlo, tonto.— le recalcó, fulminando al menor con la mirada pero su expresión de felicidad volvió— ¡Pero enserio gracias!

El rubio colocó sus manos en el pecho del mayor y le dió vuelta a su rostro apenas sonrojado porque Sunoo estaba demasiado cerca y podía ocurrir un pequeño accidente.

Después de tanto besar la cara del japonés, se apartó abrazando el álbum entre su pecho contento.

— Te voy a comprar el almuerzo el lunes en cuanto te vea.— le aseguró.

— No es necesario, hyung.— murmuró entre dientes.

— Cállate, si es necesario y es forma de agradecerte por esto. Debió costar mucho.— sentenció.

El menor tomó sus manos una vez guardo el álbum en su mochila junto a la carta.

— Sunoo, enserio. No es necesario. Es un regalo de mí parte.

— Está bien, pero cuando quieras que te compré el almuerzo, me lo dices.

Asintió de acuerdo y se quedó perplejo observando al pelirosa. Ya lo había hecho más de una vez pero igualmente aprovechaba hacerlo cada vez que podía por que amaba tanto perderse en él; su rostro, ojos, cabello, cejas, pestañas, nariz, mejillas y labios, esos últimos eran su perdición.

Y más lo fueron en el momento en que los humedeció con la punta de su lengua rosada.

La verdad, quería entregarle ese regalo en unos meses más y confesarle directamente sus sentimientos pero ya había perdido la esperanza de que podía llegar a gustarle al chico.

— Bien.— Sunoo carraspeó ante la mirada profunda del rubio encima de él.

— B-bueno, ¿Cuando le entregaras la carta?

— No lo había pensado tampoco.— murmuró entre dientes— Mucho menos pensé en que momento sería si-.. Ah, soy un idiota.

— Ya~ Deja de insultarte.

— Crees que... ¿Puedes estar conmigo en ese momento? Tengo miedo, Ni-ki.— admitió.

Asintió nuevamente sin pensarlo dos veces por que por Sunoo haría lo que fuera.

[🖋️]

El tedioso lunes había llegado nuevamente y como si fuera poco, ese día tenía que entregar alrededor de tres informes, dos trabajos, una maqueta, cuatro exposiciones él solito por que se tardó de por sí en la entrega y seis exámenes.

No podía ser mejor, eso fue lo que pensó pero entonces vio a Sunoo acercarse a él en la entrada del instituto para ayudarlo con la maqueta que se veía igual de inestable como el dueño esa mañana.

— Déjame ayudarte.— sujetó la maqueta— Te ves peor que él viernes y apenas es lunes, Ni-ki.

— ¿Luuunes?— inquiere aún anonadado.

Rió por lo bajo y fue con él por el pasillo, saludando a sus conocidos mientras escuchaba la voz raramente entusiasta de Ni-ki ese día. Hasta que se calló abruptamente en cuanto vio a su vecino llegar hasta ellos y a Sunoo se le cayó la jodida maqueta al maldito suelo por andar distraído.

Los pequeños ojos del menor se abrieron abruptamente y ver su obra recién terminada hace una hora en el piso toda desarmada fue como una patada en sus hijos sin duda alguna. Apretó los puños con enojo y quiso fulminar a Sunghoon con la mirada en cuanto lo vio agachado, ayudando a Sunoo a recoger los pedazos que estaban en el suelo.

Si de por sí había quedado medio –muy– feita, ni hablar ahora. Escuchaba las disculpas de Sunoo y la voz de su vecino pero no le importaba nada porque ahora su esfuerzo estaba literalmente por los suelos y ya nadie podía ayudarlo. Solo se tragó todo lo que quería decir en ese momento y se fue entre carreras al baño porque se iba a saltar esa hora de clases ya que ahí tendría que entregar la maqueta que se supone debió entregar la semana pasada a su profesora la cascarrabias. Ignoró los llamados desesperados tras él y las miradas curiosas de los estudiantes a su alrededor.

Su vista se nubló a causa de la cólera en cuanto estuvo en uno de los cubículos del baño y lo único que hizo fue morder fuertemente su propio brazo para dejar escapar un grito que era callado por la tela de su abrigo, dejando escapar un furioso rastro de lágrimas a su vez.

Alguien había entrado al baño y quiso detener su llanto pero muy poco le sirvió esto ya que solo comenzó a hipar.

— ¿Hola?— se mordió su labio inferior para detener sus sollozos y limpió su rostro con brusquedad— ¿Ahí alguien allí? ¿De casualidad un chico rubio de siete metros que está llegando tarde a su clase de nuevo?

Ese era Harua, su compañero de clases.

— ¿Qué pasó?— aclaró su garganta.

— ¿Como que "qué pasó"? Es más que lógico que estás llegando tarde.

Chasqueó su lengua en el momento en que el chico abrió la puerta hecho furia al ser Ignorado. Tiró del cuello de su camisa pero quedó algo perplejo al ver a su compañero con un rastro de lágrimas por sus pómulos ya que nunca había visto a Nishimura llorar.

— Oye, ¿Todo-..

— Mi trabajo de la madrugada quedó tirado en el suelo.— se apresuró en decir, dirigiéndose al lavado para mojar su –seguramente patético–rostro.

— ¡¿Qué?! Serás pendeje o ¿Como pasó? Sabes que tienes oportunidad hasta hoy y fue gracias a las sabías palabras de Yang Jungwon y ¡Vienes a soltar la puta maqueta así como así!

— No se me cayó a mi..— murmuró, mirándose en el espejo antes de darse vuelta sobre sus talones, encontrando al confundido Harua de brazos cruzados— Fue un accidente.

— Debes reportarlo y así la señora Ho tendrá piedad de tí.

¿Acusar a Sunoo y tener otra oportunidad para presentar aunque seguramente se ganaría el rencor del perfecto estudiante?

𝐋𝐞𝐭𝐭𝐞𝐫𝐬 『ˢᵘⁿᵏⁱ』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora