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Deja que el humo salga por su nariz, tiene los ojos rojos y los restos de lo que fue una gripa que duró semanas.

Reborn llega a su lado, tiene que inclinar la cabeza para mirarlo, recarga el mentón en su pierna y lo mira travieso — ¿por que te acercas así? Pensé que después de la última vez ya no querías hacerlo conmigo.

El universitario entrecierra los ojos, le quita el cigarrillo de la boca y se sienta a su lado — ¿que te he dicho de fumar marihuana cuando vienes a verme? — sabe que no le gusta hablar tan abiertamente de su vida sexual por lo que le sorprende que siga — sabes que no es eso, Rub. Es que me gusta la exclusividad y se que últimamente estás viendo a alguien — se encoge de hombros — tiene que ser especial si me cancelas para verlo.

Rubén muerde su labio para no decirle que puede darle esa exclusividad que pide, no es bueno haciendo promesas y no quiere romper las que le haga a él. — es un amigo, se llama Juan.

— ¿te gusta o algo así? — lo ve apagar su porro en el suelo, entrecierra los ojos porque ahí van sus ahorros de la semana, arrojados a metros de distancia.

— No, de verdad es un amigo. Me trata muy bien y no me juzga por lo que me hizo Samuel, es comodidad — se encoge de hombros.

Los dos se quedan en silencio, ninguno quiere hablar de eso pero ahí está el tema, flotando entre ellos.

— ¿hablaste con Quackity? — la voz se le vuelve suave, tranquila, reconfortadora.

— Siendo sincero, no puedo ni verlo — suelta un suspiro y se revuelve el cabello — se que no es su culpa pero siento mucha vergüenza.

Reborn le acomoda el cabello con cariño, toma una de sus manos para que se concentre en su tacto y no vaya a lastimarse con las uñas como hace unos días — ¿tu amigo no dijo que eras arte?

Su rostro se enrojece de inmediato y no duda en darle un manotazo haciéndolo soltar una carcajada — deja de burlarte, ya recordé porque no te contaba nada.

Vuelven a quedar en silencio cuando ven a Samuel pasar frente a las gradas, Rubén baja la mirada pero Jack se la sostiene. No lo ve pero lo siente acercarse.

— Buenos días, Renato.

— Presidente — le dice a modo de saludo, con el sarcasmo escurriéndose en los bordes de la palabra y esa sonrisa que lo cautivó la primera vez que lo vio.

— No sabía que los universitarios podían visitar nuestra escuela cuando quisieran

— Son las ventajas de ser el ex presidente, que le puedo decir. A demás solo vine a ver a mi amigo, socializar no es ilegal — le pone una mano sobre la suya que esta sobre su rodilla, aprieta los labios.

— Su amigo debería estar en clase, señor.

— Usted también señor presidente, ¿quiere jugar un juego conmigo? Apostemos algo ¿quien cree que pierda más? ¿el alumno irregular o el presidente que se salta las clases "para convencerlo" de entrar a las suyas? Bien podría decir que solo lo está usando de pretexto — hace las comillas con los dedos.

Samuel suelta una risita amarga e ignora a su acompañante, se inclina levemente hacia donde el está — deberías entrar a clases, Doblas. No puedo seguir justificando tus faltas.

— Nadie le ha pedido que lo haga, presidente. Si tengo problemas me enfrentaré a ellos en dirección, no frente a usted.

Samuel hace el amago de una sonrisa pero al final notan que es más una mueca, se va con la frente en alto, como si no hubieran afectado su ego.

Reborn suelta un bufido cuando lo ve a unos metros y susurra — es un idiota.

El prefiere no decir nada, ve al universitario ponerse de pie — tengo que irme, no quiero verlo regresar con guardias de la escuela. — el asiente antes de sentir la mano en su mentón. Reborn lo hace mirarlo para que sea más fácil darle un beso en los labios. — Eres arte ¿de acuerdo? No lo olvides. — sacude su mano antes de irse.

Rubén suelta un suspiro y se pasa las manos por el rostro, se toca las mejillas y las siente hervir.

Pero Juan es solo un amigo ¿cierto?

Y es normal no sacarse de la cabeza a un amigo ¿verdad?

NudesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora