Capítulo V 𝙀𝙨𝙩𝙖𝙢𝙤𝙨 𝙚𝙣 𝙪𝙣 𝙨𝙡𝙖𝙨𝙝𝙚𝙧

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–¿Qué hiciste en ese momento, July?–. Sheila le acercó el vaso lleno de agua para tratar de tranquilizarla. July tenía su maquillaje completamente corrido hasta la barbilla, plastas de maquillaje que caían sobre su blusa.
–Tomé su mochila y se la di a Melinda –tomó un poco de agua y su padre sujetaba su mano–, nos dijo que no la teníamos que esperar, que era mejor idea ir al salón de clases para evitar llegar tarde y que la profesora nos regañara como la última vez. Nos tocaba clase con la maestra Weaving, ella es muy estricta.
–Me imagino, la he escuchado hablar, usar groserías es como respirar para ella.
–Fuimos hacia el salón de clases y nos sentamos en donde siempre, allí estaba el hermano de Becca, Eric también Liza, Cassie y Samuel además de Jeremy.
–De acuerdo, entonces ellos estaban con ustedes en el salón de clases –Sheila anotó cada uno de los nombres en la lista–, ¿Qué sucedió después? ¿Ya estaba en el salón la maestra Weaving?
–Sí, ya estaba en el salón anotando en el pizarrón. Bueno, después de sentarnos y saludar a los demás escuchamos la música–. Las lágrimas caían nuevamente de sus ojos.
–Estoy contigo, amor–. Le dice su padre sujetando su mano. July nuevamente se quebraba, no podía hablar.
–Lo siento –Otro sorbo al agua–, Todos nos miramos confundidos porque jamás habían hecho algo así, solo anuncios o llamados a servicios estudiantiles pero jamás música. Lentamente subía el volumen hasta que se detuvo.
–De acuerdo.  Muchas gracias, July.
–Por favor encuentren a quien lo haya hecho.
–Así será. Lo prometemos. Por eso te pediremos que sí ves cualquier cosa rara, comportamiento o que tus compañeros digan algo extraño, házmelo saber por favor.

Cada uno de los chicos entraban y salían de aquel oscuro pasillo, tan tenebroso y frío. Cada uno no parecía ser el mismo de cuando entraban, aquella mirada en sus ojos y sus cejas preocupadas. Bástian notó a July como la más afectada de todos, a la que le había dolido aún más. Era triste. Terrorífico. July, Camila y Melinda eran ese grupo de amigas que eran muy agradables, no tan cercanos con todos pero al verlas te daban una sonrisa y un saludo honesto.

–¿Quiénes han pasado?–. Preguntó Connor mirando la puerta de esa habitación. 
–¿Dónde estuviste, Gray? –Scarlett tenía los brazos cruzados sobre su cuerpo que yacía recargado en el asiento de la silla de plástico duro sobre la que estaban sentados todos en la sala. Sus padres estaban cerca de ellos pero no lo suficiente para escuchar la conversación que tenían.
–¿Disculpa?
–Escuchaste la pregunta. Te desapareciste por un rato al igual que Melinda y Roberto.
–A mí no me jodas, Scarlett. Todo este tiempo estuve con mi padre, fui el primero en pasar.
–Jamás te vimos entrar–. Interviene Becca.
–Yo sí –Bástian se enderezó para poder hablar con todos ellos–, Llegó en la patrulla de su padre hace una hora.
–Ahí está. Deja de señalar, Cosby. ¿En dónde estuviste tú?–. Roberto le sonríe.
–Conmigo –Crystal estaba a un costado de Bástian, junto con Olivia–, Nos tocaba Biología a la misma hora. Estábamos en el salón.
–Como sea –Scarlett interrumpe–, La pregunta era para Connor.
–Me perdí por allí y por allá.
–Excelente coartada, Gray. Eres el primer sospechoso–. Eric levantó el vaso de agua; ese falso brindis fue un trago amargo para todos.
–Enserio, Connor. ¿Dónde estabas?–. Bástian no podía dejar de mirarlo.
–Vamos, Bástian. Tú mejor que nadie sabes que no fui yo.
–Cierra la boca de una vez, Connor. Por dios, estamos en la estación de policía–. Jeremy rodeo con su brazo a Olivia.
–Tiene razón–. Admitió Bástian provocando que todos lo miraran.
–No me digas que no sospechas de Connor.
–No hablen como si no estuviera aquí, ¿De acuerdo?
–Yo tampoco creo que sea Connor –Crystal tuerce la boca mirándolo–, Es demasiado obvio.
–Al menos dos de este grupo piensan.
–No hace falta ir demasiado lejos, Connor. Eres un rarito y July cree que fuiste tú.
–Vamos, Bástian, diles por qué no puedo ser yo.
–Es la falsa alerta roja.
Connor sonríe de oreja a oreja. –Muchas gracias. Él lo sabe muy bien, no soy yo. Porque ahora estamos en un Slasher.
–Me temo que tiene razón –Crystal piensa en los canales de noticias que habían llegado a la preparatoria, una ola de flashes y cámaras inundaban la acera afuera de la escuela–, Quien lo halla hecho no va a jugar, anunció su regreso y lo dejó muy claro con Camila.
–No va a ser la única, ¿o sí?–. Melinda miró a todos con preocupación. Todos hacían lo mismo entre ellos.
–No –Dice Bástian–, no será la única si no lo detenemos antes de que ataque otra vez.
–¿Es enserio?–. July aparece detrás de ellos con su padre aún acompañándola. El oficial Cruz y Sheila venían detrás de ellos listo para llamar al siguiente a interrogatorio.
–July… Solo queremos…–. Crystal se levanta pero es interrumpida antes de poder continuar.
–Ahórrenselo. ¿Están sacando un estúpido monólogo de que estamos en una situación de película? Qué idiotas son todos ustedes. ¡Camila está muerta! No es una puta ficción barata, desgraciados de mierda. Quizá hubieran sido ustedes en lugar de ella.
–Qué boquita para ser cristiana.
–Muéranse.
–Vámonos, amor–. Su padre se la lleva apretándola suavemente por la espalda hasta el auto en el cuál ambos se subieron azotando sus puertas.
–Chicos, necesitamos que se tomen esta situación en serio, es realmente delicado. Su amiga fue brutalmente asesinada y uno de ustedes o de sus compañeros de escuela podría enfrentar serios cargos de hallarse sospechoso y culpable.
–Está perdiendo su tiempo.
–¿Por qué dices eso?
Eric trata de hacerlo comprender la situación. –Es un asesino que ha amenazado al pueblo entero. No debe gastar energías en interrogatorios…
–…Sino en prevenir el siguiente asesinato–. Interrumpe Bástian. Una vez más las miradas están sobre él.
–De acuerdo, Bástian. Sigues tú.

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