Capítulo III 𝙎𝙤𝙗𝙧𝙚𝙫𝙞𝙫𝙞𝙧 𝙖 𝙪𝙣 𝙖𝙨𝙚𝙨𝙞𝙣𝙤

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Bástian no podía dejar de pensar, el recuerdo lo golpea como olas contra la rocas del mar, la imagen tan clara de su madre llorando y sin dejar de temblar y su vecina, Catherine, que la abrazaba tratando de reconfortarla mientras el esposo de Catherine hablaba con los policías. Bástian se acercó a su madre, la abrazó como si jamás lo hubiera hecho alguna vez en su vida; ambos estaban tan agradecidos de que el otro estuviera bien.

Su madre, Olga, trabajaba en el sótano de la casa, en su pequeño estudio que se separaba por nada más que una cortina de plástico opaco. Estaba rodeada de herramientas, metal y esa soldadora que era su mejor amiga y su fuente de ganancias, la que les proveía además de sus propias manos, dinero. En ese momento, le estaba dando los últimos toques a uno de esos trabajos por encargo, los especiales, cómo le decía ella. Porque siempre eran armas blancas, normalmente para cazar, lo que se le era pedido. Lijaba y pulía hasta que consiguió lo que se le había pedido: Una hoz, de hoja tornasol y mango negro, un negro brillante que daba la ilusión de derretirse y subir por la hoja que era más afilada que cualquier cuchillo que jamás haya hecho, era un pedido especial le habían dicho al momento de confirmar la compra, tenía que ser sumamente filoso y bello. Y vaya que había cumplido con ello.

Un llamado a su puerta la hizo interrumpir su trabajo e ir arriba para abrir la puerta creyendo que era Bástian en una de esas tantas ocasiones en la que olvidaba sus llaves.

–Te he dicho que las dejes en un lugar que veas al momento de salir de casa, así no se te olvidarán, cariño–. Y abrió la puerta, pero del otro lado no había nadie. La calle estaba oscura y desierta salvo por las luces encendidas de sus vecinos que lentamente se iban apagando con el avanzar de la noche.

Cerró la puerta y en la cocina se sirvió un vaso de agua que no logró beber puesto que lo dejó caer cuando se azotó la puerta que llevaba al sótano, el agua salpicó sus zapatos pero el vaso no se reventó ante el piso de madera sino que rebotó.

–¿Bástian?–. Preguntó levantando el vaso y dejándolo en la isla, pero la única respuesta que hubo fue la del vaso contra la mesa.
Caminó hasta la puerta y la abrió de par en par, la luz se había apagado y lo único que veía era un inmenso agujero negro en donde se escuchaba el crujido de la madera.
–Cariño, te pedí que no me volvieras a asustar, aún tengo la cicatriz de la última vez… ¿Recuerdas?

Espero por la risa estruendosa de Sebastián pero nada. Descendió las escaleras y apresuró su mano al interruptor que estaba en la pared frente a la escaleras, todo está como lo había dejado a excepción de la cortina de plástico que había sido corrida otra vez como si alguien estuviese dentro.
Parece ver una sombra pero quizá ya era la tensión tan fuerte de la atmósfera. Sus manos sudaban y sus pies le pedían correr. Tomó un destornillador que estaba a la mano y se acercó lentamente a la cortina con la intención de retirarla pero una mano la rodeó por el cuello.

Un destello la hizo mirar hacia arriba, mismo destello era causado por el arma em la que estaba trabajando, quien la sujetaba iba a matarla. Olga forcejeo y detuvo el brazo de su agresor con su mano, era una pelea para ver quién ganaba en fuerza.
Estaba en la misma situación una vez más. Pero quizá se libraría con el mismo golpe. Con un último salto de fe, soltó el brazo de su agresor y lo codeó en las costillas de una manera tan veloz que no supo de dónde sacó la fuerza para hacerlo.

–Eres tú, –le dijo mirando a su agresor que se cubría con capucha negra–. Es imposible, estás en la cárcel.

Olga trataba de cubrirse del alcance de la hoja de la hoz pero una patada en su estómago la hizo caer al suelo. El atacante huyó velozmente dejando detrás de él un mensaje en la pared que Olga veía tirada en suelo: “TongueTwister”.

Bástian y su madre no lograron conciliar el sueño, no habían ni siquiera cerrar los ojos. Bástian no creía que esto fuera posible, dos ataques, un viejo asesino y nadie jamás habló de ello como si pudieran borrar su existencia, bien que les fue hasta ese momento. Pero todo parecía ser una coincidencia, los ataques y la señora Craven revelando un secreto a voces.

–Así es jóvenes–. Dijo el profesor Kane cuando escuchó los murmullos de sus estudiantes al escribir el tema de la clase de hoy. Bástian se reincorporó a su ahora, había olvidado por completo que estaba ya en el salón de clases, había comenzado el último año de preparatoria.
–El tema tan esperado y con el que arrancamos el curso–. Dijo Sebastián con una sonrisa mirando a Crystal y Olivia quien toda la mañana lo habían tratado de hacer sentir mejor. Su madre le había dicho que no faltara que todo estaría bien y que estaría siendo cuidado por la policía rondando cada media hora por la calle.
–Por lo que muchos esperaban en el semestre y la razón del proyecto de la unidad –dijo dejando su plumón sobre el escritorio y dejando ver el texto en el pizarrón: –Los Slashers. Después de torturarlos con Drama, Comedia y Tragedia caemos en esto que tanto les encanta, la farsa.

Todos rieron emocionados, unos más que otros, tan ordinario ya que aquellos estudiantes emocionados sabían y eran grandes fans del género.

–Este mes se lo dedicamos al Slasher y puedo ver lo emocionados que están. Es por ello que comenzaré sin más preámbulos este tema, es por ello que les pregunto, ¿Cuál es la base del Slasher?
Scarlett se adelanta a tomar la palabra interrumpiendo lo que Sebastián quería decir. –El Slasher trata sobre un grupo de adolescentes siendo acosados, acechados y o asesinados por un asesino, entidad, monstruo, demonio, fantasma y estos hacen todo por sobrevivir.
–Y claro, no hay supervisión paterna–. Añadió Camila ganándole esa misma oración a Roberto.
–Perfecto, el Slasher sabemos que ha sido un subgénero del horror, y el mayor exponente fue en los años ochentas y noventas cuando asesinos como Candyman, Jason, Freddy y Michael Myers mancharon los cines de sangre pero ¿Saben cómo se redefinió el género?
–Por Scream, de Wes Craven–. Respondió Olivia con esa dulce sonrisa que la caracterizaba.
–¿Y cómo fue?– Preguntó el profesor.
–Scream se burló, enseñó y cambió las reglas del género–. Bástian finalmente pudo tomar la palabra.
–Es correcto, cuando el género del Slasher ya estaba muy sobreexplotado y casi muerto, Craven, nos regala una obra de culto que nos redefine todo lo que sabíamos y estábamos acostumbrados del Slasher, –El profesor camina entre las mesas de sus alumnos que lo escuchaban atentamente. Los posters de películas de terror como Scream, Halloween, Negra Navidad y La cosa, entre otros, los ayudaban a entrar en la plática, –Scream nos da las reglas de cómo sobrevivir a una película de terror, pero supongo que alguno de ustedes ha notado la fórmula de nuevas películas de terror.

Todos se quedan callados mirándose entre sí, excepto Bástian que levanta la mano. –En Scream nos dan las reglas para sobrevivir a las películas de los noventa, no a las de ahora. Las películas de ahora como El legado del diablo, Babadook, Te sigue, Boda sangrienta, Los ojos en la oscuridad, Doce puertas, La calle del Terror, El ladrido del perro y muchas otras ahora nos revelan algo diferente y una nueva fórmula para el terror.

–¿Cuál es Sebastián?
–Cualquiera puede morir, y ahora sí lo cumplen las películas de terror, quienes creemos protagonistas o aquellos que ayudarán al o los protagonistas, mueren, ya nadie está a salvo, incluso el mismo protagonista.
–No he visto hasta ahora a nadie que se atreva a matar a un protagonista–. Añade Connor.
–Bueno si ha habido casos y son muy pocos, ahora el terror es más psicológico, se hace pasar a la persona protagonistas o personas, por un viaje que, si no los mata, los dejará con un problema psicológico. Ya no es lo mismo de antes, ya nadie vota por un final feliz o un final abierto, todos ahora hacen que haya un sacrificio. Igualmente ahora, si nos enfocamos en el género del Slasher, sí, cualquiera puede morir, ya nada salva a nadie, incluso a niños aunque eso es algo más retorcido pero poco a poco se ve más. Y el valor de la entidad, monstruo, fantasma, demonio o asesino es mucho más intensa, ya no hay períodos clichés en donde se sabe que alguien va a morir, puede ser a plena luz del día e incluso en donde haya demasiada gente, ya no se limita al horror hasta esperar en la noche y si no hay sorpresa y se respeta que un personaje se encuentre solo para deshacerse de él, se hace de la forma más llamativa, creativa y sangrienta que jamás se haya visto, ya no es una simple persecución que termina con un cuchillo en el pecho del personaje, ahora hay más elementos, más emoción, lucha, ahora no sólo la chica final es una guerrera sino también son los otros personajes incluso los secundarios, es por ello que el asesino significa ser un enfrentamiento mortal para ver quién gana, ahora aunque cualquiera pueda morir si sobrevive a un ataque será porque tuvo suerte y la próxima vez ya no será así.
–Bástian tiene razón–. El profesor toma la palabra sentándose sobre su escritorio-, El Slasher de ahora aunque tenga elementos cliché, siempre ofrecerá algo nuevo y encontrará la manera de reinventarse, los personajes deben ser más inteligentes, ya nadie se separa en películas de terror, ahora el asesino debe jugar de otra manera para cazar a sus víctimas y es lo que lo hace tan peligroso, el asesino ya no usa fuerza bruta, usa la inteligencia y eso es el verdadero terror. Antes las fiestas, el alcohol, el tener sexo, las drogas, el separarse o decir “enseguida vuelvo” eran signos de muerte pero en el horror moderno ya no es así, en el horror moderno cualquier cosa puede ser un signo de muerte, sorprender al espectador es la meta del horror y en los slashers está siempre una incógnita, siempre habrá un misterio que resolver del cuál debemos esperar todo menos lo obvio.
–Nada es lo que parece–. Dice Melinda después de escuchar todo.
–Ahí está, –Dice el profesor apuntando a Melinda–, Nada es lo que parece, nada ni nadie están a salvo y en el Slasher de descubrir un asesino, todos, absolutamente todos, son potenciales sospechosos y potenciales víctimas.
–¿Cuáles son las reglas para sobrevivir a este tipo de slasher pero actual?–. Pregunta Roberto.
–Ya no hay reglas–. Comenta Camila.
–Es correcto–. Sonríe el profesor.
–La regla es que ya no hay reglas, sobrevive quien sea inteligente y piense rápido, la película o serie acaba cuando se descubre al culpable, el origen del monstruo, su debilidad o se desenmascara, se lleva a la policía o muere enfrentándose en una épica lucha contra el protagonista y listo, todo ha terminado, es por ello que la clave está en investigar, descubrir y atrapar. Ya no hay reglas que aseguren que sobrevivirás, puede que seas el primero o primera en irse, puedes ser la o el protagonistas e incluso morir, puedes ser quien llega lejos pero simplemente muere, puedes morir a la mitad, nadie está a salvo en una película actual de horror. Siempre está la opción de luchar pero nunca sabes si estarás retrasando lo inevitable, un baño de sangre.
–Aunque si eres protagonista siempre sobrevives, al menos hasta cierto tiempo, ¿No es así? –Dice Lilian–, Hablo de que sí, el protagonista no está a salvo e incluso ahora morirá pero siempre sobrevive demasiado tiempo para lograr su cometido que es ser el blanco de los ataques, ¿Por qué lo hace? ¿No es mejor ir directamente por la persona en cuestión y ya?
–No tendría sentido–. Responde Crystal –La finalidad de un Slasher es hacer sufrir y prolongar el dolor lo más que pueda, es cierto que en muchas ocasiones esta persona misteriosa ha tenido la oportunidad de deshacerse de la o el protagonista pero no lo hace precisamente por eso, prolongar el sufrimiento de nuestra o nuestro héroe.
–Es correcto, Crystal–. Dice el profesor.
–Igual debemos recordar que son películas, necesitamos que dure para entretener al público–. Dijo Becca.
–Ese es otro punto importante –Señala Kane–, son películas y series, en la vida real han sido muy escasos ese tipo de sucesos.
–Como en Forest o Spring Heights–. Agrega July.
–Es correcto, fueron casos dignos que parecían salidos de películas de terror pero es la muestra viviente de que puede ocurrir en la vida real.
–¿Qué hay de TongueTwister?–. Preguntó Bastian. Todos lo miraron con duda, tampoco sabían de quién hablaba. Pero a diferencia de sus compañeros, Waggner, lo miró detenidamente de una manera casi extraña.

No había escuchado ese nombre en años, en especial porque había querido olvídalo.

–¿Quién?–. Dijo casi forzado.
–Ammm… es que el día de ayer…–. Su voz fue cortada por la campana. El señor Waggner lanzó un suspiro al escucharla y ver qué sus estudiantes ya estaban guardando sus cosas. Miró a Bástian con la duda de dónde lo había sacado, de quién lo escucho, o peor aún, no podía ser que lo haya visto. No sabía que había ocurrido. –Pueden retirarse, no vemos la siguiente clase y Bástian, –Lo miró, todos quedaron en silencio mirándolos fijamente–, quédate unos minutos, por favor.
–Nos quedamos contigo–. Dijo Crystal apretándolo gentilmente del hombro. Olivia sonrió también.
–Lo siento, chicas, solo Bástian.
–Estaré bien, gracias. Las veo en la tercer clase–. Igual los tres se separaban en su segunda clase del día, Olivia tenía Estudios sociales y Crystal tenía Biología.
–De acuerdo–. Dijo Olivia y ambas salieron del salón. En un instante estaban solos Bástian y Waggner nada más acompañados con los póster de horror.
–¿Puedo saber de dónde escuchaste de el?–. Preguntó sin mirarlo y solo dejándole ver su espalda al borrar el pizarrón.
–Por la señora Craven.
–Oh –Waggner lo miró, sentía que respiraba con tranquilidad–, entiendo. Ya es una mujer adulta y no sabe lo que dice.
–¿Por qué tanto problema con ese tipo?
–Es algo absurdo, no merece la pena ser recordado, recomiendo que lo olvides tú y tus amigos. Y también no hay necesidad de ir contándolo.
–De acuerdo.
–Puedes retirarte, Sebastián, lamento haberte distraído de tu siguiente clase. Te daré una comprobante firmado para la clase, cualquier comentario hablaré con tu maestro. Anda ve, no quiero que se te haga más tarde.

Lentamente en el pasillo se podía escuchar una melodía aumentando su volumen poco a poco, Sebastián no podía reconocer la canción pero eso no era lo que le sorprendía era el mismo hecho de que estaban reproduciendo música en la escuela. Sentía que poco a poco la iba reconociendo, le gustaba de hecho.

–¿Es algo nuevo para este semestre?–. Preguntó Bástian pero Waggner estaba igual de sorprendido que él. Waggner salió al pasillo junto con Bástian, ambos miraban hacia afuera al igual que otros profesores o chicos que se encontraban en el pasillo. La melodía subía lentamente hasta el punto en el que comenzaba a lastimarlos, el volumen cada vez que parecía subir al tope de su capacidad aumentaba más. Todos se llevaron las manos a los oídos, las bocinas en dónde se escuchaba la campana o los anuncios de la dirección, eran las encargadas de poner la música y estar dando el espectáculo de ahora.

Waggner caminó en dirección a la oficina principal de la escuela, Bástian se encontraba en el pasillo esperando, no sabía que hacer más que mantener sus manos sobre sus oídos. Pero así de la nada la música se detuvo, hubo un silencio que parecía irreal y después un grito que recorrió todo el edificio.

Bástian corrió en dirección de dónde venía el grito, el baño que estaba al final del pasillo, ahí la vio, era Becca parada en la puerta del baño llorando inconsolable, el aire se le iba y parecía que estaba teniendo un ataque.

–¿Qué? –Preguntó Bástian asustado–. ¡¿Qué sucedió, Becca?!
–E-está… –su voz se cortaba como un niño pequeño–, m-muerta.

Señaló al baño mientras seguía jadeando, los maestros corrieron en su ayuda y los alumnos salieron de los salones murmurando entre ellos.

Bástian abrió la puerta del baño y caminó dentro para encontrar tal horrible crimen, el cuerpo de Camila tirado en el piso del baño cubierta de sangre y glitter y en la pared estaba pintado una última palabra: “ha”.
Juntó todas las palabras y ahí estaba el mensaje final: TongueTwister ha vuelto.

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