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Dos días después, fue a la casa de Sunghoon y éste estaba en su computadora tecleando algo rápido mientras apenas intentaba prestarle atención a lo que decía el menor que estaba en el sofá, jugando con sus pies.

— Oye, ¿De casualidad visitaste al vecino unos días atrás?— pregunta, con su vista clavada en la pantalla.

Sunoo pensó si era buena idea o no decirle la verdad pero era mejor ser honesto para que Hoon no crea que le oculta algo más y así comenzará a hacerse más ideas con respecto a su amistad con Ni-ki.

— Si, sus padres nos invitaron a mi mamá y a mí a cenar.

— Que interesante debió ser la cena entonces.— murmuró entre dientes con una sonrisa sarcástica.

El pelirosa dejo de jugar con sus pies para mirarlo con el ceño fruncido por que alcanzó a escuchar sus palabras. Se reincorporó sentándose sobre su asiento y entonces Sunghoon dejo la laptop de lado para verlo a los ojos.

— ¿De que estás hablando? Solo cenamos, Sunghoon.— soltó ya exaltado de que se siguiera comportando de forma tan posesiva en cuanto se trataba de Ni-ki.

— Solo digo, a no ser que en verdad tengan-..

— Ya, detente.— movió sus manos en un ademán— No se porque eres así si ya te he dicho más de una vez que él es mi amigo.

— Un amigo que te ignora desde que estamos saliendo.— rió por lo bajo.

— Hyung, enserio.— chasqueó su lengua— Estás siendo un completo..— se mordió la lengua por que se había pasado de palabras pero no podía seguir aguantando.

— Vamos, dilo.— anima con una mueca.

— Siento que me tienes demasiada desconfianza.— murmuró cabizbajo— Parece que sin importar todos mis esfuerzos para demostrarte que de verdad te quiero no te importan.— suspiró— Dime la verdad, ¿Acaso crees que lo que tú amigo te dijo de mí es verdad? ¿Enserio le vas a creer a él antes que a mí? Yo, que soy tu novio, Sunghoon.

El pelinegro se dejó caer en el sofá con una mueca de irritación, restregó su rostro, chasqueando su lengua antes de reincorporarse en el sofá individual.

— Sunoo... Lo siento, solo estoy algo estresado últimamente porque mis padres tienen demasiadas expectativas con mi futuro y si no obtengo una nota alta en ese examen..— el pelirosa negó y puso un dedo sobre sus labios.

— Lo sé, pero no pude ser posible que tengas que descargar tu estrés conmigo, Hoon.— se acercó hasta la salida una vez tomó su mochila— Por cierto, saldré el sábado y te voy a dejar de molestar hasta que comiencen las clases porque veo que te pones "estresado" cuando estoy yo solamente.

— Sunoo, bebé. No es necesario, ¿Si? Lamento si todo esto es taaan delicado para tí pero yo no-..

— ¿Entonces solo estoy mintiendo? ¿Y porque cuando estás con tus amigos te ves tan malditamente feliz?

Con eso último, salió del lugar con un puchero y los ojos llenos de lágrimas por que era verdad, sin darle la oportunidad al mayor de responder ante lo que dijo.

Se fue entre carreras hasta su casa. Le había estado mintiendo a sus amigos y a su madre sobre su relación con el chico por que últimamente habían estado discutiendo más a menudo pero era por lo distintos que eran. Y sentía que le caía mal a esos dos amigos de Hoon que estuvieron presentes ese día en que le entregó la carta y lo hacían pasar vergüenza más de una vez en frente de sus amistades pero siempre decían que todo era broma pero él sabía que era mentira.

Lo que no entendía es el porqué Sunghoon no hacía algo para cambiar eso. Era principalmente por eso y él motivo de la desconfianza del chico es que tenían más discusiones a menudo y varios desacuerdos.

Los primeros días de relación siempre sin lindos y llenos de amor pero con el tiempo eso iba cambiando de a poco. Honestamente, el chico de cabellos rosados no era de los que soportaban demasiado tiempo tratos así.

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El día sábado a eso de las ocho de la mañana, escuchó el sonido peculiar  de la campanilla de la bicicleta del chico, se despidió de su mamá con rapidez antes de salir afuera con la suya y algo de comida y agua en su bolso.

— Y buenos días.— dijo con tono cantarín, acercándose hasta el chico para darle un corto abrazo que apenas le fue correspondido.

Era de las personas que siempre daban abrazos y besos a sus conocidos, el hecho de que saliera con Hoon no le hacía dejar esa costumbre.

— Buenos días, hyung.— dejó leves toques en su espalda y se apartaron— ¿Estás listo?

— Por supuesto que sí.

Se subieron en sus bicicletas y partieron del lugar entre risas y competencias para ver quién de los dos llegaba más rápido hasta cierto punto del camino.

Unos quince minutos después, el aire fresco que daba con las afueras de la ciudad golpeó sus rostros, Ni-ki soltó el agarre de sus manos en los frenos de la bicicleta y cerró los ojos con una sonrisa ya que por algún motivo se sentía libre al no estar cerca de la ciudad, autos o edificios.

Sunoo por su parte rió con una sonrisa ladina y después de un rato, llegaron al campo de frescas flores de diversos colores que eran acompañadas por las mariposas que revoloteaban de un lado a otro. Buscaron lugar para sentarse bajo la sombra de un árbol y dejaron sus bicicletas de lado para poner el mantel en el suelo junto a lo que habían traído.

El teléfono de Sunoo vibró y brillo en uno de los bolsillos de su bolso, por lo que desbloqueó rápidamente la pantalla para ver el mensaje de Sunghoon. El cual ignoró por que después de todo no había señal y habían venido hasta ese lugar para olvidarse de todo por un rato. Tal y como cuando eran niños.

— ¿Pasa algo?— pregunta, sentándose en el mantel para beber de su botella de agua, la cual le ofreció al chico.

Negó repetidas veces antes de mirarlo nuevamente.

— No, nada de que preocuparse.— le asegura.

Ni-ki se acercó hasta él y le quitó el teléfono, ignoró las quejas de su amigo y lo apagó antes de devolvérselo.

— Oye.

— Debiste dejar el teléfono en casa. Acepté venir contigo para que tú también te olvides por un momento de tu rutina diaria.

Asintió con un puchero y dejó el teléfono en su bolso porque en verdad ese era el motivo por el que habían venido y venían a ese lugar.

— Está bien.

— Bueno, ahora vamos a ver el arroyo.— dijo, tomando sus manos para levantarlo e irse entre carreras juntos pero Sunoo lo detuvo antes de tiempo.

— ¡Espera! Déjame cambiarme de ropa porque se que me vas a empujar al agua. Maldito idiota.— se quejó con una expresión de "enojo" fingido que hizo reír al otro.

— Como tú digas, hyung.— rodó los ojos divertido y busco de igual forma la ropa extra que había traído para cambiarse lejos del mayor.

Una vez terminaron, guardaron de mala manera la ropa en sus bolsos y Sunoo empujó a Ni-ki hasta que cayó sentado sobre su trasero para correr antes que él y llegar al arroyo.

— ¡Sunoo hyung! ¡Eso es trampa!

𝐋𝐞𝐭𝐭𝐞𝐫𝐬 『ˢᵘⁿᵏⁱ』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora