2- me muero

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Julieta Hernández

Si seguía sonriendo yo me iba a morir ahí mismo.

No podía creer que tenía enfrente a Enzo Fernández.

-Gracias por cuidarla y perdón por tardar.
-No es nada, Oli es un amor- le sonreí a la nena.
-Me alegra saber que hay una maestra que hable español, Oli no es muy buena con el inglés- se rió.
-Será un placer ayudarla.
-Enzo Fernández, un gusto- extendió su mano.
-Julieta Hernández- estreché nuestras manos en un saludo.
-¿Sos argentina?
-Si- me reí -¿Tanto se nota?
-Bastante- también se rió -bueno, me tengo que ir yendo.
-Si, yo también, un gusto.

Se acercó y me dió un beso en el cachete. Yo me muero acá.

-El gusto es mío. Decile chau Oli.
-Chau Juju- dijo ella.
-Chau Oli.

Le di un beso y se fueron, suspiré e imité su acción saliendo para irme a mi casa.

12/02/23
Londres, Inglaterra.

Mañana de domingo, la tranquilidad se respira. Siempre me gustó levantarme algo temprano los domingos para poder pasar una mañana tranquila conmigo misma.

Salí del baño tarareando una canción que tenía pegada en la cabeza pero no sabía cuál era.

Caminé hasta la cocina con un short corto y un top deportivo rojo, mi pelo envuelto en una toalla y mis pies descalzos.

Puse unas rodajas de pan a tostar y saqué el queso de la heladera. Tenía un presentimiento raro, pero no le di mucha bola.

No había visto a los nuevos vecinos en estos días, lo cual me pareció algo raro, pero supuse que son de esa gente que trabaja todo el día. Solo había visto una hermosa range rover blanca estacionada afuera algunas veces.

La calefacción de mi hogar creaba un ambiente cálido y hermoso.

Saqué las tostadas y las puse en un plato para después untarles el queso.

Las llevé a la mesa y me senté a comerlas mientras observaba la tele, nada muy entretenido, un programa de juegos mentales con un conductor bastante mediocre.

-Esto con Marley sería mejor- murmuré.

Segundos después escuché un ruido.

Rápidamente giré la cabeza hacia donde estaba mi habitación, fue el ruido de un vidrio.

Miré el reloj. 10:49.

Mi corazon se aceleró cuando escuché más ruido, específicamente pasos.

Me pare de la silla, pero lo hice tan de golpe que ésta se calló haciendo ruido.

Un hombre con la cara tapada por un pasamontañas salió de mi pieza y me quedó mirando.

-You said there was no one (dijiste que no había nadie)- gritó.

Otro hombre también con la cara cubierta apareció atrás de el.

Eran altos y bastante corpulentos. Yo ya estaba cagada hasta las patas.

-You are very pretty baby (Eres muy bonita, bebé)- dijo el segundo hombre.

Nada salía de mi boca, estaba paralizada.

Ambos se empezaron a acercar a mí. Mi corazón latía cada vez más fuerte.

-Don't be scared honey, if you behave well we won't do anything to you. (no estés asustada cariño, si te portas bien no vamos a hacerte nada)- dijo el primero acariciando mi pelo.

Mis piernas temblaban y mi primera reacción fue levantar la rodilla para pegarle en los genitales.

No se que pasó desde ahí, porque el segundo hombre se acercó y estampó una botella en mi cabeza, caí desmayada sobre la mesa.

Cuando desperté ya no había nadie, mis manos estaban atadas con una soga atras de una silla.

En ese momento noté que mi casa estaba prácticamente vacía y mi torso estaba descubierto. El top deportivo que llevaba antes estaba en el piso. Noté marcas en mis pechos y también sentía un dolor punzante en el costado de mi cabeza y la comisura de mi labio.

Lamí ésta y un sabor metálico inundó mi boca.

Traté de tranquilizar mis lágrimas y como pude empecé a gritar por ayuda y a tratar de desatar mis manos.

Nadie parecía escucharme y cuando logré desatar mis manos me puse el top que estaba en el piso al lado de muchos vidrios rotos. El top también estaba roto, los breteles estaban abiertos, seguro así me lo sacó.

No podía parar de llorar, me sentía asquerosa.

Salí corriendo de mi casa y corrí hasta la casa vecina, toqué la puerta y grité pero nadie me abrió.

Fui a la casa siguiente y la range rover estaba afuera, había gente en la casa.

-AYUDA- grité tocando la puerta desesperadamente.

Mi cerebro no procesaba el idioma, gritaba en español aunque tal vez no me entendieran

Minutos después un hombre sin remera y con una bermuda abrió la puerta, noté como un escalofrío recorrió su cuerpo, no sé si por el frío que debe haber entrado a su casa y golpeado su torso desnudo, o por mi probablemente horrible apariencia.

-¿Estás bien?- preguntó sonando preocupado.
-Ellos- traté de hablar -ellos se llevaron todo y no sé que me hicieron- dije como pudesin parar de llorar.
-Pasá- el chico abrió la puerta completamente y me dejó entrar.

No veía bien su cara por las lágrimas que nublaban mis ojos.

Cuando entré noté lo grande que era la casa.

El desconocido me llevó hasta un cómodo sillón. Ya sentada noté que estaba temblando de una manera muy violenta.

-¿Tenés frío?- preguntó.

Su acento era argentino, más bien cordobés.

Lo miré y todavía no podía ver bien su cara.

Asentí con la cabeza y el se retiró por unos segundos, volvió con una cobija negra y me tapó por la espalda como si fuera un poncho.

-Voy a llamar a la policía- avisó.

Agarró su celular y pidió una patrulla con un perfecto inglés.

-¿Querés agua?

Volví a asentir.

Fue a la cocina y trajo un vaso con el líquido transparente.

-¿Cómo te llamas?

Tomé un poco de agua.

-Julieta, vivo a dos casas.

Ahora el asintió con su cabeza.

-¿Te entraron a robar?
-Si- murmuré y tomé más agua.
-Me llamo Cristian.

Sequé mis lágrimas y lo miré, tenía la mano extendida hacia mí. Subí mi mirada a su cara.

-Sos- hice una pausa -sos el Cuti Romero- dije algo impactada.
-¿Me conoces?
-Soy argentina, obvio te conozco- tratamudee un poco, no sé si por nervios o por la adrenalina del momento anterior.
-Bueno, me alegra saber que hay otra argentina en el barrio- me sonrió.

No puedo creer todo lo que me pasó en dos días. Creo que voy a morirme pronto.

Felices Los 4 (Licha, Otamendi, Cuti, Enzo Y Vos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora