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Un mes después de aquel día, Sunoo había notado al menor un poco menos cariñoso que de costumbre y se sentía algo olvidado por el chico. Era un poco más neutral en tanto a los tratos que tenía anteriormente con él al igual que comenzó a dejar de pasar tanto tiempo con él.

Pero ese día planeaba finalmente entregarle la carta que había hecho con su ayuda a Sunghoon y estaba nervioso si era honesto porque primero que nada, Park estaba en la cancha junto a unas pocas personas que al parecer eran su amigo y una chica que vivía encima de él como si fuera su fan número uno u algo así.

Se rascó su nuca, desviando la mirada a sus zapatos negros y se mordió su labio inferior antes de dejar escapar un suspiro resignado, girando su rostro una que otra vez para asegurarse de que los otros se fueran pero eso no estaba ni cerca de pasar por que llegaron otra chica y otro chico al lugar.

Estaba perdido.

— Oye, Sun ¿Porque tan nervioso?— dijo una voz conocida a sus espaldas.

Se giró sobre sus talones y no tardó mucho en envolver sus brazos alrededor del torso de su amigo, buscando refugio en él.

— Ni-ki, creo que no será buena idea.

Se relamió sus labios para apartar al mayor sin llegar a ser muy rústico o ajeno a sentir algo de culpa pero no podía caer.

— Te recomiendo hacer lo que creas mejor, Sun.— pasó el dorso de su mano por su suave rostro— ¿Qué sientes que sería bueno hacer?

— Confesarle mis sentimientos para sentir un peso menos...— susurró con un repentino sonrojo.

— Si, ¿Quieres que se la entregué yo?

El pelirosa asomó su rostro una última vez para luego pensar un poco ya que no estaba del todo seguro de que si sería buena idea lo que pensaba hacer.

Mientras que Ni-ki se negaba a que alguno de esos desconocidos lo hicieran sentir mal.

— S-si, por favor.

— Tengo una idea.

— ¿Qué?

Esperó a que los chicos se fueran un momento a alguna parte de la cancha techada, divisó la mochila azul oscura de su vecino a lo lejos y dejó la carta rápidamente dentro de una de sus libretas antes de regresar junto a Sunoo antes de que los otros se percataran.

Esperaron alrededor de media hora en la que los dos que llegaron de último se fueron y Ni-ki espiaba disimuladamente, para ver si algo más pasaba.

— ¿Será que-..

— Está revisando su mochila.— dijo en un bajo murmuro.

— ¡¿Qué?! Se supone que lo haría cuando estuviera en su casa.— se cubrió su rostro con ganas de llorar porque cambio ya que otra palabra y puso su jodido nombre con MAYÚSCULAS.

Antes de que Ni-ki alcanzará a decir algo más, se escuchó una risa burlona provenir del lugar pero era la risa de la pulga esa.

— ¿Y esto, Hoonnie?

— Al parecer le gustas a un niño~

El más alto solo soltó una risa corta intentando quitarle el papel a la pelirroja que escapaba de él, leyendo el texto en voz alta con tono de burla.

El corazón de Sunoo se contrajo, sus tripas se retorcieron en cuanto la chica en un intento de escapar de su amigo corrió a la salida: en donde ellos estaban y es obvio que sabía quién era Kim Sunoo.

— Sunghoon~ Mira a quien tenemos aquí.— se acercó hasta él pelirosa para tirar bruscamente de su brazo, clavándole las uñas para empujarlo contra el pecho del anteriormente mencionado— Al niñito que está enamorado de tí.

No quiso subir la mirada, se sentía extremadamente humillado en ese lugar y lo único que quería es irse y llorar en su cuarto hasta llegar a la universidad y mudarse lejos del país.

— Aww~ Pero más patético no puede ser.— dijo el chico que estaba junto a Sunghoon.

El mayor dejó la toalla con la que secaba el sudor que corría por su frente para sonreír apenas por que el gesto del chico le parecía tierno pero no contaba con el como se sentía en ese momento.

— Minjae, dame eso ya.— le recriminó con una mueca torcida a causa de lo irritante que estaba ya siendo todo.

La mencionada arrugó la carta delante del chico y se la tiró al otro, quien se la volvió a pasar para que Hoon no la tuviera. Ni-ki se apresuró en acercarse para sacar a Sunoo de allí por que se había quedado en shock y los otros solo reían ante la situación.

— Atrápala.

— ¡Minjae! Deja la jodedera y dame la maldita carta.

Ella solo se encargó de desdoblarla para romperla en pedacitos delante del –ya herido– chico.

Sunoo se mordió su labio inferior y corrió hacia la salida, importandole poco haber chocado su hombro con el de un decepcionado Ni-ki, quien los miró de manera fulminante antes de ir tras el devastado pelirosa.

— Eres un maldito idiota, Sunghoon.

— Ni-ki, yo no-...

— ¿Y a tí que te importa, niño? Oh, ¿Acaso ese te da para que lo defiendas de esa manera?

— No, Minjae. Este niño seguramente es su novio.— contribuyó el chico con burla— ¿Verdad, marica?

Le aventó un fuerte puñetazo en la nuca por haber insultado a su hyung de esa manera y corrió a la salida, no sin antes darle una última mirada cargada de odio al chico que se encontraba enojado con sus amigos por lo que hicieron.

Buscó de un lado a otro, le preguntó a algunas personas si sabían de su paradero pero nadie lo había visto al parecer. Nadie a excepción de Jungwon.

— Se fue a su casa al parecer, porque se dirigió a la salida. Ni-ki, ¿Pasó algo?

— Te lo explicaré luego.— responde con rapidez para ir a casa.

Menos mal esa había sido la última hora.

— ¿Qué? ¡Oye!

Ignoró sus llamados para continuar con su camino yendo a la casa del chico. Llegó después de quince minutos de carreras por las calles y tocó la puerta de la casa de manera insistente hasta que la madre del chico le abrió la puerta con una mueca de preocupación por ver el estado en el que estaba su hijo.

— H-hola... Señora Kim..— jadeó con dificultad por haber corrido sin parar— ¿S-Sunoo...?— eso fue suficiente como para que la mujer lo dejara pasar.

— Hola, Ni-ki. ¿Sabes que le pasó a mi niño? Se ve muy deprimido, Ni-ki.

— Algo así.

Ella suspiró y decidió evitar hacerle una entrevista al cansado chico, fue por un vaso de agua pero antes de que pudiera entregárselo le dijo que podía ir a verlo.

— ¡Gracias! Gracias.— dejó su mochila en el sofá y subió las escaleras con rapidez.

— ¡Ni-ki, espera!

Ella bufó sacudiendo su cabeza por que el chico ni siquiera espero a tomar agua solo por su hijo.

Seulgi era una buena madre y como conocía tan bien sus instintos, sabía que ese chico japonés sentía algo por su hijo y habas estaría en desacuerdo con él ya que conocía muy bien a Ni-ki y a veces detestaba que su pequeño fuera tan distraído y no se percatara de los sentimientos que tenía su menor por él.

𝐋𝐞𝐭𝐭𝐞𝐫𝐬 『ˢᵘⁿᵏⁱ』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora