Capítulo 10: Conversaciones.

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Estaba acostada en su cama, tranquila, mientras Mari estaba en la Universidad, tengo planeado desaparecer más o menos por dos dias, aunque luego me arrepienta por la cantidad de proyectos que tenga que hacer, pero prefiero desaparecer a estar ahí simplemente sin ánimos.

Escuché el timbre y fue extraño porque Mari no recibe visitas a esta hora ya que está en la Universidad, bajé y abrí la puerta, solo para encontrarme con la peor persona que podía ver en la tierra, mi madre, ella me mira con desprecio disfrazado.

-Quiero saber ¿Porque estas tu aqui?- pero ¿ella esta mal de la cabeza o necesita terapia?.

-¿tengo que recordarle que usted me hecho de casa?-pergunte mirándola incrédula.

-vamos mi niña yo no quise hacerlo solo que, la presión del momento me llevo a hablarte de esa manera- ella se está acercando a mi intentando poner su mano en mi mejilla.

-siéntate- digo mientras sostengo su mano derecha.

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Mari

Me encontraba en los pasillo de camino al comedor de la Universidad, pero me detengo cuando escuchó llamar mi nombre, me volteo a ver quien me llama, es Sam, una vieja amiga, la cual era estudiante de intercambio, pero regreso ahora permanentemente.

-¿que tal?- saludo un poco fatigada, los profesores me han puesto a dar vueltas todo el día, no beneficios de ser la mejor estudiante de mis diferentes clases.

-bien ¿y tu? Te  noto un poco cansada- ¿qué comes que adivinas? Me pregunto yo misma en broma.

-jaja adivinaste, me han puesto a dar vueltas todo el día-hablo con despreocupación como siempre.

-ah , y una pregunta- dice rápidamente.

-adelante- le dio permiso mientras caminamos hasta el comedor y nos sentamos en una mesa, hoy el grupo de tíos y tías majos que conocí antes en la fiesta del trabajo de mi padre, no había venido, puesto que tenían cosas que hacer, mayormente desayuno  con ellos.

-B-bueno quería preguntarte si tu ¿tienes novia?- la pregunta me tomo por sorpresa, puesto que, Amelia y yo no somos nada todavía, y es que ella no me lo va a pedir, tengo que ser yo.

-Por ahora no tengo- hablo con la verdad.

- bueno y ¿alguien te gusta?-ella me vuelve a preguntar.

-si- digo la verdad, otra vez.

-y ¿Quién?-¿porque tan interesada?, pregunté internamente.

-Amelia ¿porque?- continuó diciendo la verdad,pero esta vez noto como su rostro no cambia pero sus pupilas me dices claramente que está triste.

-Por nada solo era curiosidad, pero ya me tengo que ir porque tengo una clase muy importante- dice muy rápido.

-¿Ok?- digo con un tono de "no se que mierda ha pasado".

-¿Pero qué hise? - me pregunto a mi misma en voz alta.

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Amelia

-en verdad ,cariño, quiero que vuelvas a casa, tu hermanito te extraña, me pregunta por ti cariño,el quiere saber donde estas- dice con un amor falso.

-Solo quieres que vuelva por que si papá sabe esto se van a divorciar y tu no puedes perder tanto dinero, ni siquiera te importa Jonathan solo te importa el dinero que vas a perder- le aclaro mientras tomo mi café, preparado de la manera que le gusta a Mari, muy fuerte.

-¡¿Pero qué estas diciendo?! Soy tu madre como te atreves a pensar eso de mi - jaja que descarada.

- ¿Me seguirás manipulando? Mama ,si es que te puedo Seguir llamando asi, no quiero regresar a casa, solo es cuestión de tiempo para que papá lo sepa y ustedes se divorcien- digo con un tono tranquilo, como si me diera igual todo lo que pase.

-bueno, si asi lo quieres, así va a ser, espero que tengan cuidado, porque le haré la vida imposible y no podrán estar juntas- ¿me esta amenazando? Esta tía esta loca.

-Intentalo- le animo mientras abro la puerta para que ella pueda salir.

- no lo intentaré, lo voy a hacer- fue lo último que dijo Julieta antes de salir por la puerta, no la volvere a ver o eso pensaba.

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Estaba tranquila en el sofá de Mari, pensando, esto ya no me va a lastimar, ella ya no es mi madre, es simplemente una señora, la esposa de mi padre, Julieta Hernández, solo eso.

Mis pensamientos son interrumpidos por por la puerta, la cual estaba timbrando y miro la hora, inmediatamente ya se quien es, me levanto con un poco de alegría.

-Voy- digo  para que Mari no se desespere alla afuera.

Al abrir la puerta su cara es pensativa, me parece extraño porque ella siempre mantiene una cara de estar en otro mundo, ella entra y cierro la puerta, nos quedamos la una frente a la  otra, sostengo en mis manos sus mejillas.

-¿Qué pasa?- pregunto curiosa.

-nada ¿porque?- ella me responde.

- Es que te noto pensativa- digo con cariño mientras acaricio sus mejillas.

- bueno es que- ella duda por un segundo.

-tenemos que hablar- decimos al mismo tiempo.

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