Felices Los 4 (Licha, Otamendi, Cuti, Enzo Y Vos)

4- papá

Julieta Hernández

16/02/23
Londres, Inglaterra.

Estaba a punto del brote psicótico.

Leia los mensajes de mí papá mientras negaba con la cabeza y dejaba un grito escapar de lo más profundo de mí interior.

Estaba, todavía, en la casa de Cristian pero el estaba entrenando y yo seguía de licencia.

Mí papá se enteró de lo sucedido hace unos días en mí casa y me avisó que ya compró un boleto de avión para venir a Londres.

Quise revolear mí celular, pero no podía mal gastar el costo del aparato así.

Suspiré con frustración. Mí papá es un hombre algo especial.

Es empresario, al principio no estaba tan feliz de que me fuera porque el quería que siga con la empresa, pero la verdad que por como andaba el país terminó despidiéndose de mí felizmente por mí progreso.

Insiste hace meses en que tengo que sentar cabeza, y que si no lo hago en Londres, al acabar mí carrera deberé volver a Argentina para sentar cabeza ahí y seguir con la empresa que el construyó.

Le dije que lo esperaba ansiosa, que mala hija, le mentí a mí papá.

Me paré del sillón, tenía el cuerpo algo adolorido y la doctora había dicho que probablemente podía pasar por el shock, mí cuerpo se tensó mucho en ese momento y ahora que me relajaba de a poco todo me dolía.

Caminé hasta la cocina y miré las fotos en la heladera, ya las había visto, pero ésta vez las miré mas detenidamente.

Cristian con la copa América, Cristian con la copa de la finalíssima y Cristian con la copa del mundo.

Cristian, Nahuel Molina y Lisandro Martínez salían en otra foto. Sonreí, había visto esa foto en Pinterest miles de veces.

Había una en la que el estaba con Enzo y Julián, recién en ese momento recordó que ellos dos se conocían y se rió <que chiquito es el mundo>

Por dentro yo estaba segura de que moriría pronto, de otra manera no podía entender la razón de la vida para hacerla conocer a estos dos.

Su único acercamiento a futbolistas eran las conversaciones casuales que tenía con Nicolás Otamendi tras una historia que le respondió durante el mundial.

Recordé aquel momento y sonreí, ese día grité como loca al ver qué el general había respondido mí mensaje y había preguntado cómo estaba.

Abrió por fin la heladera y sacó la jarra de agua fría. Se sirvió en un vaso y volvió al sillón.

Cristian llegaba en dos horas, el le había propuesto salir esa tarde a recorrer Tottenham, el lugar en Londres donde estaba el predio de su club.

Ella claramente aceptó sin ni un pero.

Cristian era una gran persona y sabía que podía ser su amigo fácilmente.

Una notificación interrumpió e hizo que alejara a Cristian de todos mis pensamientos.

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