Luego de haber ganado la batalla de las bandas, Twilight sabía que tenía que regresar a su hogar. Por más que ella quisiera quedarse, el deber como reina en su mundo la llamaba.
Se despidió de sus amigas en ese mundo. Debería volver al suyo cuanto antes, pues ahora tenía un reino al cuál dirigir como Princesa de la Amistad.
Sunset: ¡T-te escribiré mediante el libro! Espero que todo salga bien por allí. -dijo despidiéndose.
Twilight: Estaré atentas a tus inquietudes, después de todo, soy la princesa de la amistad. Nada me haría más feliz que escucharte, Sunset.
Ambas compartieron un último abrazo y se mantuvieron así durante varios segundos. Sabían que no se volverían a ver durante bastante tiempo.
No querían separarse. Twilight a pesar de haber tenido aquel feudo con ella cuando la conoció, no podía negar que le había agarrado cariño a la chica a quién ahora podía llamar amiga.
Sunset: Te extrañaré, princesa Twilight. -le susurró mientras una lágrima traicionera caía por su mejilla.
Twilight apretó aún más el agarre del abrazo. Aquellas palabras le habían llegado a su corazón.
Twilight: Yo tambien, Sunset. -contestó.
Ambas se separaron. Se dedicaron una última sonrisa y Twilight emprendió camino hacia el portal. Se despidió de sus amigas en versión humana y, junto con Spike, atravesó el portal con destino al mundo de los ponys.
Sunset la vió irse con una sonrisa. Ahora que Twilight se había convertido en una princesa, seguramente tendría muchas cosas que hacer.
El grupo se despidió y cada una se fue con dirección a sus respectivos hogares. La academia Canterlot había sido salvada una vez más.
Sunset: "Querida princesa Twilight..." -comenzó a escribir.
Sunset utilizaba el libro para comunicarse con ella todas las noches antes de irse a dormir. En su bitácora diaria, le relataba a Twilight cómo había estado su día y las lecciones de amistad que había aprendido.
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