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Louis era bueno. Estaba a punto de convertirse en el piloto más exitoso de la Fórmula 1. Tenía un camino claro: batir algunos récords, ganar la mayoría de las carreras y volver a repetirlo todo al año siguiente.
Por supuesto, ahí es c...
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Cuando terminaron de cenar, Harry detuvo a Louis antes de que llegara a la puerta del coche. "Yo... en realidad me preguntaba si querías venir a dar un paseo conmigo", dijo Harry, agarrándose a la parte superior del brazo de Louis. Se estaba sonrojando furiosamente.
Las mejillas de Louis se acaloraron y sus ojos se dirigieron de inmediato a la gran mano de Harry en su bíceps, cuyos dedos sujetaban suavemente la camisa de Louis.
"Por supuesto" dijo Louis, volviendo a colocarse al lado de Harry. Todos los paseos contigo. Se golpeó el cerebro con un palo mental.
"Perfecto", dijo Harry con una sonrisa socarrona, y soltó a Louis para ofrecerle su propio brazo.
Louis dejó que sus dedos se aferraran a la curva del codo de Harry, la suave tela de su camisa transparente rozando las yemas de los dedos de Louis.
"Hay un sendero aquí en Williamstown, a sólo una manzana de aquí pensé que podríamos ver la bahía de cerca."
"Por favor, guíenos, Sr. Styles".
"Vaya, gracias, señor", Harry se agachó de forma impresionante y señaló hacia delante con la cabeza inclinada. Louis resopló.
"Eres extrañamente flexible".
"Es el yoga", comentó Harry con sorna, abriéndose paso hacia delante.
Louis definitivamente no pensó demasiado en Harry en ciertas posiciones de yoga porque eso habría sido incorrecto y no muy aceptable para dos amigos.
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"Ya hemos hablado de mí. Sigamos contigo", sugirió Harry diez minutos después. Caminaban plácidamente por el muelle, escuchando los ruidos de la ciudad y alguna que otra ráfaga de viento. Louis incluso dejó que sus manos permanecieran todo el tiempo junto al pliegue del brazo de Harry.
"¿Qué hay de mí?" preguntó entonces Louis, sintiendo cómo se le tensaban los músculos de la espalda. No es que no le gustara compartir, pero le daba miedo saber hasta dónde llegarían antes de que Harry cavara demasiado hondo y descubriera también las partes feas.
Era una de las razones por las que se mantenía alejado de hacer demasiados amigos. Pero también confiaba en Harry. No estaba preparado para compartirlo todo. El tiempo no había curado todas las heridas, especialmente la más profunda.
"¿Por qué te dan miedo las tormentas?" Preguntó Harry suavemente, sin mirar a Louis; en su lugar, miraba fijamente los barcos y las luces del resto de Melbourne, que pasaban lentamente. Todo, excepto Louis, parecía fluir lentamente.
Louis respiró, dejó que sus latidos se ralentizaran y su espalda se relajara. No tenía por qué estar siempre tan asustado. El pasado no podía hacerle daño, como insistía su terapeuta.
Miró también las luces y los barcos: "Me estrellé bajo una tormenta eléctrica".
Hubo un compás, Harry caminó más despacio y se giró para mirar a Louis, sus ojos embelesados sólo le prestaban a Louis toda su atención. Era abrumador, como todo en Harry. "¿En Bahrein?"
