3- Cordobés

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Julieta Hernández

13/02/23
Londres, Inglaterra.
Hospital Saint Mary.

Suspiré y llevé una cucharada del puré sin sal que tenía enfrente mío.

Ayer, después de que la policía llegara me llevaron al hospital por la herida que tenía en la cabeza, dijeron que tuve una pequeña contusión así que me dejaron en observación, pero supuestamente hoy a la tarde puedo salir.

Mi reacción a los médicos hombres fue rara, no quería dejar que me tocaran, me daba miedo.

-Señorita Hernández- habló una enfermera.

Tuve la suerte de que esa mujer hablara español y estuviera a cargo de mí, todavía estaba en shock y no coordinaba bien el inglés.

-¿Si?
-Tiene visita, pero no sé siquiera aceptarla.

La miré con el ceño fruncido.

-¿Visita yo?

Nadie en Londres era lo suficientemente mi amigo o amiga para irme a visitar, además de que nadie estaba al tanto de lo que me pasó.

-Si, el señor Romero dice que la conoce.

<Señor Romero... ¿Cristian vino a verme?>

-Dejalo pasar por favor.
-Bien.

La enfermera se retiró y por la puerta apareció la cara del Cuti.

-Hola- murmuró.
-Hola, pasá.

El entró y se acercó a la camilla.

-Me quedé preocupado cuando te llevaron al hospital y quise venir a ver si estabas bien.

Su acento me encantaba.

-Si, creo que estoy bien, a la tarde ya me puedo ir.
-Ah, buenísimo, espero y te llevo a tu casa- ofreció.
-No, no, no es necesario.
-Dale culia' si no me cuesta nada.

Suspiré, el cordobés me miraba con una pequeña sonrisa.

-Es que en realidad la policía me dijo que no puedo ir a mi casa por una semana, tienen que examinar la escena para encontrar a los tipos.
-¿Y dónde vas a ir?
-No sé- solté una risita nerviosa.

El rascó su nuca como pensando en decir algo.

-Capaz suena re confite porque no nos conocemos, pero podrías... Quedarte unos días en mí casa, tengo una habitación extra.

Lo miré dudosa.

-Bueno, es un poco raro- sonreí cortamente.
-Te juro que no soy un depravado ni un secuestrador- levantó sus manos en señal de inocencia.

Me reí.

-Está bien, al menos unos días hasta que vea dónde me puedo quedar.
-Podes quedarte en mí casa todo el tiempo que necesites.

Lo miré y no podía creer que el mismísimo Cristian Romero, campeón del mundo, estuviera ahí conmigo. Aunque ahora entendía por qué jamás veía movimiento en la casa, probablemente está todo el día entrenando.

Felices Los 4 (Licha, Otamendi, Cuti, Enzo Y Vos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora